El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, presidirá este domingo la misa de envío de seis argentinos que irán como misioneros a la Amazonía peruana.
Domingo de envío para la religiosa Sara Dalzotto
La misa de envío será a las 10 en la catedral metropolitana de Buenos Aires, y estará presidida por el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea.
Los misioneros que recibirán el envío son Alejandra Aqueveque, Néstor Edgardo Castro, Claudia Novarino, hermana Sara Dalzotto, Flavia Cuadro, y María Celeste Peryra.
Todos ellos ejercerán su misión en el vicariato Puerto Maldonado, uno de los ocho vicariatos peruanos, tuvo su origen en 1900, cuando el papa León XIII creó la “Prefectura Apostólica de Santo Domingo del Urubamba”.
En 1913, el papa Pío X le cambio el nombre a “Vicariato Apostólico del Urubamba y Madre de Dios” y en 1949 recibió el nombre actual: Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado.
Desde sus orígenes, el vicariato apostólico estuvo bajo el cuidado pastoral y organizativo de la Orden de Predicadores (los “dominicos” quienes fueron la primera orden religiosa que llegó a Perú en comienzos del siglo XVI). Hoy también trabajan en él otras órdenes religiosas, masculinas y femeninas, sacerdotes diocesanos, catequistas, laicos comprometidos, asociaciones diversas.
La población total estimada del vicariato apostólico es de casi 350.000 habitantes, diseminados en el extenso y fragmentado territorio de más de 150 mil kilómetros cuadrados.
Las últimas décadas del siglo XX han estado marcadas por nuevas importantes iniciativas. En la formación de la Iglesia local se destaca la creación de las “Comunidades Cristianas Campesinas”, la fundación del Seminario y el establecimiento del Monasterio de monjas dominicas de vida contemplativa.
Y entre las actividades sociales resalta la creación de Cáritas Puerto Maldonado. En 1992 se inició el Proyecto Integral de Salud de la Amazonía Peruana (PISAP), que establece infraestructura y personal sanitario en numerosos puntos del vicariato. El vicariato cuenta con muchos logros en el campo educativo, plasmados en múltiples actividades, como la construcción de escuelas y colegios.
Los misioneros
Están destinados a la comunidad Mantaro: Sara Rosa Dalzotto, entrerriana, religiosa del Instituto Terceras Mercedarias del Niño Jesús, tiene 74 años y pertenece a la Congregación de Derecho Pontificio. Recibió su formación Pastoral y catequística en Institutos eclesiales.
Es maestra para la enseñanza primaria y profesora de Filosofía y Pedagogía. Tiene experiencia de 30 años en educación y en conducción institucional. Está jubilada en las tareas docentes desde hace más de diez años.
Realiza trabajos de animación educativa y acompañamiento a equipos de conducción y de animación pastoral educativa hasta el presente. Participó en varias misiones específicas en tiempos de receso escolar, organizadas por tres años consecutivos en el mismo lugar, en la Argentina.
Claudia Novarino, laica misionera adgentes de 44 años, oriunda de la diócesis de Río Cuarto. Comenzó su formación en 2017 en el centro de formación misionera AG Región Centro.
Es licenciada en enfermería, con 25 años de trayectoria de trabajo en hospitales públicos, (internación, emergencia, pediatría, ginecoobstetricia, quirófano, inmunizaciones)
Tiene experiencia misionera Ad intra y Ad Extra (dentro y fuera del país). Realizó junto a otros misioneros un viaje de misión itinerante a Bolivia y parte de Perú, conociendo las distintas realidades pastorales, cultura, formas de vida.
En su experiencia pastoral se destacan el ministerio de música, jóvenes, niños, Consejo Pastoral, Misión Adgentes, Pastoral de adicciones, Pastoral de embarazadas y primera infancia, catequesis de adultos, Cáritas, acompañamiento familiar, UEAM (Unión de Enfermos y ancianos Misioneros), misión, acompañamiento en los barrios marginados de su comunidad, y Pastoral de la Escucha.
María Celeste Pereyra, de 49 años. Es licenciada en Trabajo Social, con experiencia en pastoral aborigen y de adicciones. Coordina un centro de integración familiar.
Es misionera permanente en el Chaco argentino. Integrante de la fraternidad misionera diocesana de San Roque. Hace 25 años vive en comunidad en zona de monte de la diócesis de San Roque, animando las comunidades de los parajes del monte y acompañando grupos de jóvenes y niños aborígenes Wichi. Participa junto a su compañera de comunidad en la pastoral misionera animando organizando las misiones los encuentros la formación.
Irán a la Comunidad Chirumpiari el matrimonio de Alejandra Susana Aqueveque de Castro y Néstor Edgardo Castro, miembros del Equipo Diocesano de Misiones como delegados de Familias Misioneras.
Néstor Edgardo Castro tiene 49 años y es técnico en construcción, y Alejandra Susana Aqueveque de Castro tiene 48 años, es profesora de educación inicial con postítulo en gestión y conducción educativa.
Ambos se formaron en el seminario catequístico diocesano (3 años de duración), hicieron el curso bíblico de la Universidad Kerygma (2 años de duración), y los cursos de la Universidad de Cuyo: "Querida Amazonía" y "Discípulos misioneros". Participaron en los 5 Comina y en el CAM 1 (Paraná).
Ambos poseen experiencia pastoral como catequistas de iniciación y confirmación, en la liturgia de la música, son profesores de formación cristiana en escuelas católicas privadas, coordinadores de grupos misioneros y de jóvenes.
También tienen experiencia en misiones de verano en distintas provincias de la Argentina. Estuvieron durante un año de misión en Angola (África), misiones en zonas rurales.
Flavia Andrea Cuadro los acompañará en la comunidad Chirumpiari. Tiene 49 años y es oriunda de la arquidiócesis de Córdoba. Es madre, laica y misionera. Su experiencia es de 35 años de pastoral en grupos misioneros, familias misioneras.
Además es catequista, y en pastoral misionera ha servido en diversos grupos: Scouts, carismáticos, catequesis, fue coordinadora juvenil, trabajó en la mesa social zonal, en la astoral de Coro y canto, Legión de María, Cáritas, economía social y solidaria, Liga de Madres y misiones rurales.
Es profesora en nivel elemental, estudió psicopedagogía y posee formación en asistencia a la víctima del delito, familias ensambladas y divorcio, prevención de riesgos y emergencias.
Recibió una diplomatura en violencia de género, prostitución y Trata de personas, estudió misionología y formó parte de la Infancia y Adolescencia Misionera.
Los primeros en salir
Un sacerdote y una religiosa fueron enviados los primeros días de abril a su misión en la Amazonía peruana.
Hacia la comunidad Mantaro fue enviado el padre Juan Manuel Ortiz de Rozas, de 43 años, sacerdote de la diócesis de San Isidro desde hace 12 años.
Estudió medicina hasta el cuarto año de la carrera. Estuvo siempre en parroquias en contexto de pobreza en el Gran Buenos Aires y participa activamente en la pastoral de adicciones de la diócesis y en la comisión nacional de drogadependencia. Durante seis años formó parte de la Comisión Nacional de Drogadependencia.
En su último destino pastoral fue párroco de Nuestra Señora del Carmen en San Fernando. Participó de diferentes misiones en las provincias de Buenos Aires, Neuquén, Catamarca, Salta, Corrientes y Chubut.
Hace cuatro años (febrero del 2017), con un sacerdote amigo, realizó una experiencia de 10 días en Yurimaguas, otra zona de la selva amazónica peruana.
La hermana Mayra Lorena Monsalve, por su parte, será enviada a la comunidad Chirumpiari. Tiene 43 años y es religiosa de la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas.
Es profesora de Ciencias Sagradas. Trabajó en la Coordinación y animación en Pastoral Educativa. Fue Integrante del equipo de Animación Misionera en la congregación (Referente de la Misión Sur), del Movimiento misionero “Piedras Vivas” animación solidaria con niños, jóvenes, universitarios y adultos en Córdoba, Río Cuarto, Buenos Aires, Villa María, Villa Nueva y Chile.
Realizó acompañamiento espiritual y asistencial en Hogar Pereyra, con niños judicializados en Lomas de Zamora, Buenos Aires, y en los Centros de rehabilitación “Hogar Nazaret” y “Fazenda de la Esperanza”. En Villa María y Villa Nueva, trabajó junto a jóvenes y familiares en prevención de las adicciones y consumo de narcóticos y estupefacientes.
En el asentamiento Villa del Sur, realizó promoción y trabajo con mujeres, y en el Hogar Niño Jesús, acompañamiento espiritual para mujeres de la tercera edad, talleres de espiritualidad, arteterapia y música.
Realizó trabajo en red con Cáritas diocesana y CAJ (Centro de Asistencia Jurídica) Villa María y animación del proyecto Solidario Misionero en merendero “Madre Tránsito” para gente en situación de calle y migrantes en Santiago de Chile.