Estamos en una era de profunda revisión sobre los vínculos emocionales y sentimentales entre las personas y de reflexión sobre cómo hacerlos más saludables. El gran tiempo del replanteo vincular abarca relaciones de pareja; entre padres, madres e hijos; amistades; en el trabajo; dentro de equipos deportivos; y muchos más. Al menos en las relaciones más intensas, la tendencia histórica pide vínculos afectivos sanos y no tóxicos. Ese es, precisamente, el tipo de lazo emocional que nos une a millones con nuestra Selección de fútbol, y por eso tenemos que ir a un amor con la Scaloneta que goce de buena salud.
Un amor sano por la Scaloneta
Por Ramiro García
"La unión que hay desde hace un tiempo es algo muy lindo", dijo un Messi feliz sobre el amor con la gente.
Necesitamos ese amor libre de la toxicidad que está siempre al acecho, azuzada por el exitismo de nuestra cultura y la mala fe de no pocos agitadores mediáticos, mal llamados periodistas. Este Mundial Qatar 2022 es la ocasión exacta para demostrarlo.
Que esta generación de jugadores se ganó el corazón de la gente está ya repetido y es indudable. El apoyo popular excede y antecede, inclusive, la Copa América ganada en 2021. Si recordamos la eliminación en Rusia 2018, una vez digeridos el dolor y la desilusión, el aguante a la Selección no tardó en regresar. Después vendrían para reforzarlo los buenos resultados y, por supuesto, la inolvidable final feliz en el Maracaná.
Fue crucial haber dejado atrás el cáotico período de seis directores técnicos en una década, desde que El Diego se puso el buzo en 2008 hasta el lamentable paso de Sampaoli y su retirada en 2018. La llegada de Scaloni con un proyecto a mediano plazo, el recambio casi completo de jugadores, la formación de un grupo humano muy unido en el plantel, y por supuesto las victorias, renovaron la ilusión y reavivó el amor.
El broche de oro del proceso lo sabemos, esperamos y deseamos todos. Fundamentalmente, porque lo merece el mejor jugador del planeta, que nos hace felices, nos emociona e ilusiona cada vez que lo vemos. Es justo y necesario. Y, además, es perfectamente posible. Más aún si, como a mi entender debe ocurrir, la Selección logra elevarse un escalón más a un nivel que hasta ahora no llegó a desplegar, pero para el que tiene sobradas condiciones.
Quizás la liberación de toda la potencia y la magia de la Scaloneta esté siendo algo trabada por la inimaginable presión que evidentemente sienten ese cuerpo técnico y esos “26 guerreros” al decir del ‘Cuty’ Romero. Lo sugirió Scaloni después del partido con México, cuando pidió “transmitirles tranquilidad” a los jugadores y envió su mensaje al pueblo futbolero: cuidémoslos. Algo cambió desde entonces y se vio en la conferencia de Leo Messi post-Australia. Sonriente y distendido, valoró: “Es una hermosura poder compartir estos momentos con mis compañeros y la gente. Esa unión que hay desde hace un tiempo es algo muy lindo. Es increíble cómo viven cada partido. Cómo nos transmiten esa alegría, esa pasión y esa energía”.
Detrás de las palabras del 10 se oye: se puede. Podemos mantener un amor sano con la Scaloneta y junto con eso (tal vez, en cierta medida, gracias a eso) podemos cumplir el sueño.