“¿A cuántos incluís cada vez que decís todes y a cuántos dejás afuera? Si no se habla el mismo idioma, difícil que surja una identificación. El precio de sentirse inclusivo se paga caro: dejás afuera a muchos que todavía no resolvieron demasiados quilombos como para seguirte el tren. No me terminó de cerrar el feminismo y ya me estabas corriendo con la movida no binarie. Aclaremos algo: la mayoría de la gente no está en contra de estas causas. Tampoco están a favor. Simplemente son causas ajenas, amorfas, extranjeras. La mayoría no las abraza simplemente porque no les generan ni fu ni fa. En todo caso está claro (para nos, los politizados) que no son causas en detrimento de la justicia social, pero que son percibidas como grandes distracciones: ¿Qué estabas haciendo mientras yo le quedaba debiendo al almacenero porque la yerba se me fue a 500 pesos?”, escribió en una extensa columna de opinión la militante peronista, estudiante de Ciencias Políticas y emprendedora Mayra Arenas, que se hiciera conocida en 2018 gracias a la viralización de su charla Ted titulada “Qué tienen los pobres en la cabeza”.
Miradas: Crisis de representación
Por Luciana Actis
En el posteo, que tituló “Apuntes del escenario político”, la referente hizo un repaso crítico por los distintos factores que desencadenaron en el bajo rendimiento del Frente de Todos en las elecciones del domingo pasado y en la ¿sorpresiva? crisis que se desató en estos últimos días. Y más allá de que todo lo vertido por Arena no tiene desperdicio, me interesaría hacer hincapié en un concepto que vengo sosteniendo desde hace tiempo: la confusión que generan los conceptos derecha e izquierda, que jamás tendrán sustento cuando un gobierno intenta aplicarlas a la realidad nacional. En el contexto actual, es difícil situar espacialmente las ideas (¿a la izquierda o derecha de quién o de qué?), cuando se han desarrollado tantos movimientos políticos y sociales cuyos vectores atraviesan a los sectores más amplios.
Hace un tiempo atrás, en esta misma columna, me preguntaba: ¿es de izquierda o derecha quien luce un pañuelo verde amarrado en una muñeca, el cuello o la mochila? Y qué se puede decir de los curas de las villas, que llevan adelante una importante obra junto a los más vulnerables pero no están a favor del aborto. Sostengo que sería más importante levantar la cabeza y mirar hacia arriba, en lugar de seguir buscando enemigos por derecha e izquierda. Ya que un pañuelo verde, naranja o celeste camufla las verdaderas ideas de quienes los usan. Incluso, un banderín amarillo.
“El centro de la política peronista hace rato se viene corriendo hacia la izquierda, en especial desde lo moral/ideológico, mientras que permanece estancado en lo económico”, dice Arena. Y aunque no comparto el referirse a una tendencia política con las categorías vetustas izquierda/derecha, interpreto en sus palabras que la gestión de Alberto Fernández se ha vuelto completamente lejana a las problemáticas populares que son las problemáticas de los de abajo: abraza luchas de minorías con la que las mayorías no se identifican y, por otro lado, desatiende las urgencias que aquejan a los sectores populares: Economía, Seguridad, Educación y Salud. En 2019 al Frente de Todos se le encomendó que solucione las deficiencias en esos cuatro ámbitos. Sin embargo, continuó la línea cambiemita, que ahora intentará instalarse como la solución.