Después de demasiados años, el peronismo entrerriano parece encaminarse hacia el pasado para encontrar su propio futuro. Los desastrosos resultados de las últimas elecciones aceleraron un proceso que tiende a buscar nuevamente el compromiso militante en el lugar donde lo encontró siempre: en las elecciones internas. Como antes.
El peronismo en busca de futuro
Aquello que fuera la fuerza impulsora del movimiento parece estar volviendo a sus fuentes. El peronismo de la provincia de Entre Ríos está tomando la posta para intentar devolverle vigor a un partido que reclama la participación de la militancia.
Gustavo Bordet, en este caso como presidente del PJ Entre Ríos, la semana pasada abrió públicamente un debate que permanecía cerrado hace mucho tiempo al interior partidario.
El anuncio de habilitar elecciones internas dentro del partido que gobierna Entre Ríos desde hace casi 20 años es una apuesta fuerte al futuro del Justicialismo en esta provincia.
El debate no será sencillo. Pero es parte de una deuda que nació con la Ley Castrillón, y que la comodidad de ser el partido gobernante fue arraigando a fuerza de cargos y listas armadas sin discusión.
Todo eso terminó haciendo un partido “gordo”, cómodo en sus cargos y que dejó lejos el compromiso militante de los peronistas que pedían ser parte del movimiento, pero desde otras vertientes, más allá de la línea oficialista.
Bordet giró la llave que podría devolverle al peronismo la mística de la militancia en las calles. La de la gente que se compromete con sus vecinos en los barrios, cara a cara, y ya no a través de un acto por streaming o a través de las redes sociales.
El peronismo adoptó dogmáticamente, y como fórmula de éxito asegurado, el método Duran Barba para hacer campaña, creyendo que con publicidad, Instagram, Twitter y Facebook podría batallar en un terreno que fue creado, explotado y usufructuado a la perfección por Cambiemos.
A cambio, abandonó el único terreno donde el peronismo ha sido siempre fuerte: la calle y la gente.
La falta de integración de las listas perdedoras en cada elección primaria, dejó secuelas que no se solucionaron con promesas de cargos en el gobierno.
Será esa la primera necesidad de reformar puertas adentro. El PJ entrerriano pide la integración de las minorías en las listas que participarán en las elecciones generales.
El debate promete una discusión que podría alcanzar, no solo la reforma de la Carta Orgánica partidaria, sino la forma en que se conformarían las listas de todos los cargos a elegir.
La separación de la lista de Diputados de la fórmula para gobernador y vice, por ejemplo, supondría el retorno de un gobierno por consenso, y no solo un espacio donde se votan las directivas del Ejecutivo.
La falta de oportunidades desmotivó la participación. De nada ha valido hasta ahora conformar fórmulas en las PASO, si los perdedores no tienen ninguna garantía de ser parte del próximo gobierno.
Las internas históricamente movilizaron multitudes dentro del peronismo. Solo basta multiplicar la cantidad de municipios y comunas que tiene la provincia, por dos, tres, o cuatro fórmulas para intendente, o listas de concejales. Cada uno de esos espacios estará en las calles de sus pueblos y ciudades buscando el voto de su gente porque tienen la posibilidad de ser parte en las Generales. Todo eso implica movimiento militante.
Una militancia que no se le vio al peronismo en las últimas elecciones. Ni en las anteriores. Ni en la de los últimos 13 o 14 años.
Las reformas necesarias para que esto suceda no serán fáciles de conseguir. La modificación de la Ley Castrillón implicará debates y consensos en la Legislatura Entrerriana, con el 2023 a la vuelta de la esquina.
Bordet habilitó el debate, ahora resta conocer el grado de compromiso de la dirigencia de todos los departamentos para sumarse a la conformación de un partido renovado, que busque ser gobierno desde la participación, y dándole una oportunidad real a la militancia de ser parte de una propuesta surgida del compromiso de su gente.