En 2008 se estrenó la película “Ceguera”, dirigida por Fernando Meirelles, quien basó su relato cinematográfico en el libro de José Saramago, que recibió el premio Nobel de Literatura en 1998. El escritor portugués publicó su obra hace 25 años y recorrer sus páginas es sin dudas más impactante que lo que la pantalla grande pudo mostrar, acaso porque la lectura estimula de una forma extraordinaria la imaginación y el morbo.
Efecto coronavirus
Por Vanesa Erbes
En la trama de su relato, los personajes enfrentan la aparición de una ceguera blanca extremadamente contagiosa, que pronto se transformó en pandemia mundial, de modo similar a como ocurrió en las últimas semanas con el coronavirus, que llegó a más de 75 países, incluyendo Argentina.
Saramago definió su libro como “la novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada”, y un análisis del texto expone que “el profundo egoísmo que marca a los distintos personajes en la lucha por la supervivencia se convierte en una parábola de la sociedad actual, trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad física”.
En los últimos días, las noticias en los medios de comunicación dan cuenta de que más allá de la proliferación del COVID-19 (sigla formada por CO: Corona; VI: Virus; D: Disease; y 19: que alude al año en que se manifestó), también se expandió una ola de xenofobia hacia ciudadanos de nacionalidad asiática, especialmente los que provienen de China, y además hacia personas que se trasladan desde zonas en las que se registran contagios masivos.
“Que no vengan para acá a traer el virus”, es una de las frases que se expresa con asiduidad en diferentes lugares del mundo, en medio de la confusión que genera la irrupción de una enfermedad que ya causó miles de muertos.
Los ocho argentinos residentes en Wuhan que fueron trasladados a Ucrania para cumplir su cuarentena también sufrieron esta situación.
Tal como pasó con los personajes que José Saramago acuñó en su narración, el coronavirus también desnuda la miseria humana que imprime la discriminación, la marginación y la ruindad que esconde la naturaleza humana cuando no puede disimular su peor parte.
Entrerrianos que están en Europa exhibieron esta situación y advirtieron que esto suma un nuevo problema al que ya se generó con la aparición del virus, que a nivel global tiene un descomunal impacto social y económico. Elin Rodríguez, paranaense en Torino, comentó en una entrevista publicada días atrás que hubo agresiones hacia personas de nacionalidad china, e inclusive se registró el ataque a tres colectivos que arribaron desde Milán a una isla del sur de Italia, acusando a los pasajeros de portar el virus.
Ante este panorama, las autoridades tienen la responsabilidad de informar correctamente sobre los alcances y efectos del coronavirus, y como ciudadanos, debemos aportar nuestro compromiso para evitar el contagio del coronavirus y también de la xenofobia.















