El paranaense Matías Restano tiene 22 años, es estudiante, artista e hincha de River Plate hasta la médula. A los seis años, casi como un juego e inspirado en los dibujos animados del momento, comenzó a trazar sus primeras creaciones.
Matías Restano, trazos de un artista con corazón millonario
Por Valeria Girard
Foto UNO/Juan Manuel Hernández
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Hoy conjuga su hobby con su mayor fuente de inspiración: el club de sus amores: el Club Atlético River Plate.
Aunque incursionó en diferentes técnicas; como pintura en óleo, acrílico y diseños con lápices acuarelables, se definió por el dibujo y hoy, en sus tiempos libres, realiza caricaturas de sus ídolos: entre sus preferidos el director técnico del Millonario; Marcelo Gallardo, el volante Enzo Pérez, el arquero Franco Armani, el delantero Julián Álvarez, Juan Fernando Quintero y Jonathan Maidana, entre otros.
“Recuerdo que a los seis años ya me quedaba viendo revistas y hacía los dibujos que me gustaban, pero sobre todo cuando veía los dibujos animados como Bob Esponja o Los Padrinos Mágicos, me inspiraba en ellos. Además, veía el programa infantil Art Attack, en donde hacían maquetas, dibujos y los replicaba”, contó Restano a UNO.
En 2012 y hasta hace unos años concurrió a la academia de dibujo y pintura Italia Z. De Trocello. “Hoy día por el estudio y el trabajo me resulta muy difícil seguir concurriendo a la academia, pero aprovecho cada tiempo libre para retratar a los jugadores de River”, dijo.
Matías cursa el tercer año de la carrera de Contador Público Nacional en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos. “La profesora de la academia me decía que me veía como diseñador gráfico o arquitecto, pero esta bueno romper esquemas. Yo al dibujo lo tomo como algo recreativo, me genera calma y tranquilidad”, contó el entrevistado.
Eligió como modelos vivos a sus ídolos y se fue dando maña para que cada nuevo trazo fuera mejor que el anterior. Y así materializó el primero al que llevó al papel… Andrés D´Alessandro. “Vi una caricatura de D´Alessandro en Internet en la que tenía la camiseta del Inter de Brasil. Me gustó mucho, entonces la pase a una hoja y le hice la camiseta, short y medias de River y así quedó. No estaba haciendo caricaturas y me gustó un montón”, indicó.
“La primera vez que fui a la cancha de River fue a los 17 años. Fui con mi papá, mi hermano y dos amigos, era contra Newell´s, no me olvido más de eso. Esa y otras tantas veces viajamos con la filial de River de Paraná, a quienes estamos muy agradecidos porque gracias a ellos viajamos siempre cómodos, seguros y también porque ellos nos brindan mayores posibilidades de concurrir a la cancha. Y si me preguntas por el partido que más recuerdo en mi vida, sin dudas, la final contra Boca en el Bernabéu, una final histórica a tu eterno rival ante ojos de todo el mundo es algo que cualquier hincha de fútbol desea, y gracias a Dios, los fanáticos del Millonario fuimos privilegiados en eso, marcó un antes y un después”.
Matías jugó toda su infancia y adolescencia en el club Instituto de Paraná, luego dejó unos años y en este 2022 junto a un grupo de amigos armaron un equipo para jugar en una liga libre de la ciudad.
Técnica de dibujo
Utiliza la técnica de la ampliación. “Generalmente tomo una imagen y la amplío a una hoja más grande, con medición. En la foto chica mido desde una línea hasta un punto de referencia, por ejemplo la parte derecha de un ojo, a ese punto lo marco en la hoja para que todo vaya quedando a medida. Una vez que tengo los puntos claves comienzo a dibujar con lápiz la figura. Hice muchos trabajos con pintura en óleo, acrílico y lápices acuarelables, me quedé con ésto porque es lo que más se usa y me gusta. Los primeros son más para pintura en cuadros, yo opté por el dibujo”.
“Generalmente utilizo una hoja oficio y el tiempo para realizar el dibujo está relacionado con las horas libres que tenga para destinarle, pero en dos días si puedo dedicarle muchas horas, termino un diseño, si no en cuatro o cinco días, estimados. No tengo un lugar fijo en mi casa para dibujar, tengo un escritorio que es el mismo en donde estudio, pero utilizo distintos espacios dependiendo de la luz”, explicó.
“En las vacaciones de verano, con más tiempo, estuve haciendo caricaturas que vendí, vía Internet a distintos puntos del país mediante el sistema de envíos. Como recién empecé, los comercializo por el momento a 2.000 pesos cada cuadro”, contó.
Sus caricaturas y un sueño
Matías Restano tiene varios anhelos, pero su máximo sueño es que sus ídolos conozcan su trabajo.
“No he tenido hasta el momento la oportunidad. Pero pensarlo a Gallardo o a cualquier jugador con mi dibujo en sus manos o en una remera es algo muy fuerte, sería muy emocionante para mí y sin duda para toda mi familia. Mi amor por River es algo que yo traigo desde la cuna porque en la familia el equipo de fútbol es muy importante. Crecí con mis padres, tíos, hermanos y primos reunidos en cada fecha alrededor del televisor o en la cancha, salimos a festejar todos juntos los títulos, los goles, los campeonatos. Somos fanáticos. Un partido en el que River pisa el césped es para nosotros motivo de encuentro, de ansiedad compartida, de alegría y de unión familiar”, dijo el joven Restano.
Del origen del fanatismo familiar por el club de fútbol no se sabe fecha cierta, pero quienes conocieron a Carlos Restano, su abuelo, pudieron verlo de joven patear la pelota en La Balsa de Villa Urquizo, luciendo orgulloso su casaca rojinegra.
Para el Día del Padre, el artista le regaló un cuadro a cada uno de sus tíos; hizo dos del Muñeco Gallardo y uno de Enzo Pérez.
Matías no tiene referentes del dibujo y las caricaturas en las redes sociales. Su mayor admiración es por la profesora que lo acompañó en la profesionalización de sus trazos: Italia Z. De Trocello. “Me gusta mucho cada uno de sus trabajos y la capacidad que ella tiene para las diferentes técnicas y opciones de arte”, aseguró. Además de las caricaturas, Matías realiza paisajes y algunos retratos, como por ejemplo el de su hermana más chica; Loana.
“Dibujar me distrae, me despeja, me calma y particularmente los diseños relacionados con River me llenan el alma y el corazón”, concluyó.
En redes: Carpfanaticos_
Matías y su hermano Carlos tienen la página de Instagram Carpfanaticos_, especializada en subir fotos, video e información del club con casi 100 mil seguidores y están también en Facebook. Entre los seguidores están algunos jugadores del Millo, como Bruno Zuculini, Julián Álvarez, Benjamín Rollheiser y Ezequiel Centurión.
El dibujo, siempre el dibujo
A fines de 2017, un canal inglés, ITV, produjo uno de esos programas que cautivarían a cualquier platea futbolera: “La historia de las figuritas de fútbol”. Como era de esperar, la edición mencionó especialmente a Panini, la empresa italiana que en 1961 comenzó a producir las figuritas del fútbol italiano y que desde 1970 acuerda con la FIFA la confección de los álbumes de cada Mundial. De aquellos ocho hermanos de Módena que construyeron la empresa, cuatro mujeres y cuatro hombres, solo quedó el apellido. En 1988, poco antes de morir, los Panini vendieron la empresa sin saber que el fútbol se encaminaba a construirse en una de las principales industrias del espectáculo, aunque las figuritas ya venían desde antes: casi que nacieron junto al fútbol.
En Argentina, todavía nadie se lanzó a realizar un documental parecido, pero existe el libro Malditas difíciles, publicado en 2004 por uno de los mayores coleccionistas del tema, Rafael Bitrán. El título hace referencia a lo que entonces era un anzuelo de las empresas argentinas que hacían las figuritas, todavía en tiempos sin derechos de imágenes.
Quienes tienen más de 40 años habrán escuchado de sus padres hablar de aquellas “díficiles”, figuritas que se podían cambiar por 30 o hasta 50 de las “fáciles”. Alguna vez, la imagen inaccesible fue la de Albert Mwanza Mukombo, defensor de Zaire del Mundial 74; otras, la de Sepp Maier, arquero de Alemania en el Mundial 78; también la de Enzo Ferrero, delantero de Boca en 1973; y hubo miles de chicos que no pudieron completar el álbum porque les faltaba la de Juan Carlos Puntorero, mediocampista de Atlanta en 1964, o la de Jorge Carrascosa, defensor de la selección argentina en 1976. Ya en tiempos actuales, de acuerdos comerciales a cambio de cientos de miles de dólares, las difíciles no existen. Sin embargo, el recuerdo de su niñez llevó en la década del 80 a Julio Velasco, luego entrenador de la selección argentina e italiana de vóley, a preguntar en una visita a la planta de Panini en Módena –donde vivía y dirigía al equipo local– por qué había figuritas más complicadas que otras. Con decoro, le respondieron que era por una incapacidad de la empresa, pero en verdad era una pregunta equivocada: Panini, que nunca tuvo difíciles, recién llegaría a Argentina en los 90. Parece mentira, pero aún con la evolución de la tecnología, con la cantidad de cámaras profesionales, las innumerables funciones de los aparatos y las diferentes opciones, la caricatura continúa captando la atención de la gente. Por mucho tiempo la única forma de conocer el rostro de los jugadores de fútbol y de los deportistas en general, era a través de las figuritas, que contenían la foto de los jugadores pero también había caricaturas, y muchas veces eran las más difíciles de conseguir para poder completar los álbumes. Muchos nostálgicos recordarán la época en que los partidos se escuchaban por la radio y los oyentes sólo conocían el nombre y apellido de los jugadores, pero no su imagen, el dibujo allí se tornaba fundamental, porque era la única vía para conocerlos.