La basílica y santuario nacional de Nuestra Señora de Luján celebrará este fin de semana las fiestas patronales en honor de la Virgen. En ese marco, el sábado 7 de mayo a las 15, los obispos de la región participarán del cambio de manto y de la misa de envío misionero de imágenes peregrinas de la Virgen de Luján hacia cada una de las diócesis que conforman la Región Buenos Aires, que estará presidida por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig.
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A las 21.30 se desarrollará el living de la Virgen, un espacio de oración y reflexión con perspectiva histórica, que animará la vigilia en honor de la Virgen y estará guiado por los sacerdotes de la basílica, presbítero Lucas García y presbítero Sebastián Ríos. A las 23 se rezará el rosario de luz, y a la hora cero del domingo, se ofrecerá un canto a la Virgen para comenzar el día de la fiesta central.
El 8 de mayo, día de la fiesta de la Virgen de Luján, a las 14 se efectuará la procesión desde la plaza Colón hasta el santuario. La misa central será a las 15.
A las 18 se rezará el rosario dedicado a Nuestra Señora de Luján. Habrá misas en el santuario a las 8, a las 9.30, a las 11, a las 13, a las 15, a las 17 y a las 19.
Historia
Según el sitio del Santuario de Luján, un hacendado portugués, Antonio Farías de Sá, vecino de la ciudad de Córdoba del Tucumán, encargó a un paisano suyo, residente en Pernambuco (Brasil), una imagen de la Virgen María en la advocación del misterio de la Purísima Concepción para ser expuesta a la veneración en la capilla que estaba construyendo en su estancia del pago de Sumampa (Santiago del Estero). Desde Brasil se le envió la imagen pedida y otra más de la Maternidad de la Virgen, acondicionadas separadamente en dos cajones, que desde el puerto de Pernambuco fueron transportadas a Buenos Aires en el navío del capitán Andrea Juan, el cual arribó a destino por el mes de marzo de 1630.
En el camino real a Córdoba, allá por principios del mes de mayo, cuando la tropa de carretas se encontraba a orillas del Río Luján, en un paraje denominado del “Árbol sólo”, la imagen que representaba la Inmaculada Concepción determinó quedarse milagrosamente en aquel lugar para amparo y veneración de los pobladores de la zona. Convirtiéndose con el paso de los años en Patrona del antiguo Virreinato del Río de la Plata; y luego de las repúblicas hermanas de Argentina, Uruguay y Paraguay.
Los bueyes de la carreta que transportaba las imágenes en un momento no pudieron siquiera moverse. Descargado una de los cajones continuaba sucediendo lo mismo. Pero al hacerlo con el que contenía la Inmaculada Concepción, la carreta rodó sin dificultad alguna. Lo mismo sucedió cuando colocaron arriba el otro cajón con la Maternidad, por lo que continuaron el viaje con ella sola hasta su destino final, los pagos de Sumampa. Este es precisamente el origen del Santuario de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, en la provincia de Santiago del Estero, compañera de viaje de la Inmaculada Concepción de Luján.
El primer sentimiento que embargó el corazón de los troperos y demás personas presentes fue el asombro; y después de las consabidas demostraciones de devoción y respeto, entendiendo que aquella imagen de la Purísima Concepción deseaba quedarse en ese preciso lugar, resolvieron trasladarla a la casa de la estancia de la familia Rosendo. Se trataba de la población más próxima a la vera del camino real, llamada también entonces, por su ocupante actual, de Bernabé González Filiano. Allí la depositaron, en el mejor lugar de la vivienda, y le improvisaron un precario altar, donde comenzó a ser venerada la Santa Imagen.