La pandemia por coronavirus hizo que muchas cosas cambien en las personas en Argentina y en todo mundo. Formas de vida y una que realmente tomó diversas formas e importancia son los entrenamientos individuales o en grupos ya sea correr, caminar o realizar ejercicios. La actividad física es considerada un derecho humano, cuya práctica debe estar fomentada para garantizar una mejor calidad de vida y protección a la salud: y durante la pandemia muchos gimnasios estuvieron cerrados y algunos nunca más volvieron a abrir sus puertas por lo económico, ante la imposibilidad de trabajar durante meses.
Los gimnasios al aire libre son una tendencia
Luego comenzaron a ver la luz y reinventarse para seguir dando un servicio a la comunidad. Muchos comenzaron a realizar actividades al aire libre y de esa manera mantener el distanciamiento pedido y con un contacto directo con la naturaleza. También otros tantos pelearon con las mejores armas para que sus salones puedan abrir y dejar en claro que ellos también eran importantes para el cuidado de las personas.
Un trabajo largo y que tras meses pudieron abrir con protocolos bien claros y que tratan de cumplir en todo momento para no sufrir algún nuevo cierre, en tiempos en que todo ya está abierto.
Pero también otros gimnasios, en este caso de Paraná, comenzaron a ofrecer clases en espacios al aire libre, como parques y plazas de barrios, a fin de mantener el lazo con sus socios, que pueden ejercitarse en condiciones seguras y con protocolos en el marco de la pandemia.
Hoy en día la situación epidemiológica mejoró, pero de igual manera muchos prefieren seguir entrenando de esta manera. Ya sea por estar en contacto con la naturaleza o los costos en algunos casos son menores y hoy en día como está la situación del país todo pesa.
Sin lugar a dudas que realizar ejercicio al aire libre tiene múltiples beneficios, que van más allá de lo que puede aportar la sala de acondicionamiento muscular o las clases dirigidas en gimnasios cerrados. Un buen estado físico aumenta la respuesta de los anticuerpos. Todos datos que hacen todavía más importante que los gimnasios se encuentren abiertos, aunque ahora adaptados algunos al aire libre. Hacer ejercicio implica un riesgo menor de contraer cuadros graves de coronavirus. No inmuniza, pero sí baja considerablemente las posibilidades de contraer un cuadro complejo.
En los diferentes parques y plazas de Paraná se pueden ver a numerosos grupos de personas entrenando. Tal es el caso del Parque Urquiza, Parque Gazzano, Plaza de Mujeres Entrerrianas (ex-Hipódromo Almafuerte), plaza Sáenz Peña, plaza San Agustín, entre otras.
En estos lugares se pueden realizar diferentes rutinas armadas por profesores especializados. Sin lugar a dudas la pandemia le dio un valor agregado el poder entrenar, y si es al aire libre mucho mejor. Para todos ellos las plazas y parques se han convertido en un enorme pulmón para oxigenarse en tiempos de coronavirus, que comenzó el año pasado.
Una de las profesoras que realizan esta actividad en la capital entrerriana es Samanta Martene, que en la plaza del popular barrio de San Agustín tiene dos o tres clases diarias para un puñados de personas. Samanta habló con UNO y dijo: “Lo mío surgió cuando nació la pandemia. Yo era una chica que básicamente iba al gimnasio. Cuando se declaró la cuarentena me pasó todo lo contrario que muchos, comencé a entrenar con todo en casa. Me pintó el entrenar y me grababa; subía a las redes para compartir. Muchas personas me decían que le gustaban las rutinas que armaba y teniendo conocimientos de ejercicios sin ser profesional”.
“Por eso decidí estudiar y capacitarme y me recibí. Desde hace un año doy clases en la plaza San Agustín para un grupo de personas”, aseveró.
Luego agregó: “Básicamente tenemos tres clases al día. A la mañana, siesta y tardecita. Es un entrenamiento funcional y por ahí hacemos un circuito con elementos con pesas o bandas. Por ahí hacemos clases más aeróbicas. Lo importante es ir cambiando para no aburrir a los alumnos”.
“Entrenan todos lo que quieren. Hay niños, mujeres, varones. Es para todos. El entrenamiento funcional se adapta a todos. Para mí lo beneficioso del entrenar al aire libre es el espacio, el despeje de la cabeza. No es lo mismo encerrarse en un gimnasio que hacerlo al aire libre con un contacto con la naturaleza. La mayoría de las personas que asisten a las clases ha ido muchas veces a un gimnasio y por ahí no se encuentran o se sienten perdidos. Y hacerlas al aire libre, grupales, está bueno y los incentiva más. A nosotros nos encanta y el grupo crece y crece. Y son muy pocas las personas que han dejado. El resto, los que arrancamos en pandemia, estamos presentes”, dijo.
Por su parte, el profe Valentín Beltzer da clases más personalizadas en la plaza Mujeres Entrerrianas a diario con varios turnos. El joven dijo: “Yo creo que todo se dio de que la gente quería dejar de estar encerrada. El hecho de salir a entrenar al aire libre le dio a la gente una salida más y algo más lindo como un contacto con la naturaleza”.
“Se ha visto a muchas personas en los parques. También se dio que muchos profes reinventaron la actividad al aire libre y la gente aportó las ganas de entrenar, porque se ve a toda hora a personas entrenando, ya sea con profes, corriendo o caminando”, comentó Beltzer.
Luego completó: “El costo, a comparación de otros gimnasios cerrados, depende del entrenamiento que se da, si es algo personalizado con rutinas individuales o si es grupal”.
“Muchos gimnasios se vieron obligados a llevar la actividad al aire libre para tener un ingreso y no cerrar los salones. Muchos fueron muy afectados por la pandemia y debieron cerrar sus puertas. El que pudo llevarlo al aire libre pudo mantenerse el tiempo que tuvo que estar cerrado”, aseveró.
El sector del deporte y el ejercicio físico fue uno de los más castigados por la pandemia el año pasado. Cierres generalizados, fuertes medidas restrictivas para evitar la propagación del virus y el temor a los espacios cerrados y mal ventilados provocaron una pérdida significativa de la facturación en el mundo del fitness. Ante la pérdida en masa de socios, a los gimnasios no les ha quedado más remedio que renovarse o morir. Así se presentan los días de entrenamiento en un mundo pandémico (e invernal) en el que la “nueva normalidad” está dejando ser “nueva” para ser solamente “normalidad”.
En muchos países caminar, andar en bicicleta y trotar son actividades permitidas durante esta pandemia del Covid-19. Sin embargo, el resultado de estudios realizados determinaron que es importante evitar el acercamiento mutuo entre personas al ejercitar al aire libre.
El distanciamiento social que muchos países aplican entre uno y dos metros parece efectiva cuando se está parado bajo techo o afuera con poco viento. Pero cuando alguien entrena al aire libre y respira, estornuda o tose, esas partículas se quedan en el aire. Se descubrió la aparición de partículas de saliva de personas en movimiento desde diferentes posiciones: una al lado de la otra, diagonalmente una detrás de la otra y directamente una detrás de la otra. Normalmente, este tipo de posturas se utilizan para mejorar el nivel de rendimiento de los atletas, ya que permanecer en la corriente de aire del otro es muy efectivo. Todo hizo que el entrenar al aire libre se ha vuelto aún más importante por esta época.
Otro factor que creció es la compra de elementos de entrenamientos en cada hogar. Ese aspecto fue relativo y algunos lo aprovechan; otros los dejaron olvidados como una compra más en la cuarentena. Algunas bicis fijas terminaron de tendederos de ropa por parte de algunos que la compraron.
Lo del barbijo
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que no se utilicen durante la actividad física intensa “porque pueden reducir la capacidad de respirar cómodamente”, muchos gimnasios lo exigen para entrenar en el interior y, al aire libre, ya sea por costumbre o temor al contagio, no son pocas las personas que caminan, trotan o corren con la mascarilla cubriéndose boca, nariz y mentón.
“La medida preventiva más importante durante el ejercicio físico consiste en mantener el distanciamiento de mínimo un metro y asegurar una buena ventilación. Si la actividad tiene lugar en el interior debe haber en todo momento una ventilación natural adecuada o un sistema de ventilación que funcione correctamente en todo momento”, resalta la OMS.
Todo cambió
Desde el 20 de marzo de 2020 cambió el mundo y los gimnasios también. El cronograma fue el siguiente: Fase Cuarentena (marzo y abril 2020): se prohibió el funcionamiento de gimnasios abiertos al público y la realización de actividad deportiva que requiriera salir de la casa.
Fase Transición (mediados del año pasado): las actividades deportivas estaban permitidas solo de lunes a viernes, y solamente en lugares abiertos públicos o privados.
Los deportes colectivos podían realizarse con un máximo de 10 personas. Sin público.
Fase Preparación: se podía realizar actividad deportiva y participar en deportes colectivos con limitación de personas en lugares cerrados (excepto gimnasios de acceso público) y 25 en lugares abiertos. Sin público.
Fase Apertura Inicial: se podía realizar actividad deportiva y participar en deportes colectivos con máximo 10 personas en lugares cerrados (excepto gimnasios de acceso público) y 50 personas en lugares abiertos. Sin público. Se prohibía el funcionamiento de gimnasios abiertos al público.
Fase Apertura Avanzada: se puede realizar actividades deportivas. Si es con público, puede ser con hasta el 50 % de la capacidad del recinto.
Ahora para octubre se vienen nuevas aperturas que son más cercanas a la normalidad. Pero los gimnasios abiertos siguen creciendo en todo el país.