En el marco de la fiesta en honor a Nuestra Señora del Rosario, patrona de la ciudad de Paraná y de la Arquidiócesis, el delegado para los Bienes Culturales de la Iglesia, presbítero y licenciado Daniel Silguero, brindó una conferencia sobre la historia de la imagen y su llegada a la capital de la provincia de Entre Ríos. "La imagen histórica de la Santísima Virgen María del Rosario de Paraná, como sabemos, fue traída desde Santa Fe, desde el paraje denominado Rincón de Antón Martín (hoy San José del Rincón) cuando se creó la parroquia en 1730, por pedido del presbítero santafesino Francisco Arias Montiel, quien, al momento de ser designado primer párroco por el Cabildo de Buenos Aires, pidió se le proveyera de lo necesario porque 'en el Pago de la otra banda se carece de todo'. El Cabildo resolvió en abril de 1731 destinar a la nueva parroquia, entre otras cosas, la imagen de la Virgen del Rosario que se venera actualmente en la Catedral de Paraná", indicó Silguero.
Virgen del Rosario: datos históricos de la patrona de Paraná
Arzobispado de Paraná
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Tallada en madera, de pequeñas dimensiones, testimonia la calidad artesanal y sencillez de la imaginería colonial rioplatense del siglo XVIII. Pertenece a la tipología de imágenes “de vestir”, con sólo la cara y las manos trabajadas de manera realista con policromía, mientras el cuerpo se reduce a una simple silueta con torso, cono de metal a modo de vestido, y brazos articulados para sostener la figura del Niño.
"Esta especial tipología de imágenes se adaptaba perfectamente a la piedad religiosa de la época en que las Cofradías marianas tomaban como sagrado deber encargarse del recambio periódico del vestido, reservando uno especial para el día de la fiesta principal. A esto sumaban preparar las cabelleras y piezas de orfebrería (corona, cetro, rosario, etc.) que invariablemente eran fruto de la donación de los fieles. Testimonian esta usanza los distintos vestidos que durante estos siglos ha lucido la imagen, desde aquellos primeros que tenía cuando llegó, a saber: tres mantos, tres camisas, tres cabelleras, tres rosarios, una gargantilla, y una corona 'grandecita con remate de cruz y el mundo al pie2. A esto se sumaba la imagen del Niño con 'cabellera rubia y corona de plata'", indicó.
Según señaló el sacerdote: "La imagen de la Virgen del Rosario llegó para ser Titular y Patrona de la primera Parroquia de Paraná junto con una pequeña imagen de bulto de San Antonio de Padua que también se consignó en el inventario. Este primer título de Patrona de la parroquia fue la natural consecuencia de los hechos tal como se fueron dando y quedó desde el principio fuera de toda discusión. La primera disputa se generó casi un siglo después y tuvo que ver con el patronazgo de la Virgen del Rosario sobre la ciudad".
Patrona de Paraná desde 1825
"Para principios del mil ochocientos, en la población de Paraná había arraigado fuertemente la devoción al Arcángel San Miguel cuya fiesta opacaba la de la Patrona de la parroquia, dividiendo en cierto modo a la feligresía en dos bandos, uno de los cuales, el del Arcángel, incluía a los sectores más humildes y carenciados de la población, entre los cuales los morenos del barrio del candombe, mientras el de la Virgen del Rosario encolumnaba a las familias más representativas y prestigiosas de la ciudad. Este último grupo expresó su malestar al cura párroco, presbítero Francisco Dionisio Álvarez, quien decidió que fuera la misma feligresía la encargada de resolver la cuestión, votando quien sería Patrono de la ciudad.
El Gobernador de la Provincia, León Sola, autorizó el pedido del párroco para organizar una votación popular en la plaza frente a la parroquia que se llevó a cabo el 12 de diciembre de 1824, resultando elegida la Virgen del Rosario, quien a partir del 1 de enero de 1825 quedó oficial y definitivamente reconocida como PATRONA DE PARANÁ.
En 1851, y a pedido del General Urquiza, Pío IX concedió el Patronazgo de la Provincia al Arcángel San Miguel y en 1898, Monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo le dedicó la segunda parroquia de la ciudad en la zona habitada por los descendientes de los antiguos esclavos de origen africano, la actual iglesia San Miguel.
Devoción mariana
"La Diócesis paranaense creada por Pío IX en 1859 era muy extensa y no tenía un “Patrono” designado, y no lo tuvo durante 125 años. Comprendía el territorio de varias provincias de la región litoral, incluyendo Santa Fe, Misiones y Corrientes. Santa Fe dejó de ser parte de la diócesis en 1897 y tenía su devoción mariana centrada en la Virgen de Guadalupe declarada Patrona de la diócesis en 1899; Corrientes, por su parte, dejó de pertenecer a Paraná en 1910 y centraba su fervor mariano en la advocación de Itatí, nombrada Patrona de Corrientes en 1918. Los sucesos vinculados a la coronación pontificia de la imagen de Itatí en el 1900 y el posterior robo de la corona, habían dejado un recuerdo amargo en la diócesis de Paraná. El hecho es que, ni la advocación santafesina ni la correntina, alcanzaron nunca en territorio entrerriano fuerza suficiente para desplazar a la Virgen del Rosario", explicó.
Las declaraciones de patronazgo mariano en estas diócesis vecinas parecen no haber despertado en los obispos paranaenses vocación de imitarlas; de hecho, todos celebraron a la Virgen del Rosario solo como Patrona de Paraná, sin hacer nunca referencia a la diócesis.
"En 1934 Paraná fue elevada a Arquidiócesis. Su primer Arzobispo monseñor Zenobio Lorenzo Guilland dio, en 1944, el primer paso hacia la maternidad diocesana de María del Rosario haciendo el 1 de octubre de ese año una solemne CONSAGRACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS A LA VIRGEN DEL ROSARIO a la que llegó, llevado quizá de la vehemencia discursiva, a llamar 'Patrona de Entre Ríos', por considerar que fue la titular de la única parroquia de la Provincia cuando se creó en 1730, y que era justo consagrarle no solo la arquidiócesis, sino toda la Provincia. Recordemos que la Provincia tenía ya su Patrono designado desde 1851", manifestó el sacerdote.
Según la presentación, decía el arzobispo Guilland en aquella ocasión “Siendo esta imagen una de las primeras advocaciones de la Santísima Virgen que fue conocida, amada y venerada por nuestro pueblo, hemos creído ser un deber de gratitud y de reconocimiento, consagrar, en forma solemne, a su Corazón de Madre, esta, Nuestra Arquidiócesis”.
Coronación
Durante los años conciliares, monseñor Adolfo Servando Tortolo pidió a la Santa Sede aprobación para coronar a la Virgen del Rosario con una diadema que se haría fabricar con donaciones de los fieles. La respuesta no tardó en llegar y en una Carta pastoral de 1966, el arzobispo anunció que la Santa Sede había concedido el permiso y aprobado la CORONACIÓN PONTIFICIA DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO, paso sin duda importante en la historia de la veneración de la histórica imagen.
Explicando el sentido de la proyectada coronación, decía el Arzobispo: “La Corona es signo de una sobreeminente dignidad. Es símbolo de realeza. María Santísima es Madre de Dios y de los hombres; pero también Reina del cielo y de la tierra. Dios mismo coronó a María al llegar en cuerpo y alma al cielo”. Y preguntaba: “¿Qué añade a María Santísima la coronación? A su gloria en el cielo nada; a su corazón de Madre, mucho. Ella ve y valora en esta actitud de su Pueblo fiel un signo de amor, una señal de entrega, un sello de fidelidad absoluta por esa alianza misteriosa entre Paraná y Ella, al ser elegida Patrona. Ella asumió nuestra protección permanente y sus hijos de Paraná la asumimos por Madre y Reina bajo el título del Rosario. La Coronación Pontificia será el sello definitivo de esa alianza; un nuevo eslabón entre Ella y la ciudad”.
En la misma Carta pastoral anunció que declararía un AÑO DEL SANTO ROSARIO; que la corona de la Virgen se fabricaría con las joyas que, según la práctica tradicional, los fieles donaran para “verlas lucir en la frente de la Madre”; que se prepararía en la Catedral un ambiente especial para la imagen coronada en el ábside junto al Santísimo Sacramento; que se haría un nuevo altar (el actual) bajo la línea inicial de la cúpula, y que antes de la coronación consagraría la Catedral “que por razones inexplicables” decía el arzobispo “aún no ha sido consagrada”.
La intención de monseñor Tortolo era que la Coronación se hiciera el 7 de octubre de 1967 como “culminación de un proceso espiritual intenso de la ciudad y de toda la Arquidiócesis”, sin embargo, recién se pudo llevar a cabo el 8 de diciembre de 1973.
"La Coronación de la imagen histórica, provocó una polémica que hizo aconsejable diferir el acto. El agitado clima postconciliar no había facilitado en algunos ambientes la acogida favorable de la iniciativa de coronar la imagen histórica, lo cual turbó y apenó mucho al Arzobispo y a gran parte de la feligresía. Los pormenores de la discusión quedan para la historia".
El Sábado Santo de 1973, monseñor Tortolo escribió una nueva Carta pastoral anunciando que la Coronación se haría “el 7 de octubre de 1973”, fecha en la que tampoco se realizó, y en la que el párroco de la Catedral, Amadeo Ismael Dri, anunció que “por disposición expresa del Sr. Arzobispo, se han trasladado los festejos, con la novena y la procesión de la Virgen del Rosario, para el 8 de diciembre, día en que se hará también la Coronación”.
Monseñor Tortolo explicó en la Carta Pastoral mencionada de 1973 que, no solo la Santa Sede había aprobado la Coronación, sino que el mismo Papa Pablo VI, en una conversación privada tenida con él en 1969, lo había animado a hacerlo diciéndole: “Monseñor, Corone, corone a la Santísima Virgen; el Papa se lo pide”. Junto con la Coronación, se haría una nueva Consagración colectiva “de las personas, de las familias y de la ciudad a su Madre, la Santísima Virgen del Rosario”. Consciente, sin embargo, de las dificultades del tiempo advertía que, junto a “grandes gracias” que Paraná seguramente recibirá, “Descontamos como segura la acción del demonio y su terrible influjo para enturbiar, confundir, dividir”.
Finalmente, el 8 de diciembre de 1973, la esperada Coronación se pudo llevar a cabo.
Unos días antes, el arzobispo dijo a su feligresía: “Cuando hablamos de Coronación entendemos que el gesto de coronar acaba en la imagen, pero la realidad a la que tiende y da valor el acto, es la misma Virgen María en persona”; añadiendo: “Coronación y Consagración son palabras que se complementan y exigen todo. La coronamos como Reina y como Madre y nos entregamos totalmente a Ella como consagrados. Paraná como ciudad, tiene su propia vocación, su misión histórica que solo Dios conoce. Pero Paraná será fiel a su vocación y a su destino si es fiel a la Virgen del Rosario”.
Patrona de la Arquidiócesis
"Monseñor Tortolo no hizo nunca alusión a la Virgen del Rosario como Patrona de la diócesis y durante su gobierno pastoral fue siempre celebrada como Patrona de Paraná. Tampoco lo hicieron sus predecesores, pese a las equívocas expresiones del Arzobispo Guilland que en algún momento la llamó Patrona de Entre Ríos, o del Obispo Bazán y Bustos que llamó al Arcángel San Miguel Patrono de la diócesis", indicó Silguero.
El patronazgo de las diócesis lo declara la Santa sede a propuesta y pedido del Obispo del lugar, sin embargo, ninguno de los siete obispos que se sucedieron desde que fue creada la Diócesis, pensó aparentemente en dar ese paso.
"En 1983, y ante el cuadro de enfermedad del Arzobispo Adolfo Tortolo, Su Santidad Juan Pablo II designó como Obispo Coadjutor al actual Cardenal, Mons. Estanislao Esteban Karlic, quien asumió el gobierno de la Arquidiócesis a principios de ese mismo año. Fue él quien apenas comenzado su gobierno y todavía como Obispo coadjutor, tomó la decisión de tramitar ante la Santa Sede el reconocimiento de la Virgen del Rosario como Patrona de la Arquidiócesis. El pedido encontró pronto respuesta favorable y con fecha 18 de diciembre de 1984, y la firma del Secretario de Estado Cardenal Agostino Casaroli, Karlic recibió de Juan Pablo II las Letras apostólicas por las que el Santo Papa declaró a la Santísima Virgen del Rosario PATRONA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE PARANÁ".
Es desde entonces, que la Virgen del Rosario, ejerce su maternal patrocinio sobre la Arquidiócesis de Paraná.