Carina Emili lleva casi 35 años de servicio como enfermera y en unos meses va a jubilarse. Con una marcada vocación, comenzó a trabajar en el área de Terapia Intensiva del hospital San Martín de Paraná, a los 17 años, luego de recibirse de auxiliar de enfermería en la Cruz Roja. Con el tiempo se fue perfeccionando, acorde a las exigencias de la profesión, en la Escuela Provincial de Enfermería, que luego pasó a formar parte de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader); y completó la licenciatura en la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
"Si volviera a nacer, elegiría de nuevo ser enfermera"
Por Vanesa Erbes
Durante los momentos más críticos por la pandemia se desempeñó como jefa del Departamento de Enfermería del hospital San Martín, a cargo de más de 370 enfermeros. Pero todo el estrés vivido en ese tiempo de incertidumbre, cuando todavía no había vacunas contra el Covid y estaba en riesgo permanente, afectó su salud y debió tomarse licencia y renunciar al cargo. En torno a esta situación, confió a UNO: “Como le pasó a muchos enfermeros, creo que a mí el tema de la pandemia me costó un poco la salud física y psicológica, porque si bien teníamos ayuda y contención, fue muy fuerte atravesar ese momento. Con 35 años de servicio nunca había vivido algo similar”.
En febrero se incorporó nuevamente, como supervisora de Recursos Humanos y Materiales del nosocomio donde hizo carrera. Y reivindicando el gran compromiso de todos sus pares y compartiendo las felicitaciones por el Día Internacional de la Enfermería, que se conmemora este viernes 12 de mayo recordando el natalicio de Florence Nightingale –enfermera, escritora y estadística británica, considerada precursora de la enfermería profesional contemporánea–, aseguró: “Si volvería a nacer, elegiría nuevamente ser enfermera, ya que es una vocación de amor y de entrega, una profesión que me llena de satisfacciones. Soy enfermera de alma, porque siento este amor cuando estoy con el paciente, a quien debemos brindarle lo mejor en cuanto a cuidados y a atención. Y también a su familia, dándole la respuesta que necesita. Lo digo como supervisora, ya que en este momento puedo brindar ayuda desde este lugar, pero también habiendo vivido esto como familiar de pacientes internadas, cuando perdí a mi mamá y luego a mi hermana, ambas con una enfermedad terminal, y no tengo más que palabras de agradecimiento para mis colegas, porque realmente me he sentido contenida por los enfermeros, cuyo acompañamiento es fundamental en esos momentos tan duros y dolorosos”.
De su experiencia en el área de terapia intensiva, donde estuvo 11 años, rememoró: “El personal de enfermería en terapia y en los demás servicios es quien brinda un gran apoyo emocional, además de brindar el cuidado del paciente, y no solo a él, sino a sus familiares, a quienes a veces nos toca acompañarlos si el paciente fallece. Es muy fuerte todo eso, y hay que estar muy bien emocionalmente y sentir la vocación porque sino es complicado”.
Carina también da clases desde hace 16 años en la carrera de Enfermería de la Uader, y a sus alumnos les inculca que el trato humanizado es primordial para esta tarea. “Doy clases de Gestión en tercer año y a los estudiantes lo que siempre trato de transmitirles es que deben brindar cuidados de calidad, y sobre todo que estén humanizados. Eso nunca se debe perder, hacia el paciente y la familia. Es clave ponerse en el lugar del otro”.
Esto es lo que ella aplicó desde que descubrió su vocación, incluso antes de recibirse. Oriunda de Crespo, le tocó cuidar a su papá desde los 14 años, cuando él tuvo un accidente grave. “Me dediqué a cuidarlo, y ahí descubrí que tenía esta vocación. Él se sentía bien con mis cuidados y yo era la persona que le podía calmar el dolor”, recordó.
Cuando a ella misma le tocó atravesar una dolencia, no bajó los brazos, pese a todas las dificultades y momentos de desazón, tal como lo contó a UNO: “El año pasado tuvo un problema serio de salud, y pensé que no me iba a recuperar, porque estuve bastante delicada. Pero gracias a Dios salí adelante y en febrero me reintegré a trabajar. De todo me ha pasado, pero salí adelante y me considero una persona resiliente”.
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“Antes tuve que tomar la decisión de priorizar mi salud, mi familia, que es mi pilar en todo”, agregó, en referencia a su esposo y a sus dos hijas, una arquitecta y otra kinesióloga. Sobre este punto, destacó: “Dios me bendijo con esta familia, que es siempre mi pilar en todos los sentidos. Mi esposo cuidó a mis hijas desde los comienzos, cuando yo tenía que trabajar de noche y ellas eran chicas y se quedaban llorando. A todas esas cosas las vive una enfermera, como así también el tener que trabajar el Día de la Madre, o una Navidad”.
Con respecto a esta cuestión, refirió: “Son situaciones que uno sabe que le van a pasar y sin el acompañamiento de la familia debe ser más difícil. Hoy hay mujeres que están solas y además muchas tienen dos trabajos, porque lamentablemente nuestros sueldos son bajos y en ocasiones no les queda otra opción que trabajar en dos lugares en vez de quedarse más tiempo en sus casas disfrutado de la familia”.
En este marco, subrayó: “La pandemia hizo más visible nuestra labor ante la sociedad y esto generó que se mejoren muchas cosas, como el hecho de que nos reconozcan el título y que se haya aprobado la Ley de Enfermería, pero el tema salarial se debería mejorar también”.
Sobre el trabajo esencial que hizo el personal de salud desde el 2020, en los momentos de mayor contagio del coronavirus en el país, con gran cantidad de víctimas fatales, reflexionó: “Perdimos una compañera, que fue Julia González, y a más colegas en Entre Ríos. Sabíamos que esto podía pasar y el miedo existió, pero a pesar de que fue difícil atravesar esos días de mayor riesgo, gracias a la unión de los enfermeros y con el gran director que tuvimos en el hospital, el doctor Carlos Bantar, que fue una eminencia y se puso al hombro toda la situación, logramos salir adelante. Este es un trabajo en equipo, entre médicos, enfermeros, mucamos, secretarios, y nos ayudamos entre todos”.
Por último, reflexionó con emoción: “Pronto voy a jubilarme y cierro mi carrera rescatando toda esta unión que hubo, en la que se vio reflejada la solidaridad de todo el equipo de salud”.