Este domingo, el Arzobispado de Paraná informó del fallecimiento del sacerdote José Falcón. El cura de 57 años había trabajado en varias parroquias de la capital provincial y su último destino lo tenía en la localidad de Cerrito.
Paraná: este domingo falleció el sacerdote José Falcón
Falcón se encontraba padeciendo una severa enfermedad, lo que llevó a que el arzobispo Monseñor Juan Alberto Puiggari, designara el 3 de enero como párroco de Nuestra Señora de la Merced de Cerrito al presbítero, José María Bustamante.
El sacerdote será velado en la Parroquia de Cerrito y luego sepultado en el Seminario de la ciudad de Paraná.
Falcón se encontraba internado en el hospital Austral de Buenos Aires realizando un tratamiento oncológico.
De esta manera, se había avanzado con el reemplazo de José Falcón, quien había confirmado de una problema de salud a través de las redes sociales.
Falcón, de 57 años, escogió una fecha clave para hacer el anuncio: el 22 de diciembre de 1991 fue ordenado sacerdote en su ciudad, Villaguay, por el arzobispo emérito Estanislao Esteban Karlic.
Justamente Falcón había comunicado a la feligresía de Paraná y Paraná Campaña, lo siguiente:
“Muchos saben y conocen de mis limitaciones físicas en estos últimos meses a causa de una afección de salud… habiendo comenzado en algo pequeño, culminando en algo mayor. En conciencia y en honor a la verdad, y en retribución a sus oraciones y sacrificios realizados para acompañarme y sostenerme en este tiempo, he sido elegido, no por bueno sino por frágil, a cargar y abrazar un cáncer de pulmón”.
“No dudé en mirar nuevamente y con lágrimas en los ojos, el rostro de Mamá María, sintiendo de una manera nueva, Aquellas palabras de Jesús: ´He ahí a tu Madre´ sintiendo en su regazo y abrazo tan profundo, la fragancia del Amor, la paz, la serenidad, la confianza y la certeza de que Ella, será el Camino seguro a Jesús, asintiendo con timidez pero lleno de Confianza para responderle: ´Todo tuyo, llévame Jesús´”.
“Muchas son las preguntas y respuestas; tal vez mucha incertidumbre, pero los sacerdotes también somos humanos y la enfermedad es parte de nuestras vidas. No tenemos privilegios particulares”, contó. “Los invito a rezar, estoy en manos de muy buenos médicos, pero también existe el milagro”, subrayó.
El texto dice: “Quiero que me vean sonreír y amar como Jesús hasta el fin. Mantenerme de pie en la Fe y Esperanza, aunque me vean caído y fragmentado físicamente. Quiero permanecer con un corazón grande y generoso aunque se sienta traspasado por miles de incertidumbre. Quiero ser y vivir fiel y feliz este tiempo de gracias como sacerdote del Señor en su Iglesia, así sea en el último de los rincones de este mundo. No soy Santo ni Mártir, solo deseo alcanzar la Gloria del Cielo, con la ayuda y Gracia de Dios, la intercesión de la Santísima Virgen Maria, los Santos Ángeles y Santos en general, cómo así también en particular San José, San Francisco, Santo Cura Brochero y Beato Carlo Acuttis”.
Al final, aclaró: “No es esta una carta de despedida, es un pequeño escrito que nos ayude a replantear lo breve y bello de la vida, y que muchas veces desgastamos y gastamos tan mal, sin la presencia de Dios”.