La Base Aérea Vicecomodoro Marambio, en la Antártida Argentina, cumplirá 50 años el martes. Su fundación coincide con la inauguración de la primera pista de aterrizaje de tierra en el continente Antártico, un hecho que permitió superar el aislamiento con esa parte del mundo, donde antes solo se podía llegar en verano por vía marítima cuando el estado de los hielos lo permitía.
Los entrerrianos hacen historia en el 50° aniversario de la Base Marambio
En la histórica conmemoración de este aniversario, para la que se está organizando una celebración protocolar en fecha aún a confirmar, estarán presentes dos paranaenses que hoy forman parte de la Dotación 50ª de la Fuerza Aérea Argentina, prestando servicios en Base Marambio desde hace casi un año. Son el cabo principal Ismael Vargas, encargado de la carpintería; y el suboficial auxiliar Fabricio Farías, auxiliar del servicio contra incendio.
A más de 4.000 kilómetros de la capital entrerriana, con su labor defienden la soberanía argentina. Falta muy poco para que culmine esta campaña y puedan reencontrarse con sus familias, ya que entre el 5 y el 13 de noviembre se efectúa el recambio con la nueva Dotación.
Según contaron a UNO, hoy votarán en la elección general, en las urnas dispuestas en la Base.
También comentaron que esta semana el clima fue más benévolo y tuvieron temperaturas de -2°, con una sensación térmica de -8°. “Es un día de verano para nosotros”, expresaron con entusiasmo, a la vez que explicaron que hay días en que la sensación térmica llega a los -50°.
Además de las 43 personas que prestan servicios en la Dotación, en Marambio también hay grupos que realizan trabajos científicos, y gente que va a hacer una tarea específica: “Somos 85 personas aproximadamente”, contó a UNO Ismael, quien tiene 35 años y hace 16 que forma parte de la Fuerza Aérea. Casado y con tres hijos, dos nenas y un nene, vive hace 10 años junto a su familia en San Benito, localidad que dejó hace poco menos de 12 meses para cumplir un anhelo que tenía desde hace tiempo: “Era un sueño por cumplir desde hace mucho. Se cumple el 50° aniversario de la fundación de Base Marambio y para nosotros es muy lindo estar justo este año acá”, dijo al respecto.
Su trabajo como carpintero incluye el mantenimiento en general de todo lo que es el mobiliario, y además realiza las instalaciones que sean necesarias y los arreglos para garantizar el aislamiento térmico. “Tradicionalmente en la Antártida siempre hubo carpinteros, los trabajos acá se hacen comunitarios pero cada uno tiene su función”, explicó.
Sobre su estancia en el continente blanco, comentó: “No me imaginaba la Antártida tal como es, una cosa es verla por fotos pero otra es vivir esta experiencia. Yo no conocía la nieve y al principio fue medio chocante ver tanto blanco, no ver pasto ni árboles, algo tan normal para nosotros en Entre Ríos. Pero después uno se va acostumbrando al frío. Es un clima seco y muy cambiante”.
Hoy en día tienen la ventaja de contar con tecnologías que los mantienen comunicados a diario con sus familias y de alguna forma achican las distancias. No obstante, Ismael confió: “Se extraña todo el tiempo, no es lo mismo comunicarse con un teléfono, una camarita, que estar con la familia. Si bien acá se vive como una familia, todos estamos en la misma situación. La mayoría somos padres y nos acompañamos entre nosotros, pasamos el Día del Padre, de la Madre, los cumpleaños de nuestros hijos, de nuestra esposas. Es un sentimiento es compartido”.
Por su parte, Fabricio señaló: “Tengo 32 años, soy casado y con tres chicos. También nací y me crié en Paraná, pero desde el 2012 estoy en Córdoba. En Base Marambio me desempeño como bombero y además me dedico a la recolección y clasificación de residuos. Todo lo que se genera como residuos se clasifica, se compacta y se envía al continente, en avión o en barco”.
“Para mí es muy lindo estar acá, una experiencia única. Quería conocer Marambio, me habían hablado de la Antártida pero no es lo mismo que te lo cuenten que vivirlo. Siempre quise venir, me anoté y tuve la suerte de haber quedado. En esto el apoyo de la familia es fundamental”, aseguró.
Acerca de las tareas diarias, mencionó que las actividades comienzan a las 7. “Trabajamos hasta las 13, que cortamos para almorzar; y a las 15 arrancamos de nuevo, hasta las 18”, refirió, y aclaró que cuando hay actividad aérea la rutina se modifica: “Brindamos apoyo logístico. Es mucha la actividad científica que se realiza y siempre está viniendo desde el continente el avión Hércules, trayendo gente y provisiones. Y hay otros aviones más chicos para moverse en la Antártida”.
Acerca de sus vivencias en el continente blanco, Fabricio reflexionó: “Ha sido todo muy positivo, un año muy activo, distinto a todo lo que se vive en el continente, con muchas experiencias buenas. Y me llevo muchos amigos, porque acá se comparte todo el día con las mismas personas. Somos 43 los que llegamos y que vamos a terminar esta campaña”.
Ismael concordó en que se lleva un montón de amigos, luego de tantas vivencias compartidas: “En un trabajo normal difícilmente uno está todos los días compartiendo con la misma gente, comiendo juntos, viéndonos todos los días, como se da acá. Rescato de esto la gente que conocí y en general la experiencia única que se vive acá. Y extrañar la familia hace que el lazo familiar sea más fuerte, un poco porque uno empieza a valorar un montón de cosas a las que en lo cotidiano no le da importancia. Para mí es todo positivo lo que me llevo de acá”, concluyó.