“Nadie que haya ido a la guerra de Malvinas regresó igual. Todos quedamos marcados. Algunos más, otros menos, pero psicológicamente es algo muy fuerte lo que vivimos”, así, sin mucho preámbulo inicia la entrevista con UNO Julio Sánchez, artillero antiaéreo a cargo de uno de los nueve cañones que custodiaban la única pista de aterrizaje asfaltada en isla Soledad, y desde donde podían operar aviones de pequeño, mediano y gran porte.
Julio Sánchez: "Voy a volver a las islas Malvinas el día que pueda ingresar sin pasaporte"
Cada 2 de abril se conmemora en Argentina el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. "El dolor no se olvida", asevera Julio Sánchez
Por Valeria Girard
Foto UNO/Valeria Girard
Foto UNO/Valeria Girard
Cada 2 de abril se conmemora en Argentina el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. "El dolor no se olvida, queda marcado en nosotros", asevera Julio Sánchez.
La pista tenía 1.000 metros de largo por 30 de ancho, pero era la única calificada para recibir a todos los aviones y, durante todo abril. las aeronaves utilizaron ese espacio para trasladar todo lo relacionado con defensa, hospitales de campaña y demás para instalarse en la base.
La Guerra de las Malvinas fue un conflicto bélico de diez semanas entre Argentina y el Reino Unido en 1982, por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, en el Atlántico Sur.
La disputa por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, en el Atlántico Sur, es un conflicto histórico entre Argentina y el Reino Unido. El conflicto que inició la guerra comenzó el 2 de abril, cuando tropas Argentinas mandadas por la Junta Militar desembarcaron en las Islas Malvinas (conocido como Operación Rosario), y al día siguiente ocurrió la invasión de las Georgias del Sur (conocida como Operación Georgias). El 5 de abril, el gobierno británico envió una enorme fuerza expedicionaria naval para enfrentarse a la Armada y la Fuerza Aérea argentinas antes de realizar un asalto anfibio a las islas.
El conflicto duró 74 días y terminó con la rendición argentina el 14 de junio, volviendo las islas al control británico. En total, 649 militares argentinos, 255 militares británicos y tres isleños civiles de las Malvinas murieron durante las hostilidades. El conflicto fue un episodio importante en la prolongada disputa por la soberanía de los territorios. Argentina sostiene que las islas son territorio argentino, y el gobierno argentino definió su acción militar como la recuperación de su soberanía nacional.
"Un viaje que no requiera pasaporte"
Julio Sánchez es hoy suboficial mayor retirado de la Fuerza Aérea Argentina y a UNO compartió su experiencia como artillero en la Guerra de Malvinas, desde su llegada a las islas hasta el retorno a la vida civil, contó además las dificultades y el impacto emocional que vivieron él y sus compañeros.
Con voz firme, desandando su historia desde la mañana del 3 de abril de 1982, cuando partió de Río Gallegos con su escuadrón: "Nos enteramos de la recuperación de las Malvinas el día 2 de abril, y al día siguiente despegamos hacia las islas", recordó. A su llegada a Puerto Argentino, junto a su equipo enfrentaron un clima adverso que dificultó el aterrizaje de su avión Hércules. Tras varios intentos fallidos, finalmente lograron pisar suelo malvinense. "Estábamos preparados para una semana de despliegue, pero la guerra se extendió por más de dos meses", relató con una mezcla de nostalgia y resignación. Las condiciones de vida eran extremas: la falta de refugio adecuado y el frío intenso llevaron a Sánchez y a sus compañeros a improvisar un refugio a partir de lo que la naturaleza les ofrecía.
La experiencia de combatiente dejó una huella profunda en Julio, quien recuerda las noches en que el miedo y la incertidumbre eran constantes. "Dormíamos al intemperie, entre piedras y cada ruido nos hacía pensar que un ataque era inminente", afirma. A lo largo de su relato, menciona el impacto psicológico que la guerra tuvo en él y en sus compañeros, un tema que fue poco tratado y reconocido en la sociedad argentina.
Con el tiempo y tras el regreso a casa, Sánchez se enfrentó a la dura realidad de ser un veterano de guerra en un país que, en muchos casos, no sabía cómo recibir a sus héroes. "Los primeros años no había reconocimiento, la gente no sabía lo que habíamos vivido", cuenta. Sin embargo, a medida que pasaron las décadas, la percepción sobre los veteranos ha cambiado, y hoy se llevan a cabo ceremonias y eventos en honor a aquellos que lucharon en Malvinas.
El suboficial mayor retirado también reflexionó sobre la trágica cifra de suicidios entre veteranos, destacando la falta de apoyo psicológico que muchos enfrentaron tras la guerra. "El dolor no se olvida, queda marcado en nosotros", afirmó con pesar. Para él, Malvinas representa un sentimiento profundo y un deseo de que algún día sea un lugar de reconciliación y paz, lejos de los horrores del conflicto.
El entrevistado expresó también su deseo de regresar a Malvinas, pero en un viaje que no requiera pasaporte, donde la historia y la memoria se entrelacen en un reconocimiento mutuo. Su historia es solo una de las muchas que conforman el legado de la guerra, un recordatorio de la valentía y el sacrificio de quienes, como él, lucharon por su país.