Hoy no es un día cualquiera para Elizabeth Daiana Reynoso, quien vive en Concordia junto a sus padres y sus hermanos: después de siete años de tratamiento contra el cáncer, llegó la fecha en la que en el hospital materno infantil San Roque recibirá el alta y a las 13 tocará la campana en la estación del Ferrocarril de Paraná, celebrando que se recuperó.
Elizabeth tiene 10 años, venció al cáncer y tocará la campana de esperanza
Tiene 10 años y vive en Concordia. En 2017 le diagnosticaron leucemia. Después de siente años de tratamiento contra el cáncer en el San Roque, recibió el alta.
Por Vanesa Erbes
Elizabeth Reynoso tocará la campana de esperanza, junto a su familia
En un video difundido en redes sociales, ella misma hace la invitación para acompañarla en un acontecimiento tan importante, en el que confluyen diversas emociones. “Hola. Soy Elizabeth Reynoso, tengo 10 años, vivo en Concordia y quiero invitarlos a todos los que me conocen. Voy a tocar la campana el 23 de mayo en la estación de trenes en Paraná a las 13 horas”, es el mensaje que compartió la pequeña, que a los tres años recibió el diagnóstico.
Paola Nievez su mamá, dialogó con UNO y remarcó que es un día muy especial para todos en su familia. Recordó que ante el decaimiento de su hija, que era muy chiquita entonces, visitó a cuatro pediatras diferentes para saber qué le pasaba, pero nadie acertaba en su pronóstico. Recién el quinto especialista al que fue hizo una serie de estudios y pudo brindarles un diagnóstico certero. “Ella se veía bien, pero por dentro no lo estaba y se dormía todo el tiempo. Tenía fiebre, le daban un jarabe, se le pasaba, pero a la semana otra vez se enfermaba, quedaba decaída, no tenía fuerzas, no comía ni tomaba la leche, ya no se alimentaba como antes y estaba quedando flaquita”, rememoró Paola sobre los días previos a recibir la noticia de cuál era la enfermedad que afectaba a su hija: leucemia linfoblástica aguda.
Enseguida la internaron en Concordia y al día siguiente la trasladaron a Paraná, acompañada de su mamá, mientras el resto de la familia quedó en su ciudad.
Tratamiento
Fue un mes y medio el tiempo que permaneció en el hospital San Roque y Paola destacó: “Nos esperaban unos 20 médicos. Toda la gente de ahí es como una gran familia. Nosotras llegamos en un momento muy difícil, sin conocer a nadie, y nos contuvieron y acompañaron de la mejor manera. Nunca nos dejaron solos, estuvieron siempre apoyándonos”.
Fueron nueve sesiones de quimioterapia en los siete años, tomando además medicamentos y respetando el cuidado riguroso para que las bajas defensas no le jugaran una mala pasada. En este contexto, la familia remodeló la casa para que sea un lugar seguro para Elizabeth, que en ocasiones perdió el cabello por la quimio pero jamás perdió ni la sonrisa ni la esperanza.
Paola mencionó que hace un año le hicieron el último control y todo salió muy bien. “Mi corazón estallaba de alegría. Fue una gran emoción, después de todo lo que hemos pasado con ella. Lo compartimos con toda mi familia y con la familia de mi esposo, porque siempre estuvimos todos muy unidos. Fueron siete años difíciles, pero gracias a Dios, más allá de la esperanza que uno siempre tiene, todo fue saliendo bien. Elizabeth hizo nueve quimios y tuvimos que pasar un proceso bastante difícil ella y yo, porque estábamos las dos solitas en Paraná y por ahí las quimios y los corticoides la dejaban sin fuerza”.
Elizabeth no pudo ir al jardín de cuatro, pero sí al de cinco, y después seguir la escuela, donde todos acompañaron cuidándola para que se pueda recuperar.
Campanas de esperanza
Sandra Villalba es la impulsora de esta loable iniciativa de tocar la campana en el ferrocarril como símbolo de esperanza cuando alguien se cura de un cáncer, para celebrar la vida y alentar a quienes comienzan su tratamiento.
Ella misma fue paciente oncológica y se recuperó. Siempre agradecida con esta oportunidad, a menudo emprende y apoya distintos proyectos solidarios que promueven la esperanza y la fe.
Hoy acompañará a Elizabeth en este emotivo momento y contó a UNO qué la movilizó a hacer visibles estas historias de superación: “Hay historias que los niños no deberían vivir, y desde luego pasar por un cáncer es una de ellas. Por eso me alegra tanto darles difusión. Fui paciente hemato-oncológica, tuve leucemia, y sé que un tratamiento de quimioterapia es algo muy duro de superar para cualquier persona, y más aún para los niños y los adolescentes”.
LEER MÁS: Febrero dorado para concientizar sobre cáncer infantil
A su vez, reflexionó: “Siempre miro el tren llegar o partir desde mi oficina. Soy empleada Municipal en la Dirección de Veteranos de Guerra de Malvinas y se me ocurrió que el sonido de la campana de Trenes Argentinos puede llevar el mensaje a los que comienzan o están ya con quimio. Se realiza con un propósito, que es celebrar y simbolizar el fin de un ciclo, haciendo partícipe además a otros pacientes, compañeros de camino, facilitando la identificación, sembrando la esperanza de que un día también estarán en ese lugar”.
Ya tocaron anteriormente la campana de esperanza Xiomara, Candela, Leandro, Umma, Maite, Indio, Luz, Valeria, Juan, Hugo y Facundo. Hoy es el momento de Elizabeth y ojalá pronto sea el turno de muchos chicos más.
















