“Los niveles actuales del río Paraná en gran parte del territorio argentino se registran dentro del rango de aguas medias. De acuerdo con la perspectiva meteorológica y los caudales previstos desde la alta cuenca, los niveles se mantendrán en el rango de aguas medias”, menciona en su último informe el Instituto Nacional del Agua.
El río Paraná alcanzó un pico máximo de crecida
En la geografía entrerriana, y en particular sobre la costa de la capital provincial, ha tenido un sostenido incremento de los caudales desde el 15 de enero, cuando registró una altura de 9 centímetros.
Desde esa fecha comenzó un proceso de recuperación de caudales, con algunos altibajos, y dependientes de las lluvias de los afluentes en Brasil y en Paraguay.
La liberación de excedentes de las represas, en Brasil, generó un marcado ascenso en las últimas dos o tres semanas: por eso, el río alcanzó ayer los 3,54 metros, uno de los picos más altos desde el inicio de la bajante, hace más de tres años.
El escenario se muestra con un mantenimiento del actual nivel de aguas medias, con un freno en la sostenida crecida que viene experimentando en los caudales, en la región: en menos de un mes casi se duplicó el caudal, al pasar de 1,87 metros el 18 de febrero, a los actuales 3,54 metros.
El último informe de Perspectivas Hidroclimáticas en la Cuenca del Plata –elaborado en forma conjunta entre el INA y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN)– expone que “las condiciones de La Niña se han debilitado y se espera una transición a condiciones neutrales durante el otoño. En consecuencia, su influencia no es significativa en los próximos meses”.
Y plantea que se prevé un trimestre con precipitaciones normales a deficitarias para las cuencas de los grandes ríos de la cuenca del Plata en los tramos ubicados en el litoral y norte de Argentina.
En ese sentido, el documento correspondiente al período marzo-abril-mayo indica, por un lado, una “recuperación sostenida del almacenamiento” en las cuencas superiores; y por otro lado, un “déficit hídrico sostenido en las cuencas afluentes en territorio argentino a los ríos Paraná y Uruguay”.
Aún así, indica que se espera que los valores mínimos que puedan alcanzarse “durante otoño en los tramos argentinos del río Paraná sean sensiblemente superiores a los de los tres años precedentes”, con persistencia de déficit hídrico sobre la mayor parte de las cuencas afluentes en territorio argentino.
Acerca de la situación del Paraná en el litoral argentino, se trazó un panorama y se indicó que es “crítica la situación de déficit hídrico en varias de las subcuencas afluentes (como los ríos Feliciano, Gualeguay, Salado del Norte).
Sin embargo, el nivel se mantuvo en ascenso debido al derrame de Formosa y Yacyretá, que llevó a caudales en sostenido ascenso durante las últimas tres semanas de febrero, con un caudal medio semanal mínimo de 13.750 metros cúbicos por segundo (m³/s) durante los días 5/2 y 12/2 y un máximo próximo a 21.000 m³/s durante la última semana. Esto es, valores propios del rango de aguas medias.
Río Uruguay
En cuanto al río Uruguay, durante febrero se observó un notorio predominio de anomalías negativas de precipitación. El mes pasado, los derrames semanales del Alto Uruguay permanecieron oscilantes en rango de aguas bajas, para incrementarse notoriamente hacia rango de aguas medias/medias bajas, durante los últimos días de febrero y los primeros días de marzo, fundamentalmente por efecto de la operación de presas. En tanto que la afluencia a Salto Grande, si bien se incrementó hacia fin de febrero, todavía persiste en valores por debajo de lo normal. Luego, aguas abajo sobre el tramo inferior, se observa oscilante en rango de aguas bajas (mínimos) a aguas medias bajas (máximos), con algunos repuntes breves más significativos en torno a valores normales por efecto de la operación de embalses, y con oscilaciones moduladas por el efecto de las mareas del estuario en las secciones más próximas a la desembocadura.
La perspectiva hidrológica mensual señala en principio que continuaría en incremento el déficit hídrico sobre la cuenca baja, media y los sectores inferiores de la cuenca alta, e insiste que “resulta poco probable la generación de repuntes significativos”.