Juan Pablo II, beatificado en el año 2014, fue el único pontífice que visitó Argentina en dos ocasiones. Su primera visita se llevó a cabo en 1982, en un breve pero significativo viaje de 30 horas, que ocurrió solo dos días antes de que se firmara la rendición en las Islas Malvinas, en el contexto de la guerra con el Reino Unido.
A 38 años de la visita del Papa Juan Pablo II a Paraná
Este miércoles se cumplen 38 años de una de las etapas más memorables de aquella visita: la llegada de Juan Pablo II a la ciudad de Paraná.
A 38 años de la visita del Papa Juan Pablo II a Paraná.
Cinco años después, en 1987, el Papa regresó a Argentina para realizar una visita mucho más extensa, que se prolongó por seis intensos días. En esta ocasión, Juan Pablo II recorrió 10 provincias del país, incluidas Entre Ríos, Mendoza, Tucumán y Córdoba. Durante este recorrido, pronunció un total de 26 discursos, en los que se dirigió a los fieles, pero también ofreció reflexiones sobre la situación política, social y económica del momento, dejando una huella profunda en la memoria colectiva de los argentinos.
Visita de Juan Pablo II a Paraná
Precisamente este miércoles se cumplen 38 años de una de las etapas más memorables de aquella visita: la llegada de Juan Pablo II a la ciudad de Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos. A las 17 de aquel día, Karol Józef Wojtya aterrizó en la ciudad, donde lo aguardaba una multitud expectante, ansiosa por ver al Papa, que ya había conquistado los corazones de los argentinos con su carisma y cercanía. La multitud que lo recibió fue impresionante, más de 150.000 personas se congregaron para darle la bienvenida con una emoción que aún se siente viva en la memoria de los paranaenses y de todos aquellos que fueron testigos de ese momento histórico.
Aquella tarde, el ambiente en Paraná era festivo y reverente, y la llegada del Papa fue un acto de profunda significación religiosa, pero también un gesto de esperanza y unidad en un país que aún estaba atravesando un proceso de transformación luego de la dictadura militar. Este acontecimiento se sumó al legado de Juan Pablo II como "el Papa Peregrino", un hombre que dedicó su vida a acercarse a los pueblos y a la gente común, sin importar las dificultades que implicaba cada visita. Su presencia en Argentina, y en particular en Paraná, dejó una marca indeleble en el corazón del pueblo argentino, que, más allá de las creencias religiosas, valoró su mensaje de paz, justicia y reconciliación.
La llegada de Juan Pablo II fue la culminación de un viaje que incluyó también a Uruguay y a Chile. Lo recibió el arzobispo Estanislao Karlic. En la ceremonia que tuvo lugar en el mismo aeropuerto (que presidió una campana de bronce de 314 kilos, obra de un artesano santafesino), le habló a una multitud sobre la inmigración. Desde allí regresó a Buenos Aires.
En su discurso en la estación aérea, expresó: "Profunda alegría y una gran emoción al pisar por segunda vez esta bendita tierra de la Argentina. Vuelvo ahora en visita pastoral para seguir cumpliendo la misión que el Señor me ha encomendado, de evangelizar y ser Maestro de la fe, ejerciendo a la vez, como sucesor de Pedro, el ministerio de confirmar a mis hermanos".