La propiedad futura de la empresa es un tema que, de manera abierta o solapada, está en el pensamiento de todo empresario, ya que en algún momento no estará al frente. Esto puede ocurrir porque decide.
Padres e hijos, pacto entre generaciones
Por Leonardo Glikin
18 de junio 2017 · 12:36hs
retirarse y traspasar el mando a la próxima generación, porque considera que es necesario que la empresa sea manejada por profesionales no familiares, o bien porque piensa en venderla. Incluso puede ocurrir que esté dispuesto a estar al frente el resto de su vida pero que, en definitiva, asuma que no es inmortal.
El proceso de preparación de los hijos no pasa por una carrera universitaria: la carrera puede ser muy valiosa, pero, en función de la empresa o el negocio, el gran desafío es que los contenidos de la preparación estén ligados con la práctica en la cual se quiere introducir a los jóvenes.
Pero no solo es necesario preparar a los hijos para que trabajen en la empresa familiar. También es bueno que los hijos se preparen para administrar sabiamente el patrimonio acumulado con tanto esfuerzo, o incluso para estar fuera de la gestión de las empresas, desarrollando su propia vocación, pero sintiéndose parte de un proyecto que, quizás, comenzó una o dos generaciones atrás y ahora sea un gran legado. El poder de dividir entre el trabajo operativo, las funciones de dirección en una empresa, y la pertenencia a una familia empresaria, es parte de un aprendizaje compartido entre padres e hijos, un verdadero "pacto entre generaciones", que permite forjar empresas más sólidas. No obstante, sucede que para algunos padres resulta difícil reconocer el éxito del hijo en un área o a través de una metodología distinta. Es decir, cuando el hijo no es un continuador del padre sino que hace su propio camino y sigue sus propias ideas, generalmente es motivo de frustración y afecta el diálogo padre-hijo. Gran parte de la consolidación y continuidad de la empresa radica en la diferenciación. En tratar de evitar que los hijos se sientan clones de sus padres y que encuentren su propio destino y vocación. No se trata de replicar la historia del padre, sino empezar desde cero, tomando y considerando las mejores cualidades de su pionero, pero distanciándose, diferenciándose y mejorando aquellos aspectos en los que no concuerda.
(*) El autor es abogado y consultor en empresa y familia.