La presentación de las listas de candidatos no parece haber resultado tan interesante para el grueso de los ciudadanos, tal vez porque las fórmulas presidenciales ya estaban definidas. Y, si bien los legisladores nacionales desempeñan un rol importante, en la elección general la atención está puesta mayormente en los postulantes para cargos ejecutivos
La campaña ya empezó
En Entre Ríos, el gobernador Gustavo Bordet logró otra vez una lista de unidad, ajustándose al esquema previsible: la mitad de los candidatos para cargos expectantes fueron designados por él (Edgardo Kueider y Marcelo Casaretto) y la otra mitad tienen una fuerte impronta kirchnerista, con Estefanía Cora y Blanca Osuna.
El justicialismo entrerriano debería hacer una elección excepcional para colocar tres de cuatro diputados. Si bien la fórmula de Alberto y Cristina Fernández está ganando en la elección del 27 de octubre (según Clarín de ayer); siendo que los legisladores nacionales se definen en esa votación, ya que el balotaje es solo para presidente y vice, igual la diferencia no es tal como para esperanzarse en un tres a uno, como el de Madrid.
Bordet tendrá influencia seguramente en esa elección, pero incidirán otros factores que no estuvieron en los comicios de junio. A esto el gobernador lo conoce y también sabe que la elección presidencial está lejos de ser algo ya definido, en esta suerte de triple balotaje que significan una PASO sin internas (cada fuerza lleva un solo candidato presidencial), luego la general y, posiblemente, la segunda (y definitiva) vuelta.
Si bien sucede a menudo que la designación de candidatos no conforma a todos, esos ruidos –si los hay– suelen reducirse bastante al mundillo de la política. Deberá trabajar Bordet para blindar su lista y explicarles a los entrerrianos, que tal vez no conozcan mucho a Edgardo Kuider (salvo en Concordia) que el hombre es su mano derecha; o que Marcelo es de su total confianza desde hace muchos años.
Enfrente, los dirigentes de Juntos por el Cambio dieron unas primeras señales que pueden resultar desconcertantes. Si bien se dijo que la puja en las PASO no era perjudicial, se intentó evitarla de manera notoria, y fue sin éxito.
Así las cosas, se atribuye al sector del radicalismo benedettista y al PRO (que confluyen en la lista oficial) la intención de impedir el pegado de otras listas con la boleta del binomio presidencial Macri - Pichetto, en una táctica de la “vieja política” como suelen decir sus dirigentes.
Reclamando el pegado estarán nada más ni nada menos que el presidente del radicalismo entrerriano; y también el concejal estrella del macrismo provincial, por el cual hicieron campaña hasta hace un par de meses la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal o el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Está claro que son pocos los lugares a repartir, pero la repetición de la candidatura a senador de Alfredo De Ángeli – quien cuenta con la bendición de Mauricio Macri para intentar seis años más en el Senado– es una prueba a la popularidad del casi gobernador en 2015, y de quien se supo poco y nada durante su estadía en la Cámara alta.
Contra De Ángeli estará el senador provincial Raymundo Kisser, quien tampoco es un fenómeno electoral; aunque su apuesta es seguramente capitalizar en las primarias el voto de los radicales que ya no quieren cederle más lugares al PRO, o el de algún peronista o independiente que quiera votar en contra de De Ángeli, sabiendo que en su primaria no hay competencia.
Las terceras fuerzas tampoco sorprendieron con sus postulaciones. La alianza del socialismo, la Confederación Vecinalista y el partido Ser pegando su boleta con el candidato presidencial Roberto Lavagna parece, a priori, una decisión tomada solamente para seguir estando en la cartelera política entrerriana.
La izquierda, que repite a Nadia Burgos y Luis Meiners en los principales casilleros, arriesga un poco más por el solo hecho de que ahora el mínimo de votos que hay que sacar para ir a la general es del 1,5%, y no 1% como en la elección provincial.
La campaña ya comenzó y se requerirá de imaginación para concitar el interés del electorado, más aún con una elección provincial tan reciente.