El 9 de julio los medios de comunicación comenzaron a emitir los spots publicitarios de las fuerzas políticas que participarán el 13 de agosto en las Elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO). La publicidad electoral permite a los diferentes espacios transmitir a la sociedad sus propuestas durante 33 días.
Elecciones: en un país medianamente normal
Por Matías Larraule
Distintos medios de comunicación, emisoras de televisión abiertas y por cable, radios AM y FM habilitadas por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) ceden de manera gratuita a los frentes el 5% de 12 horas de transmisión (2.160 segundos diarios).
La distribución de publicidad electoral en los servicios de comunicación audiovisual permite garantizar la difusión de las plataformas de todas las fuerzas políticas a partir de un piso de igualdad de condiciones.
Los precandidatos utilizan sus estrategias de comunicación para seducir a los votantes, especialmente a los indecisos. Las dos fórmulas presidenciales oficialistas que irán en busca de las elecciones generales que se celebrarán el 22 de octubre apuntan a un escenario esperanzador. En este sentido, Juan Grabois apuntó a ser fieles a la historia, recordando las políticas públicas encabezadas por Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón, en primer instancia, y por Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, en el siglo XXI. Sergio Massa, por su parte, apuntó a defender la Patria, asegurando un modelo de industrialización.
Las fuerzas dominantes de la oposición, por su parte, describieron un escenario apocalíptico. Y en uno de ellos quiero ubicar la lupa: en el mensaje que transmite la fórmula que encabeza Patricia Bullrich en la interna que competirá en Juntos por el Cambio contra el actual jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.
La presidente de Propuesta Republicana (PRO) propone realizar un giro de 180 grados para ordenar un país al que califica como anormal.
“Si estuviéramos en un país normal alcanzaría con un buen administrador o un teórico de la economía. Pero no estamos viviendo en un país normal: estamos en esta Argentina”, disparó, a modo de introducción.
Luego comenzó desmenuzar las características del país que la fuerza que representa visualiza. Paradójicamente proyecta testimonios emitidos por ciudadanos que fueron impactados de lleno por las medidas neoliberales adoptadas por la gestión de la cual fue funcionaria en el período 2015-2019.
Para modificar el presente escenario remarcó que será necesario “mucha fuerza para recuperar el orden perdido”. En este punto advirtió que el cambio no deberá ser “a medias”, como entendió que fue realizado durante la presidencia de Mauricio Macri, período en la que estuvo a cargo de la cartera de Seguridad de la Nación.
Quiero confesar que, por primera y única vez, coincido con Bullrich. Porque en un país normal quien implementó mano dura y atacó a los más débiles e indefensos, como sucedió en 2001 cuando ella, como ministra de Trabajo en la presidencia de Fernando de La Rúa, decidió ajustar un 13% el salario miserable de los jubilados, no puede ni debería presentarse como una alternativa para conducir los destinos del país.
En un país medianamente normal no puede aspirar estar al frente del Poder Ejecutivo alguien que titubea cada vez que goza de espacios en medios de comunicación donde recibe asistencias de parte de los operadores disfrazados de comunicadores.
En un país medianamente normal un precandidato a la Presidencia no puede militar por la represión a las protestas sociales y por eliminar de raíz a los planes sociales desde el primer día de su hipotética gestión. Tampoco puede afirmar de qué manera levantará el cepo a la venta de la moneda norteamericana solicitando un nuevo crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En un país medianamente normal los candidatos deberán asumir las responsabilidades que implica presentarse como opción para gestionar la Nación. Deberán bregar por el bien común y no estar las 24 horas del día en los canales de televisión con el bidón echando combustible.