Mateo Izza es paranaense, tiene 38 años y es politólogo, actor y humorista; sin dudas, uno de los mejores comediantes que tiene la provincia. Con una mirada, un gesto y el preciso tono de voz, Mateo puede hacer reír hasta a las piedras. Tiene escenario y tiene oficio. Sabe cuándo y en qué momento; conoce al público y el público lo conoce a él. Y es ahí, justo antes del gesto y el remate donde se produce una comunión para que luego comiencen las risas a mansalva. Lo que ocurre con él es asombroso, porque sube al escenario y, sin pronunciar palabra, la gente ya se ríe. Es la actitud, es la presencia y es la picardía de saber cómo mirar y qué mueca hacer para que solo eso sea suficiente para romper el hielo y generar de inmediato una complicidad con el público.
Mateo Izza: la vida del actor y comediante entrerriano
En un mano a mano con UNO, Mateo contó cómo fueron sus inicios actorales y qué lo llevó a querer incursionar en la comedia: “Varios han sido mis referentes, pero si tuviese que mencionar alguno diría Les Luthiers. Me acuerdo que cuando era chico juntaba plata para poder comprar los VHS con sus shows. Desde luego no los veía con la intención de hacer ese humor porque es como imposible, ellos tenían todas las cualidades y es imposible hacer lo que ellos hacían, pero uno va aprendiendo y algunas cositas van quedando. También consumía a los Midachi, Cacho Buenaventura, todos excelentes. En ese marco, más o menos, andaba, ellos han sido mis referentes. Dentro de los Midachi, por supuesto, a quien más admiraba era a Dady Brieva, porque sin decirlo hacía Stand Up. Él iniciaba los show con sus característicos monólogos y ahí es donde me veo un poco reflejado, en ese humor costumbrista, de la calle. Otros referentes que no podría dejar afuera son Alfredo Caseros en Cha Cha Cha y Peter Capusotto y Fabio Alberti, porque me gusta mucho el humor relacionado a lo social y a lo político porque me siento identificado y lo entiendo. Todo por dos pesos también era un programa espectacular”.
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Como espectador, siempre tuvo interés por las artes escénicas y la comunicación. “De chico, cuando iba a la primaria o secundaria no hice teatro, sí recuerdo haber participado en obras escolares y cuando hacía un personaje gracioso gustaba y me sentía cómodo, pero en ese momento no lo pensé como algo que haría a futuro. Sin embargo, cuando a los 18 años me fui a estudiar a Rosario, empecé a acercarme al teatro y comencé a asistir a talleres de comicidad y drama, distintas ramas, y así fueron surgiendo algunas obras de teatro. Mi camino era la comedia, todo lo que hacía y todo lo que me gustaba iba para ese lado”, contó.
¿Qué hace reír a un comediante? Mateo aseguró que varias acciones, videos de bloopers, situaciones espontáneas que surgen en la calle, anécdotas de amigos: “Eso es de lo que más risa me da, las anécdotas de amigos. En lo personal, creo que el humor y la comedia parten del conocimiento de una sociedad. Nuestra sociedad comparte denominadores comunes sobre el humor, por ejemplo, no es lo mismo rematar un chiste con alguna palabra clave y local, sumamente popular, que hacerlo en otro lugar. Hay gente de tu grupo de amigos que te hace reír muchísimo y tal vez alguien de afuera no lo entiende, porque el humor tiene que ver con la historia, el recorrido, lo pensado y lo vivido. Y eso me da muchísima gracia”.
En cuanto a qué lo inspira al momento de armar un monólogo y en qué circunstancia lo hace, Mateo contó que, al ser padre, siente que el instante indicado para escribir es cuando tiene algún momento de soledad; sin embargo, es en ese momento cuando siente que su material no sirve para nada. “Cuando te presionás, el material no sale. Cuando querés escribir durante una tarde libre no te sale ni medio chiste. Ahora, cuando salgo a la calle, llueven las ideas y los disparadores. Puede ser una frase que escuché en una panadería que es un gran punto de partida. Las juntadas con mis amigos también suelen ser una máquina de premisas. Otra cosa que me sirve es salir a correr y pensar en otra cosa, así el chiste viene solo y sin presiones. Y todo hay que anotarlo inmediatamente porque sino la idea se te va”, aseguró. Con los años, el humor ha ido mutando y hoy, más que antes, muchas personas se preguntan de qué está bien reírse y de qué no. ¿Tiene límites el humor? De ser así, ¿Cuáles son? “El humor no tiene límites. Uno puede hacer chistes de lo que le parezca, pero creo que el límite está en el contexto. De todas formas, hay comediantes que en su metodología cuentan chistes fuertes y disfrutan de la incomodidad del público, y a su vez, esa incomodidad genera risas, entonces es bastante relativo. Creo que el límite se lo pone uno mismo o los contextos, pero chistes en sí se pueden hacer de lo que sea”, opinó.
En el teatro a veces se ríe y a veces se llora, entonces, ante la pregunta de cuál es el sentimiento más fácil de generar, Mateo dijo que hacer llorar es un momento único, difícil y mágico porque quiere decir que se le está transmitiendo al público el sentir del personaje y el público lo compró, lo aceptó. “Hoy hacer reír es más difícil que antes por las limitaciones propias del contexto social. Hay chistes que hace 20 años daban risa y hoy no. Además, hay mucha competencia a través de las redes sociales, por ejemplo, los memes y las observaciones inmediatas que generan las redes sociales”, dijo.
Litoral Stand Up Comedy cumple 10 años en la escena local
En 2012, al terminar sus estudios en Rosario, Mateo regresó a vivir a Paraná pero volvía una vez a la semana a Rosario para continuar con su taller de Stand Up. “La primera vez que me presenté frente al público estaba muy nervioso porque bueno, ya era un poquito más consciente que a los 18”, dijo riéndo y agregó: “Uno está solo en el escenario, entonces el efecto de si la función es buena o no está clarísimo y es inmediato, porque es remate risas, remate risas o remate y no risas, remate y no risas. Estaba renervioso pero lo disfruté, a la mayoría de los del taller nos fue bien y el público acompañó. Hoy, con los años, disfruto todo, la previa, la charla con los compañeros y la risa. Pero los nervios siempre están a pesar de la confianza adquirida después de tantos años. Hay noches que salen mal, entonces la primera risa es salvadora y uno empieza a soltarse más a medida que el show va funcionando”, contó.
En 2013, una vez instalado definitivamente en Entre Ríos, Mateo conoció al grupo de comedia Tocomocho, integrado por Jorge Martínez, Eva Cabrera, Belisario Ruiz y Nacho Koornstra. Fue entonces cuando surgió la idea de crear un grupo de Stand Up, algo nuevo en aquel entonces, y así nació Litoral Stand Up Comedy, integrado por Mateo, Belisario y Nacho. Quienes debutaron el 21 de octubre de 2014 en el Bar La Copa (ubicado en el subsuelo de un edificio en calle 9 de julio) y este año están celebrando 10 años en la comedia junto a Lisandro Riera e Ignacio Grünbaum. “Un sueño sería poder seguir trabajando de lo que a uno le gusta sin tener que irse a Buenos Aires para poder progresar y vivir de ello ”, cerró.