Eric Remedi es uno de los futbolistas entrerrianos que esta semana retornó a un terreno de juego. El paranaense regresó el miércoles al campo de entrenamiento de Children's Healthcare of Atlanta después de casi dos meses. El mediocampista volvió a cruzarse con los demás integrantes de la Legión Argentina que forman parte del plantel de la franquicia que conquistó la temporada 2017 de la Major League Soccer (MJL), aunque el reencuentro no se dio con la habitual calidez, sino que se desarrolló en un cuadro inédito.
Eric Remedi regresó al campo en un cuadro inédito
Por Matías Larraule
Su último contacto con los compañeros había sido el 11 de marzo, ocasión en la que Atlanta United perdió 3 a 0 ante América de México. Después de ese juego, correspondiente a la Liga de Campeones de la Concacaf, la plantilla del líder de la Conferencia Este de la MLS fue licenciada como medida de prevención por la pandemia de coronavirus. Desde ese entonces y como sucede en gran parte del planeta, los jugadores trabajaron a domicilio.
El 1° de mayo la MLS anunció que los equipos podían comenzar a usar campos al aire libre para entrenamientos individuales. “Todos los entrenamientos individuales son voluntarios y pueden no estar en conflicto con las políticas locales oficiales de salud pública o del gobierno”, remarcaron en un comunicado oficial.
Atlanta United regresó a los trabajos al aire libre el miércoles 6 bajo un estricto protocolo que se creó en consulta con expertos médicos y de enfermedades infecciosas. Las medidas de salud e higiene obligaron a los atletas a trabajar en tandas de entre seis y siete futbolistas en distintos horarios. Remedi formó parte del grupo que también incluyó a Franco Escobar, Fernando Meza, Gonzalo Martínez y el brasileño Luiz Fernando Nascimiento.
En ningún momento de la jornada los futbolistas pudieron socializar. Sus ingresos al campo de juego fueron individuales. Cada uno tenía que esperar la orden para salir de sus automóviles y dirigirse al césped.
“Fue todo muy raro”, describió Eric Remedi desde Atlanta, en diálogo con Ovación. “Al ingresar al predio estaba señalizado dónde debíamos estacionar. Cada auto tenía una distancia de cinco móviles. Tuvimos que esperar adentro del auto hasta que nos dieran la orden para bajar. Cuando salimos teníamos que dirigirnos con barbijo y guan- tes. Ya estábamos cambiados porque el domingo pasado nos llevaron ropa a nuestros domicilios. Fuimos directamente hacia el campo de juego”, relató el mediocampista.
Antes de comenzar a moverse los futbolistas tuvieron contac- tos con el cuerpo médico. Los facultativos le tomaron la temperatura para determinar o descartar fiebre. Una vez realizado este procedimiento comenzó el entrenamiento. “Trabajamos en dos canchas en grupo de tres. Las canchas estuvieron divididas en cuatro sectores, pero solamente usamos tres. Un sector estuvo detallado desde el córner hacia la mitad de cancha. Desde la otra línea del tiro de esquina hacia la mitad de cancha y desde otro de los puntos del córner hasta el primer palo. Un preparador físico y un asistente técnico nos explicaban los trabajos desde la mitad de cancha, aunque ya teníamos los ejercicios señalizados”, describió.
En todo momento el clima se desarrolló bajo una frialdad que es atípica para la legión argentina que integra el plantel de Atlanta United. “Fue todo bastante raro porque estábamos cerca, pero a la vez la distancia no era tan cerca. Cuando nos queríamos comunicar fue a base de gritos. Y no nos pudimos saludar”, resaltó.
Trabajar en ese contexto llevó a los protagonistas a un escenario inédito. “Nos costó”, se sinceró Eric. “Nos volvimos a encontrar después de casi dos meses. Paramos el 10 de marzo después de haber jugado ante el América de México. Desde que retornamos a Atlanta no volvimos a entrenar en conjunto. Aparte parecíamos locos por- que hablamos a los gritos para llevar el entrenamiento lo más parecido a lo que somos noso- tros. Cuando terminó el entrenamiento no nos vimos porque nos fuimos yendo de a uno y cuando llegábamos a los autos los chicos no estaban. No pudimos saludar a nadie, ni a los compañeros, ni kinesiólogos ni nadie. Fue súper raro e incómodo. De hecho cuan- do llegamos a casa todos nos conecamos desesperados al grupo de WhatsApp. “Qué locura que no pudimos saludarnos”, coinci- díamos. Esto ahora es normal y es lo que hoy tenemos que hacer como medidas de precaución. Asimismo sentimos que no es lo mismo”, cerró