Durante marzo el transporte público de pasajeros en Paraná volvió a mostrar una merma en su uso. Durante febrero, en la comparación interanual, la cantidad de viajes en la veintena de unidades que circulan por las calles de la capital provincial y del área metropolitana había disminuido alrededor de un 4% respecto del mismo mes de 2018.
En marzo, y aún sin suba, se acentuó caída del uso del colectivo
Tras una retracción del 4% anual en febrero, el mes pasado la cantidad de pasajes en las distintas líneas urbanas se redujo un 11% aproximadamente
22 de abril 2019 · 07:54hs
La situación volvió a repetirse en marzo, pero con diferencias más acentuadas: la retracción fue de un 11% en comparación con el mismo mes del año anterior. En total, según datos oficiales a los que accedió UNO, durante marzo de 2019 se registraron 2.260.095 viajes, contra los 2.522.643 tickets correspondientes al mismo mes de 2018.
Así como en febrero se advirtió una disminución de 61.000 pasajes comparado con 2018, en marzo la cifra pasó a 262.548 viajes menos.
Marzo es históricamente uno de los meses con mayor movimiento y actividad en el transporte público de pasajeros. En este caso, se dio en un contexto aún de retraso tarifario, es decir, con un boleto a muy bajo costo en relación a lo que ya se abonaba en el resto de la provincia y en todo el país; por esa razón, es lógico esperar que con la actualización tarifaria aplicada desde el martes 16 de abril, la cantidad de pasajeros de las líneas concesionadas a las firmas Mariano Moreno y ERSA Urbano mantenga la tendencia decreciente o se profundice aún más la caída.
Paraná, a diferencia de otras localidades, tiene un importante universo de boletos subsidiados. Está compuesto por los beneficiarios de la Tarifa Social de SUBE, que representan un promedio que oscila entre el 30% y el 35% del total de usuarios. Entre ellos están jubilados y pensionados; excombatientes de Malvinas; personal de trabajo doméstico; y beneficiarios de planes sociales como la Asignación Universal por Hijo, Asignación por embarazo, becas Progresar, Hacemos Futuro, monotributo social, y pensiones no contributivas.
A ellos se suman los distintos cortes con subsidios municipales, para familias que habitan en el ejido urbano de la ciudad, que comprenden un universo de aproximadamente otras más de 550.000 tarjetas.
Por un lado, está el Boleto Estudiantil Gratuito (BEGU), que alcanza a casi 25.000 niños y niñas de Paraná, que utilizan sin costo el servicio del transporte público.
Hay otros más de 5.000 que abonan el boleto estudiantil Primario o Secundario, y unos 15.000 más que acceden al Terciario o Universitario.
De ese modo, estudiantes de los tres niveles tienen distintos costos de pasajes. En el caso del Primario o Secundario, para aquellos beneficiarios del BEGU que excedan los 50 pasajes mensuales, tienen que pagar 2,28 pesos y 5,71 pesos respectivamente. En cambio, familias que habitan en algunas de las localidades cercanas al área metropolitana deben abonar 12,40 pesos.
En relación a los beneficiarios del boleto terciario o universitario, quienes se mueven dentro del ejido de la ciudad abonan un boleto de 6,84 pesos. Ahora, si deben trasladarse a alguna de las localidades del área metropolitana, el valor también se eleva a 12,40 pesos.
De todos modos, a excepción del BEGU que es gratuito y que permite a los niños movilizarse para cumplir con sus obligaciones escolares, el resto de los boletos está siendo afectado por el impacto de la crisis, la merma de la actividad económica, la falta de empleo y la pérdida del poder adquisitivo.
Por tanto, no resulta novedosa la situación. En plena crisis de 2001 el transporte público tocó fondo: hubo en 2002 solo 16 millones de pasajeros en el año. En cambio, con la instrumentación progresiva de subsidios a nivel nacional para disminuir el impacto de la suba de costos en los bolsillos de los usuarios, fue creciendo y recuperando movimiento hasta estabilizarse en 27 millones de boletos en los últimos dos o tres años.