El Patito Sirirí, ubicado en el parque infantil de calle Gregoria Matorras al final, en Paraná, recuperó este viernes uno de sus detalles históricos: la caña de pescar con un pescado enganchado.
El Patito Sirirí recuperó su histórica caña de pescar
Vale recordar que, con el paso del tiempo, dos detalles cambiaron en su estructura original, inaugurada en 1975: se le quitó la caña y le cambiaron el color, que antes era negro y hoy es amarillo. Desde este viernes, y tras la restauración por parte de personal municipal, uno de sus accesorios vuelve a formar parte de la escultura.
Una de las figuras más emblemáticas de la ciudad está siendo restaurada por personal de la municipalidad de Paraná, por iniciativa del taller de Herrería de la dirección de Arquitectura Municipal.
En diálogo con UNO Lorena Mayor, coordinadora General de Arquitectura de la comuna sostuvo: "La idea de la restauración fue devolverle el encantó al tradicional Patito Sirirí. Lo habían dañado y se necesitaba ponerlo en valor y en ese contexto nos pusimos a investigar y recordar que la estructura contaba en sus primeros años con una caña con un pescado y quisimos darle un retorno a su etapa inicial", dijo y aclaró: "En cuanto al color, que era negro, por el momento no tenemos pensado un cambio porque creemos que su actual color está muy instalado", sostuvo. Destacó que llevan adelante además, desde el área, otros trabajos como la puesta en valor del puente de avenida de las Américas, el de avenida Perón, Puente Blanco, además están interviniendo plazas y espacios verdes.
La historia de un símbolo de la ciudad
El parque infantil, Carmelo Cabrera, más conocido como Patito Sirirí fue inaugurado en 1975 como un atractivo turístico más para la gente que llegaba a conocer el Túnel Subfluvial.
Con el objetivo de crear una imagen icónica que representara la provincia, el dibujante Héctor Goiburo combinó al pato sirirí, una especie autóctona y dos dibujos animados internacionales: el Pato Lucas y el Pato Donald.
De la construcción de la estatua estuvieron a cargo los artesanos paranaenses Rodolfo y Horacio Eyssartier (también construyeron el Ñandu de la Toma Vieja y la medialuna que existió en el mismo predio del Patito Sirirí), y con el paso del tiempo cambiaron dos cosas: el color, ya que antes era negro, y antiguamente llevaba una caña de pescar con un pescado en una de sus alas. Desde este viernes uno de estos detalles vuelve a escena, ya que empleados de la Municipalidad restauraron la obra y le devolvieron la imagen original a la escultura.
Originalmente, la figura fue creada para promocionar el turismo y hoy, es ícono de uno los lugares turísticos de la ciudad.