El Parlamento Europeo aprobó este miércoles una medida que prohíbe llamar “hamburguesa”, “filete” y otros términos relacionados con la carne a productos de origen vegetal. La propuesta legal fue respaldada por 355 votos a favor y 247 en contra, marcando una victoria significativa para el sector ganadero, aunque aún deberá negociarse con los 27 Estados miembros de la UE antes de convertirse en ley.
El Parlamento Europeo prohíbe llamar "hamburguesa" o "filete" a productos veganos
El Parlamento Europeo aprobó este miércoles una medida que prohíbe llamar “hamburguesa”, “filete” y otros términos relacionados con la carne a productos de origen vegetal
Parlamento Europeo
El Parlamento Europeo prohíbe llamar "hamburguesa" a productos veganos
La iniciativa busca proteger a los ganaderos europeos, quienes consideran que los alimentos vegetales que imitan a la carne representan una competencia desleal en un sector ya en dificultades. “Llamemos a las cosas por su nombre”, declaró Celine Imart, diputada francesa de derecha y patrocinadora de la enmienda, en referencia a la necesidad de distinguir claramente entre productos cárnicos y alternativos.
Según la propuesta, los términos “hamburguesa”, “filete” y “salchicha” solo podrán aplicarse a alimentos que contengan carne real. Imart subrayó que, aunque todos tienen derecho a consumir proteínas alternativas —ya sean vegetales, de laboratorio, de tofu o incluso de insectos—, etiquetarlas como carne puede resultar engañoso para los consumidores.
La medida generó fuertes críticas de los legisladores de izquierda y de los Verdes, así como de representantes de la industria alimentaria, especialmente en Alemania, el mayor mercado europeo de productos veganos. Anna Strolenberg, diputada ecologista, calificó la iniciativa como un intento del “lobby cárnico” por debilitar a los competidores innovadores. “Si quieren ayudar a los ganaderos, denles contratos más sólidos y mejores ingresos. Ayudémosles a innovar, no a confundir a los consumidores”, afirmó.
La votación también evidenció divisiones dentro del centro-derecha europeo. Incluso algunos miembros del grupo de Imart señalaron que la prohibición “no era una prioridad”, aunque la medida finalmente fue aprobada con una mayoría cómoda, apoyada por la industria ganadera francesa.
El debate refleja la tensión creciente en Europa entre la protección de sectores tradicionales de la economía, como la ganadería, y el creciente interés por dietas alternativas, motivadas por preocupaciones sobre el bienestar animal y las emisiones de gases de efecto invernadero. La legislación aún deberá pasar por negociaciones con los Estados miembros antes de su implementación definitiva.