El Gobierno entregaría su respuesta este miércoles a los reclamos gremiales. Las expectativas están divididas, entre otras razones porque parecería advertirse que en determinadas instancias del Ejecutivo, "no existe temor a un paro" y porque la confrontación con el sindicalismo sería asumida por ciertos funcionarios como "una instancia de análisis y posicionamiento hacia el futuro".
El Gobierno entrega su respuesta y la CGT deberá resolver si llama o no a un paro
12 de octubre 2016 · 06:20hs
Algunas fuentes de la cartera laboral admitieron este martes que algunos funcionarios son proclives a "confrontar y aceptar el choque" con el movimiento obrero para medir "fuerzas" e impedir "un avasallamiento gremial" a pocos meses de iniciada la gestión de Cambiemos, lo que desde la CGT es observado como "contradictorio".
En el seno del consejo directivo, mientras tanto, continúan acentuándose las diferencias entre quienes, como el camionero Pablo Moyano, procuran la inmediata convocatoria a la huelga porque "es inútil el diálogo" y los sectores más moderados -gordos e independientes- que aún apuestan a exprimir esa instancia.
El titular de la cartera laboral recibirá al triunvirato cegetista -que integran Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña- y a otros dirigentes de conducción a partir de las 9 de mañana en Trabajo, en un encuentro en el que los gremialistas definieron como "sustancial" para que la CGT no decida el jueves un paro.
El Gobierno había prometido que hoy contestaría las demandas planteadas por la CGT y dijo además que lo haría en una mesa a la que se sumarían sectores del empresariado; pero no está confirmado ni mucho menos que esto vaya a ocurrir mañana.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se pronunció por "un acuerdo", pero fue claro a la hora de señalar que el gobierno atenderá las necesidades de los sectores más desprotegidos.
"La reunión de esta mañana está confirmada, al menos hasta ahora. Si el gobierno persiste en ofrecer magras respuestas, como trascendió en los últimos días, habrá paro nacional. No hay otra salida a las necesidades de los trabajadores", coincidieron voceros gremiales.
Sin embargo, el viaje del presidente Mauricio Macri a Roma, donde será recibido el domingo 16 por el papa Francisco, es otro elemento de "presión" para el análisis de la dirigencia sindical.
En efecto, algunas versiones que circularon entre ayer y hoy dieron cuenta de una supuesta gestión subterránea de la Iglesia para que se mantenga en suspenso una decisión sindical, al menos hasta la semana próxima, cuando el jefe de Estado haya regresado.
"Ocurre que no sería muy conveniente que Su Santidad reciba al presidente argentino con una huelga ya declarada", señalaron otras fuentes respecto de la inmediatez o no de convocar a la protesta.
Esa instancia, de ser verídica las versión de una gestión eclesial, postergaría al menos una semana la determinación de la central.
"De ninguna manera", se apresuraron a aclarar otros voceros sindicales esta tarde a Télam al ser consultados al respecto.
"Si se ofrecen migajas y no se distribuye un bono para todos los trabajadores, jubilados y beneficiaros de planes sociales, habrá paro. Y sería entre el 20 y 25 de este mes. Y, esa posibilidad, también va de la mano con el monto de ese bono", puntualizaron.
El consejo directivo cegetista, que la semana anterior deliberó en Azopardo 802 durante más de dos horas, había señalado a través del jefe de los porteros (Suterh), Víctor Santa María, que la CGT determinaría este jueves si habrá o no protesta, y condicionó esa posibilidad a "las efectivas respuestas del gobierno".
Las CGT ya rechazó a través de varios de sus dirigentes que el supuesto bono de fin de año sea percibido sólo por algunos sectores y también que su monto se fije entre 750 y 2.000 pesos.
Sin embargo, existen elementos que permiten suponer -de forma independiente a la respuesta de mañana del Gobierno- que el encuentro del jueves en Azopardo será movido y prolongado.
Más allá de la "preocupación" de la central obrera por la realidad socio-económica y "los desempleados", algunos dirigentes -como el colectivero Roberto Fernández y otros líderes de poderosas organizaciones- no están dispuestos a quemar las naves.
En el Gobierno lo saben y, por lo mismo, a la par que los funcionarios continúan el diálogo no temen la confrontación.
Aunque los sindicalistas comparten el mismo diagnóstico de la realidad, las coincidencias no son unánimes a "la hora de parar".
Santa María no le asignó el jueves último demasiada importancia a la posibilidad de que Macri reciba o no a la CGT para destrabar la situación, aunque no todos opinan de esa forma, como el gastronómico Luis Barrionuevo, quien admitió que "habla" con él.
La CGT reclama soluciones "de emergencia", advertida de que su agenda de trabajo para lograr y consolidar "una economía productiva y la inclusión; un salario como motor de la movilidad social ascendente y la defensa de la industria nacional y el consumo popular" es una batalla que deberá librar a largo plazo.
Tampoco debe obviarse la presión que viene recibiendo "por izquierda" la CGT, a manos del sindicalismo combativo, que viene reclamando un mayor compromiso de lucha a la central mayoritaria.
Mientras la conducción obrera delibera y no logra una posición unánime, los ex secretarios generales de las ex divididas CGT Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló mantienen "una influencia central en las decisiones a adoptar, los tiempos, las metodologías y el diálogo con el gobierno", concluyeron los voceros gremiales.
Fuente: Télam