Alguien podría preguntarse si en vez de molestarse por la continuidad de Urribarri, los legisladores de Cambiemos no deberían estar agradecidos con que el exgobernador mantenga un fuerte protagonismo, ya que si es cierto lo que ellos sostienen acerca del deterioro de su imagen a raíz de las denuncias judiciales que afronta, esa visibilidad es un argumento electoral a favor de Cambiemos. En las preparatorias de 2015, 2016 , 2017 y 2018 Urribarri fue electo presidente de la Cámara con los votos de Cambiemos. Era el mismo Urribarri, con las luces y sombras de su gestión de gobernador a cuestas el que votaron en cuatro oportunidades para presidir la Cámara. ¿Entonces qué cambio? Se ha dicho que su elección como presidente de la Cámara resulta del acuerdo electoral del justicialismo entrerriano, que seguramente llevará una lista de unidad de los sectores mayoritarios para la elección de cargos provinciales. ¿Es razonable que Cambiemos tome esta decisión porque una situación interna del PJ no lo favorece? No lo es para varios intendentes de Cambiemos que se vieron sorprendidos inicialmente por la postura de los diputados de abandonar la sesión preparatoria, y luego de faltar a la asamblea legislativa. Solo se quejaron en el off the record para no profundizar el conflicto interno, imaginando tal vez sus aperturas de sesiones con bancas vacías. Aunque, obvio, hay que señalar que nada impide a los legisladores radicales sostener su mirada política sobre Urribarri y Bordet. Incluso pudieron haberlo hecho ante los medios de comunicación que cubrieron la apertura de sesiones, cuando recopilan las opiniones de los legisladores.
—Es el mismo Urribarri que ustedes votaron cuatro veces como presidente— pudo haber acotado algún movilero.
—Sí, pero ahora nos dimos cuenta de que es un muy mal dirigente y tiene pésima imagen.
—¡Entonces mejor para ustedes, para decirlo en la campaña! —Sí, pero hubiéramos preferido que los peronistas se pelearan y fueran con dos listas distintas a la elección general. Eso nos hubiera ayudado en el resultado electoral. Este diálogo no existió, tal vez solo porque los legisladores opositores no estuvieron en el acto de apertura de sesiones. Un par de semanas atrás la UCR, actuando como un partido político, sostuvo que los diputados radicales no debían inmiscuirse en la interna peronista expresada en la puja por la presidencia de la Cámara baja. Se supone que la misma instrucción le dio el ministro Rogelio Frigerio a los macristas. Resulta una postura lógica, no así el faltazo. La buena relación institucional que Bordet ha tenido con el gobierno nacional, y que los intendentes de Cambiemos tuvieron con el gobierno provincial, y que los propios legisladores de Cambiemos elogiaron reiteradamente, parece ahora no tener mucho peso. No es el primer movimiento extraño de los bloques opositores. Cuando Bordet envió proyecto de reforma electoral a la Legislatura, el entonces jefe del bloque de senadores de Cambiemos, Francisco Morchio, anticipó que se opondrían férreamente al desdoblamiento electoral. Luego les bajaron la orden contraria y fueron los bloques de Cambiemos los que unánimemente apoyaron la sanción de la ley que permitió el desdoblamiento. Eso no impidió que al otro día salieran a quejarse de esa ley. No es nuevo en política cambiar de opinión en pocos minutos. Se ve en todos los partidos. Sorprende en todo caso cierta impericia de los legisladores opositores al mezclar lo institucional con lo partidario.
—Sí, pero ahora nos dimos cuenta de que es un muy mal dirigente y tiene pésima imagen.
—¡Entonces mejor para ustedes, para decirlo en la campaña! —Sí, pero hubiéramos preferido que los peronistas se pelearan y fueran con dos listas distintas a la elección general. Eso nos hubiera ayudado en el resultado electoral. Este diálogo no existió, tal vez solo porque los legisladores opositores no estuvieron en el acto de apertura de sesiones. Un par de semanas atrás la UCR, actuando como un partido político, sostuvo que los diputados radicales no debían inmiscuirse en la interna peronista expresada en la puja por la presidencia de la Cámara baja. Se supone que la misma instrucción le dio el ministro Rogelio Frigerio a los macristas. Resulta una postura lógica, no así el faltazo. La buena relación institucional que Bordet ha tenido con el gobierno nacional, y que los intendentes de Cambiemos tuvieron con el gobierno provincial, y que los propios legisladores de Cambiemos elogiaron reiteradamente, parece ahora no tener mucho peso. No es el primer movimiento extraño de los bloques opositores. Cuando Bordet envió proyecto de reforma electoral a la Legislatura, el entonces jefe del bloque de senadores de Cambiemos, Francisco Morchio, anticipó que se opondrían férreamente al desdoblamiento electoral. Luego les bajaron la orden contraria y fueron los bloques de Cambiemos los que unánimemente apoyaron la sanción de la ley que permitió el desdoblamiento. Eso no impidió que al otro día salieran a quejarse de esa ley. No es nuevo en política cambiar de opinión en pocos minutos. Se ve en todos los partidos. Sorprende en todo caso cierta impericia de los legisladores opositores al mezclar lo institucional con lo partidario.