Una enorme construcción se destaca en el kilómetro 134 de la ruta provincial 11, cerca de Victoria. El edificio que se construye albergará en poco tiempo más a un proyecto que fusionará la actividad turística y la producción de vinos de alta gama. Es el proyecto de una familia rosarina que decidió invertir en la provincia. Verónica Irazoqui y Guillermo Tornatore se enamoraron de las lomadas y del majestuoso ímpetu del río Paraná, parecidos a La Toscana italiana según señalan, y dicidieron darle forma al emprendimiento.
“Nos encanta todo este verde, ver el paisaje de lo que ahora es nuestra finca nos hizo imaginar el potencial de Victoria con su suelo calcáreo, su variación térmica día/noche y sus niveles de lluvia, que se asemejan a las mejores regiones vitivinícolas del mundo. Y nos decidimos a ir más allá plantando más de 7.000 olivos”, comenta Verónica. Ella y Guillermo se contactaron con un equipo de profesionales que actualmente los asesoran en la producción vitivinícola.
“El visto bueno de gente entendida en la materia nos dio el empujoncito que nos hacía falta para decidirnos. Ellos nos convencieron de que esto era posible”, narró.
El emprendimiento, en plena construcción, será un complejo turístico y a la vez una bodega, un viñedo e incluirá también un restaurante orientado a la cocina italiana, una plazoleta de olivos, un mirador y una cava preparada para reuniones empresariales. El estilo será la consigna y el “toque” italiano será una de sus características.
“Nos decidimos a darle un aire italiano, porque el lugar nos pareció un pedacito de La Toscana; de a ratos en estas lomadas uno puede imaginar sin ningún esfuerzo que está en una campiña italiana. Este lugar no tiene nada que envidiarle a esa región”, señaló Verónica. Y subrayó que “la idea es llegar a producir vinos de alto nivel, apuntando permanentemente a la calidad, porque ahora sabemos que la zona puede dar excelente producción”.
“El proyecto fue pensado desde el arranque como turístico, de hecho las botellas de vino solo se van a vender en la bodega. Es decir, apuntamos a atraer visitantes; la bodega está pensada en el marco de un circuito completo, para que el turista ingrese al lugar se divierta, vea el proceso productivo de vino y del aceite de oliva y pase un grato día. Además, vamos a ofrecer actividades para la familia, para las parejas, habrá animales de granja y recría de carpinchos para liberar repoblando nuestro delta. Hay muchos proyectos, todos pensados desde el lado del turismo sustentable y educativo”, sintetizó Irazoqui.
Diversidad de varietales
“La bodega está lista. Ya hemos cosechado el primer chardonnay y los tintos están casi listos. Es una primera cosecha que nos permitirá concretar una vinificación para comenzar a embotellar vino. Pero implicará que ya tendremos vino y eso será un orgullo”, contó el ingeniero agrónomo Marcelo Casazza, responsable de los cultivos y uno de los más destacados especialistas del país.
Casazza, mendocino, es uno de los más destacados especialistas en viñedos. Se ocupa de las vides pero paralelamente trabaja para bodegas de Uruguay, Hungría, Francia y España, además de algunas de su provincia de origen.
“Sabiendo elegir los lugares dentro de las laderas, observando cómo impacta el sol, se puede hacer un desarrollo excelente. Jugando con la alta densidad y seleccionando los lugares aptos, hemos plantado en terrazas y las plantas se han desarrollado muy bien. Hicimos seis hectáreas en 2014 y sumamos otras doce en 2015. Y además plantamos olivos para producir aceite y aceitunas”, precisó.
Casazza no está solo. Se rodeó de un equipo que integran también Julio Bustos (encargado del armado de las bodegas) y el ingeniero agrónomo y enólogo Oscar Laguna, a quienes se suma Daniel Crognoletti como encargado del establecimiento.
“El objetivo de poder producir vinos de primera calidad, en tres líneas: clásicos (monovarietales), reserva y premium. Y es por eso que la maquinaria, las barricas, la estructura, todo es de primera línea”, aseguró.
Casazza confía ciegamente en el éxito de la empresa: “Esto no es un capricho, sino un proyecto que le va a servir a Victoria, a la región y a la provincia”, asegura.
“Hicimos estudios de suelos y en función de eso elegimos las variedades típicas argentinas (Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Syrah, entre otros) para ir probando. Por las condiciones de 1.000 milímetros anuales elegimos las variedades de ciclo más corto; pero cuando vimos que la zona tomaba características de la campiña italiana elegimos también variedades italianas como el Sangiovese (con el que se hace el Chianti) o el Pinot Grigio”, explicó el especialista. El proyecto está en marcha, el tiempo dirá si se concreta el sueño de la ruta del vino entrerriano.
Emprendedores
Verónica Irazoqui y Guillermo Tornatore armaron una empresa de alojamiento y diseño de páginas web. Les iba bien, pero la crisis del 2001 se llevó puesto su proyecto. Pero no se dejaron vencer. Con 200 dólares en el bolsillo se fueron a Estados Unidos, volvieron a comenzar rediseñando páginas web, un cliente llevo a otro y así comenzaron a renacer. Tiempo después, con algunos dólares más en el bolsillo, regresaron a la Argentina y pusieron en marcha lo que hoy es una de las principales empresas de hosting del país.
“La actitud es todo” es la frase que los guía y ayuda “todos los días a superar obstáculos y demostrar que se puede luchar y soñar con un gran país”, según coinciden al decir.
Vitivinicultura y turismo unidos en un proyecto cercano a Victoria
La ruta del vino entrerriano se instala como opción para combinar el descanso y la buena mesa.
10 de marzo 2016 · 06:50hs