Ana María Almirón de Álvarez nació en Concordia. En 1959 egresó de la Escuela Normal de esa ciudad para luego ejercer la docencia. Desde 1962 hasta 1967 fue locutora de LT 15. A finales del año 67 se radicó en Paraná y comenzó a trabajar en LT 14 Radio General Urquiza. Más tarde, la Dirección de Cultura y Turismo de la Provincia la designó conductora de sus ciclos culturales y musicales.
Ana María, el emblema de la radio
Por Laura Molnar
En 1985 nació el famoso programa de cuatro horas de duración “Mi ciudad y mi gente” también en la radio estatal. Luego se trasladó en 1992 a FM Litoral.
En 1994 creó FM Contacto en la cual salió al aire hasta 1997. Fue convocada nuevamente por LT 14 y en 2001 arrancó otra vez en FM Litoral de 8 a 12 y en vivo desde el Club Social de Paraná y por televisión a través de Canal 11. Actualmente conduce un programa en televisión a través de la señal de cable Somos Paraná y Santa Fe.
“Se prendía la luz de AIRE y era mágico”. La expresión corresponde a una de las voces más reconocidas de radio y televisión en Paraná: Ana María Almirón de Álvarez y es tal vez una de las frases más repetidas de los profesionales de la radiofonía. Cuando se habla del medio se hace alusión a sus poderes sobrenaturales, a su capacidad de llegar a lugares inimaginables a través de la palabra y la música.
El encuentro fue en su casa un viernes a la tarde. Los primeros calores de primavera, junto a la ansiedad del primer contacto con la mujer que supo conquistar la mañana de LT14 tuvieron un efecto abrumador. El living comedor, que funcionó como espacio para la entrevista, es fresco, amplio y extremadamente ordenado. La vista inevitablemente se dirigió a un estante repleto de premios que Ana María recibió en el transcurso de su carrera.
“Desde la escuela Primaria leía en voz alta. Entonces cuando llegué a la Secundaria y también mientras estudiaba para ser docente era la encargada de los actos académicos. En LT 15 de Concordia hubo un concurso de nuevas voces. Me presenté, gané y quedé como locutora”. Así comenzó su historia.
En radio los lugares de preponderancia no son para mujeres. Solo basta hacer un recorrido a través del éter para darse cuenta de que la mayoría de los que dirigen la batuta en los programas centrales son hombres. “Yo siempre trabajé a la mañana”, dijo Ana María. En 1985 logró en Entre Ríos lo que ninguna mujer pudo hacer: conducir durante la mañana, en el espacio de mayor audiencia de la radio. Y nada más y nada menos que por cuatro horas. Fue con “Mi ciudad y mi gente” en la emisora del Estado.
Había pasado media hora del inicio de la conversación y la charla viajaba en torno a su familia, la situación de país y la añoranza de una época de medios acartonados. “Me parece que la radio está bastardeada sobre todo en el lenguaje que utiliza. Antes no se decía una mala palabra. Ahora en televisión se toma mate, yo no puedo ver eso”.
Tal vez las nuevas generaciones se preguntarán ¿Quién es Ana María? ¿Por qué le indigna tanto esa descontractura de los comunicadores de hoy, tan naturalizada? Quizás la respuesta logre encontrarse en esos tiempos donde no se tuteaba al aire, tampoco se hacía ruido con un diario y ni hablar de cebarse unos verdes.
“La relación con la gente era única. Como la televisión era casi inexistente, la radio era el medio de comunicación para las personas que vivían en el campo. El correo rural informaba quién viajaba, quién había muerto, qué pasaba entre una y otra estación de ferrocarril”.
La tarde caía de a poco en ese ambiente de la casa lleno de fotos, adornos y el silencio era acaparado por la voz grave de Ana María.
Quién hubiese pensado que en tiempos en que el feminismo reivindica el derecho de la mujer a ocupar esos espacios limitados por el hombre, alguien haya borrado esas fronteras varios años atrás. “Se prendía la luz y era mágico”, dijo Ana María en su casa.
Pero fue solo ella, nadie más. Existen locutoras que informan el estado del tiempo, productoras, movileras, pero faltan conductoras. La radio fue y es un lugar para ellos, los hombres, los que por ahora hablan más fuerte.