La decisión estuvo basada en buscar imparcialidad y evitar suspicacias respecto de pruebas fundamentales que servirán para establecer si cabe asignar alguna responsabilidad al sargento Diego Ibalo y al agente Rodrigo Molina, en la muerte de Gusmán. Se aclaró, desde el vamos, que hay una profunda confianza en el profesionalismo del personal de Criminalística de la fuerza provincial. No obstante, el rigor ameritaba esta medida.
Planimetrías, dermotest, croquis, análisis de las trayectorias de los proyectiles, de los indicios levantados en la escena del crimen, entre muchos otros, son los aspectos que deben analizar los especialistas de Gendarmería.
Por eso, con los elementos que les fueron remitidos la semana pasada, hoy se hicieron presentes en el lugar del hecho, para trabajar en las mediciones de los sitios donde ocurrió la corrida y el intercambio de disparos, si es que éste sucedió. También actuaron en el lugar los peritos de parte que presentaron los abogados defensores Daniel Rosatelli y Andrés Bacigaluppo.
La causa la tramita el fiscal Gonzalo Badano, quien no ha imputado a los policías, ya que espera saber si su accionar estuvo o no justificado por la Ley.
Hasta ahora hubo pocas definiciones oficiales y muchos intercambios de acusaciones por fuera del legajo.