La pesquisa del hecho que conmocionó a Victoria conocido como el triple crimen, ocurrido el domingo 21 de abril, dio un vuelco inesperado: el único sospechoso fue liberado por falta de pruebas, y la principal hipótesis apunta a una de las víctimas, que primero habría asesinado a las dos personas con quien convivía y terminó muriendo calcinada por el incendio que ella misma provocó. Todo en el marco de un triángulo amoroso y la historia de la disputa familiar por propiedades, herencia y dinero.
Dinero y drama pasional en el triple crimen
Aquella madrugada, en la vivienda de 9 de julio 771, Juan Manuel Cuenca, de 64 años, e Ilda de los Ángeles Castañeda, de 50, fueron hallados sin vida en el interior de la casa consumida por el fuego. La tercera habitante de la casa, Delia María Rosa Brambilla, de 54 años, fue trasladada en una ambulancia al hospital con el 70% de su cuerpo quemado y puñaladas en el abdomen, y falleció tres días después.
El triángulo: Brambilla era esposa de Cuenca, quienes a su vez compartían, además del techo, la relación sentimental con Castañeda.
El engaño
La investigación policial y judicial, a cargo del juez de Instrucción Alejandro Callejas y el fiscal Julio Guaita, tuvo una dirección principal, a partir de las declaraciones de Brambilla cuando fue socorrida por vecinos. La mujer les dijo a estos y a los médicos del hospital que tres encapuchados ingresaron a la casa, los agredieron y la prendieron fuego. Pudo reconocer a su sobrino, Claudio Vera, de 24 años. El joven que reside en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, fue detenido ese mismo día.
Vera es hijo de Antonia Pedemonte y sobrino de Brambilla. En la Justicia de Victoria hay causas por los conflictos entre Pedemonte y Cuenca, con lesiones y amenazas cruzadas, por la disputa por las escrituras de una importante propiedad en la Ciudad de las siete colinas. Entonces, la coartada de Brambilla logró desviar la investigación y apuntar a Vera: él los mató por orden de su madre. Además, se habló de testigos y cámaras de vigilancia que lo vieron en un auto siguiendo a las víctimas, pero esto no fue probado.
El descargo
Sin embargo, el muchacho presentó su defensa, que según el juez fue acreditada: el sábado Vera trabajó de 14 a 22 en el depósito de Garbarino, en La Matanza. Luego fue a una fiesta con unos amigos, hasta que regresó a su casa, donde estuvo el domingo hasta ser detenido.
Los investigadores pudieron constatar que en su trabajo el joven marcó el ingreso y egreso con su huella dactilar, además de lo informado por sus jefes de su presencia. Hay filmaciones del local donde se hizo la fiesta, y otro video y registro del telepeaje de Autopista del Oeste en la localidad de Ituzaingó, que acredita el paso de Vera y sus amigos a la medianoche, “lo cual descarta en principio la versión inicial que hizo Brambilla”, afirmó el juez Callejas en conferencia de prensa.
“Van a morir como perros”
Mientras se investigaba esta línea, se producían medidas y pruebas en otro sentido. El viernes anterior a los asesinatos, Cuenca recibió un papel en su casa, donde con letra manuscrita lo amenazaban de muerte tanto a él como a su abogado Brasesco (“Van a morir como perros”). El hombre lo puso en conocimiento del fiscal, y le informó su sospecha sobre Pedemonte y su familia.
La carta fue analizada por los peritos caligráficos, quienes descartaron que la letra sea de Antonia Pedemonte ni de su hijo Claudio Vera. “Ninguna de las tres periciales dio positiva, por lo que se descartó rotundamente que hayan sido ellos”, afirmó Callejas, y agregó: “Estamos en condiciones de confirmar que ya sabemos quién hizo el manuscrito porque el perito ya lo confirmó, prefiero reservar la autoría de la persona”.
Diarios íntimos
Según la investigación periodística, el manuscrito con las amenazas fue peritado con dos diarios íntimos de Brambilla, que fueron secuestrados en la casa, y el resultado fue contundente: positivo. Además, en el celular de la mujer se encontraron mensajes de texto enviados a su hija (de un matrimonio anterior), uno de los cuales le dice: “La póliza del seguro está abajo de una maceta”. Fuentes indicaron que en el diario íntimo Brambilla dejaba constancia de la relación que mantenía con Cuenca y Castañeda, así como los problemas que transcurrían.
Estas pruebas refuerzan la segunda hipótesis: Brambilla habría premeditado el doble homicidio, para quedarse con el dinero del seguro de vida y las propiedades en conflicto. Entonces, se reconstruye el hecho de otra manera: la mujer mató primero a Castañeda, con dos puñaladas. Luego hirió levemente con dos cortes a Cuenca, quien quedó en el baño. Finalmente roció con nafta algunas partes de la casa, para borrar toda evidencia. Pero el fuego también la alcanzó y le quemó el 70% del cuerpo. No se sabe si las dos heridas de arma blanca que tenía Brambilla se las produjo ella misma para armar su coartada, o fue producto de un forcejeo con su marido.
Según los informes médicos, Castañeda murió por las puñaladas que le alcanzaron órganos vitales. Cuenca asfixiado por la inhalación de monóxido de carbono, en el baño de la casa. Y Brambilla agonizó tres días hasta morir por las quemaduras. Las amenazas del manuscrito se hicieron realidad.
Pesquisa abierta
En la conferencia, el juez de Instrucción dijo: “Esto se sigue investigando, no se da por cerrado con respecto a Vera, el único imputado en la causa. Hoy se dictó la falta de mérito y la excarcelación. Significa que la investigación sigue abierta hasta desvincularlo totalmente del proceso o que surjan nuevas pruebas”. Y por último agregó: “Todas las líneas se están investigando, los conflictos por los terrenos entre Pedemonte y Cuenca, también se investiga la relación entre cada una de estas personas. No descartamos la cuestión patrimonial”.
Colaboración periodística: Sergio Retamal de LT 39 AM Radio Victoria.