La medicina y la ciencia no pudieron concluir con certeza que la muerte de Gisela Grispi fue violenta, un femicidio. Sin embargo, hay testigos, circunstancias y las propias acciones desplegadas por su expareja, Heraldo Martirena, que condujeron la investigación de la Fiscalía a apuntalar las sospechas de que se trató de un asesinato, con el hombre como principal sospechoso. Por este intrincado caso ocurrido en noviembre de 2020 en Colón, comienza hoy el juicio por jurados ante un jurado popular, que deberá decidir si el acusado es culpable, o no.
Comienza hoy el juicio por jurados por un femicidio en Colón
Será a partir de las 9 en el Salón del Bicentenario de la ciudad de Colón. El juez técnico es el vocal del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concepción del Uruguay, Rubén Chaia, en tanto que el Ministerio Público Fiscal estará representado por el fiscal Alejandro Perroud. Por su parte, el abogado José Ostolaza ejercerá la defensa del imputado, que cumple prisión preventiva en la Unidad Penal Nº 1 de Paraná.
El debate continuará los días 10, 13, 14 y 15 de junio, cuando se escucharán los alegatos de las partes, y los 12 ciudadanos y ciudadanas pasarán a deliberar para luego anunciar un veredicto.
Tal como ha informado UNO sobre lo que se pudo reconstruir en la investigación, y un vecino de Grispi entró a su casa ubicada en calle Rufino Mir 80 y la encontró muerta, desde hacía varios días. La falta de certezas sobre la causa del fallecimiento presumía una “muerte natural”, pero varios testimonios y por mensajes recibidos por allegados a la mujer de 39 años, despertaron las sospechas sobre su expareja, quien había sido denunciado por violencia de género y tenía una restricción judicial.
El fallecimiento de Gisela se descubrió el lunes 23 de noviembre de 2020 cuando su madre, que vive en Buenos Aires, trataba de comunicarse con ella y no lo lograba. Entonces, le pidió a un vecino que fuera a ver qué ocurría, y ese hombre se encontró con la escena de un crimen. Desde entonces, con un cúmulo de evidencias se consolidó la imputación por femicidio.
Por el estado de descomposición en que se encontraba el cuerpo de la víctima, los médicos no pudieron encontrar indicios claros sobre la causa de la muerte o lesiones como consecuencia de un ataque.
Uno de los datos que perfiló la investigación hacia un asesinato fue que la madre de Gisela había recibido mensajes de WhatsApp desde el celular de su hija, en momentos en que la mujer ya estaba fallecida según la data de la muerte, pero además había notado extrañamente que no estaban redactados con la forma de escribir de ella. Luego se iba a corroborar que los había enviado el imputado, para desviar la investigación.
Además, hay testigos que ubican a Martiarena en la vivienda. El viernes (tres días antes) una vecina lo vio en la casa de Gisela regando las plantas, pese a que tenía una prohibición judicial de acercamiento. Por la noche, hubo personas que escucharon gritos de una fuerte discusión y otros ruidos llamativos.
Desde hoy se comenzarán a exponer estas pruebas y el jurado tendrá la difícil tarea de resolver en consecuencia.