Pasó más de un año del procedimiento policial en el cual detuvieron a una persona con una moto robada y un arma de fuego, y la posterior denuncia de apremios ilegales contra efectivos de la División Robos y Hurtos. Y aún ninguno de los señalados fue imputado. En medio de la incertidumbre, una prueba solicitada por la acusación generó una nueva controversia: una rueda de reconocimiento de personas fue autorizada por la jueza de Garantías Gabriela Garbarino, pese a que había sido anulada un reconocimiento fotográfico de los policías. La defensa apeló la medida y el próximo martes será la audiencia ante el vocal Gervasio Labriola, quien luego analizará la legalidad de esta medida.
A más de un año de una denuncia por torturas, una prueba genera polémica
Tal como ha informado UNO acerca de esta causa, el fiscal Eric Zenclusen recibió la denuncia de Jonathan Exequiel Framulari y su pareja, quienes acusaron a 10 policías por torturas, entre ellas el haber quemado con agua caliente y empalado al joven del barrio Belgrano. Describieron que esto sucedió luego de la detención en la cual hubo una persecución previa. Los policías alegan una escaramuza en el contexto del arresto.
En la causa se incorporaron como querellantes los abogados José Iparraguirre y Lucía Tejera, así como el Ministerio de Derechos Humanos de la Nación. La defensa es ejercida por Miguel Cullen y Daniel Rosatelli.
Las evidencias que respalden el testimonio no parecieron ser contundentes, ya que no hubo una citación a indagatoria de los policías, sino que hasta hoy no existe una imputación formal. En el legajo, el informe del médico forense no fue concluyente, lo cual tampoco permite descartar los hechos denunciados, aunque los informes y la historia clínica de Framulari del hospital San Martín sostienen que no padeció lesiones compatibles con las lesiones mencionadas.
La cuestión se enrareció cuando señalaron como uno de los principales autores de los apremios al jefe de Robos y Hurtos, Carlos Schmunk, quien afirmó que no participó del procedimiento y presentó las evidencias del caso.
Y sobre llovido, mojado: en lugar de hacer una rueda de reconocimiento de personas, se hizo una rueda fotográfica, en la cual Framulari señaló, entre otros, a Schmunk, a quien además conoce de otras causas y, según él dijo, por las entrevistas que le han realizado en la televisión local.
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A fines del año pasado, esta prueba fue anulada por el entonces juez de Garantías Ricardo Bonazzola, debido a que no se notificó a la defensa para presenciar la producción de esa prueba, por lo cual se violaron garantías elementales del proceso penal.
Resulta que hace poco más de un mes, la Fiscalía y la querella solicitaron que ahora se haga una rueda de reconocimiento de personas. La defensa se opuso al sostener que el denunciante ya vio a Schmunk y a los otros policías en las fotos, por lo cual pierde sentido un reconocimiento de alguien a quien ya vieron en una foto. La jueza Garbarino hizo lugar a la medida y los defensores fueron en queja al Tribunal de Apelaciones de Paraná.
El juez Gervasio Labriola hizo lugar a la queja para que se trate esta controversia. La audiencia está fijada para el próximo martes a las 9, donde las partes discutirán si es legal o no avanzar con esta prueba.
Mientras tanto, se incorporaron al legajo los registros de llamadas telefónicas de Schmunk, que concuerdan con su versión: a las 22.30 realizó el último llamado el cual impactó en la antena ubicada en la celda de su vivienda, y la siguiente fue a las 7.30 de la mañana cuando llamó a la Fiscalía y al director de Investigaciones, Ángel Ricle, para informar lo sucedido la noche anterior en el procedimiento de la polémica.
Asimismo, Schmunk había firmado la salida en el libro de Guardia, a las 22. La detención de Framulari ocurrió alrededor de las 23.20.
Además, la pareja de Framulari había dicho que Schmunk fue al hospital donde el joven se encontraba internado en observación, para “apretarlo”. Se pidieron los videos de la cámaras del nosocomio y no se ve al comisario.
La cuestión es que toda la acusación se dirigió y concentró en Schmunk, sobre quien el denunciante sostuvo que estaba encapuchado y era el principal autor de las torturas. Incluso, el querellante habló de “la patota de torturadores dirigida por Schmunk”. Y si se cae la imputación contra el jefe de Robos y Hurtos, la acusación se encontraría en un embrollo para sostener la veracidad del testimonio de Framulari.
En un sistema procesal penal acusatorio que busca garantizar que la causas avancen sin dilaciones, a más de un año aún no hay definiciones.