El miércoles 21 una llamada al 911 alertó a la fuerza policial en Entre Ríos sobre un episodio de crisis de salud mental en una vivienda de calle Garrigó y Jorge Newbery, de la ciudad de Paraná. El pedido de asistencia, que anteriormente se había solicitado sin suerte al 107, surgió por el ataque de pánico que aparentemente estaba sufriendo Victoria Núñez, una joven trans de 27 años. Según la declaración de su madre, quien junto a la pareja de Vicky son los dos únicos testigos presenciales del hecho, por lo menos cinco policías la redujeron con el uso de la fuerza física, la arrastraron por toda la casa y luego la esposaron. “Victoria llevaba en ese momento siempre un cuchillo como protección, porque a esto hay que contextualizarlo, ella trabajaba en la calle”, contó en declaraciones a La Red Paraná el abogado que se constituyó en querellante en la causa, Patricio Cozzi. El abogado, en base a relatos aportados por sus familiares, indicó que ella luego tomó una tijera y amenazaba con suicidarse. Minutos después la chica terminó desvanecida en la vereda de su casa, y pese a la actuación del personal de salud que la quiso reanimar falleció en el hospital San Martín.
Polémica por el accionar policial en casos de salud mental
La ley de Salud Mental, a la que adhirió Entre Ríos, contempla la capacitación de la fuerza policial.
El caso instaló el debate acerca de la actuación policial en situaciones de crisis vinculadas a la salud mental. La muerte de Vicky no se trata de un hecho aislado, al menos por situaciones similares que sucedieron en distintas provincias del país –el que más trascendió es el del músico Chano Charpentier– donde se repite el mismo modus operandi: el uso desmedido de la fuerza policial y a simple vista, un déficit en la forma de abordar cuadros tan complejos.
El médico psiquiatra y director general del área de Salud Mental de Entre Ríos, Carlos Berbara, analizó desde su incumbencia el criterio de intervención de los cuerpos policiales en circunstancias donde se presenta una urgencia con una persona que presenta un posible padecimiento mental. “Desde todos los ámbitos de la salud se repudia cualquier acto de violencia perpetrado contra una persona que esté sufriendo cualquier tipo de dificultad, ya sea física o psíquica. Eso hay que dejarlo muy en claro, porque bajo ningún punto de vista hay protocolo existente que avale el uso de la violencia física, que vaya en desmedro de un sujeto que está padeciendo o que está sufriendo”, dijo el profesional en una entrevista concedida a UNO.
Los testimonios de familiares y de compañeras del colectivo trans son coincidentes: Vicky no tenía un antecedente médico que hiciera suponer que podía morir de esa manera. Para Berbara el cuadro de la joven trans se podría encuadrar en una “crisis de ansiedad o de angustia”, aunque explicó que se debe tener en cuenta el amplio espectro “vinculado a la salud mental que pueden hacer entrar en crisis subjetiva a una persona y distorsionar su conducta”. El médico explicó que en el terreno de la salud mental pueden surgir diferentes situaciones como “las desorganizaciones agudas vinculadas a los cuadros de psicosis, los cuadros vinculados a los consumos problemáticos, ya sea en estados de intoxicación o estados de abstinencia, los intentos de suicidio o las víctimas de violencia”.
¿Está capacitada la Policía?
La actuación policial no siempre está asociada necesariamente con delitos. Es frecuente que ante llamados al 911 o a las comisarías locales se requiera su intervención por crisis o brotes psicóticos. Se presume que estas personas previamente recibieron atención médica especializada en el ámbito público o privado. Consultado al respecto, Berbara recalcó que para abordar estos cuadros existen protocolos sanitarios, “que apuntan primero y principalmente a llegar a un diagnóstico, que se construye por una entrevista o por tomar contacto con el caso, ya sea por una llamada de emergencia en un domicilio o en la calle, o por la llegada de ese sujeto a un efector de salud: puede ser a través de una consulta o una guardia en un centro de salud o en un hospital o en el ámbito privado”.
Acto seguido el funcionario observó que en el caso de la joven paranaense “ninguno de los protocolos se llevó adelante”. En caso de desconocerse cuál es el espectro asistencial que ese sujeto tiene, Berbara recomendó dirigirse al centro de salud más cercano, o al hospital de referencia o si no llamar al 107, el servicio de Emergencias en Entre Ríos. Sobre la preparación de los cuerpos policiales para atender estos casos, el médico subrayó que la Ley nacional de Salud Mental Nº 26.657, a la que adhirió Entre Ríos apoyada en su Órgano de Revisión para garantizar el cumplimiento de la normativa, contempla la capacitación de las fuerzas de seguridad “para adecuar sus prácticas y de hecho hay protocolos específicos que se desprenden de esa idea, para que la fuerza policial que muchas veces se encuentra con situaciones críticas de salud mental sepa cómo actuar”.
El especialista habló acerca de una cuestión muy sensible, y que requiere de una preparación adecuada, tal como lo establece un protocolo que en 2013 elaboró el Ministerio de Seguridad de la Nación y que iba en línea con la Ley de Salud de Mental.
En el documento se estableció como primera estrategia “la atención inmediata del equipo de salud, particularmente cuando la evaluación inicial permite sospechar que se está frente a un riesgo inminente para sí o para terceros por intoxicación o abstinencia de sustancias, o bien la presencia de otros padecimientos físicos o mentales”. En un apartado sobre las demás estrategias específicas de intervención se advierte a los agentes que ante casos de sobreexcitación de las funciones psíquicas, anímicas y motoras o la depresión o disminución de estas, debe descartarse lo que “históricamente” se hacía en primera instancia: el uso de la fuerza física para una supuesta defensa.
Berbara confirmó que en Entre Ríos se está capacitando con regularidad a los integrantes de la Policía provincial y que la última capacitación se realizó entre 2018 y 2019. “Hemos hecho capacitaciones vinculadas a agitación psicomotriz, situaciones o intento de suicidio, para trabajar en la contención y en la prevención. Es el órgano de revisión es el que nos impone a las organizaciones de salud cumplir con cada uno de esos puntos en la normativa”, subrayó.
Aplicación de la ley
La Ley nacional de Salud Mental, sancionada hace 10 años, cobró notoriedad en estos días a raíz de severos cuestionamientos. A diferencia del escarnio mediático y social contra la normativa, el funcionario provincial defendió cada uno de sus artículos: “No hay un solo artículo para rever, no hay una sola letra para modificar. Es una de las normativas de avanzada y reconocida a nivel internacional, en lo que respecta a garantías de derecho en salud”.
De la misma forma aseguró que en la provincia se está cumpliendo con la inversión prevista para infraestructura y capacitación de recursos humanos. “Por ejemplo, en lo que respecta a capacitación y formación, las residencias de salud mental con respecto al resto de las residencias de las especialidades médicas han sido las que más han crecido en los últimos cinco años. Tenemos servicios de salud mental en casi el 40% de los hospitales generales”, ilustró.
La realidad es que muchas veces el sistema no puede dar respuesta a las familias que luchan para rescatar a sus hijos del flagelo de las adicciones, algo que terminó por reconocer Berbara. “A veces el recurso no alcanza para agotar el 100% de las situaciones de urgencia y de emergencia, en general y particular de salud mental”, concluyó.
¿Qué le pasaba a Vicky?
Macarena Cornejo y Wanda Salles son amigas de Vicky y hablaron de sus antecedentes de salud, pero también cuestionaron severamente el accionar policial y exigieron que se haga justicia.
“Nunca supimos de un diagnóstico de alguna patología mental o neurológica. No había un certificado de nada. Ella no sabía que pasaba por esa patología también. Muchas veces las chicas no saben qué les pasa, porque no van a un profesional, no son tratadas bien y por ahí no arrancan”, dijeron las militantes del colectivo trans en diálogo con UNO.
Wanda contó que su amiga antes de fallecer había pasado una situación muy fea con la Policía: “Y la entiendo por el ataque de pánico, porque al ver la Policía eso fue lo que desarrolló en ella un montón de cosas”. A criterio de Macarena “no hay que olvidarse de la persecución que pasan las personas en situación de prostitución o de trabajo sexual por parte de la Policía. Esas cuestiones sin dudas dejan sus resabios, aquí una muestra de ello. Lo pienso como hipótesis para llegar a justificar una idea patologizante. No nos cierra la hipótesis de que esto sea una patología: el proceder fue inhumano”.
Sus amigas, en pleno proceso de duelo, recordaron sus últimas horas con vida. “Su mamá nos contó que la sacan a la fuerza de su casa, como si fuera una delincuente”, criticaron. “Cuando la sacan de la casa tienen que esperar que llegue una ambulancia, eso da cuenta del mal accionar, la ambulancia tendría que haber llegado en simultáneo”, dijeron.