Tirso Fiorotto/ De la Redacción de UNO
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Entrerrianos piden por Haití en la Cumbre del Mercosur
A través de Alberto Dorati nos ha llegado una vez más la voz de Henry Boisrolin, el haitiano radicado en Córdoba que ofrece razones contra la presencia de militares extranjeros en su país, y lo hace de un modo que llega al corazón. Hay que escuchar a Boisrolin para cambiar el concepto que nos han metido sobre Haití. Sus conocimientos, la serenidad y firmeza de su reclamo, no pueden pasar inadvertidos.
Como el nuestro es un espacio destinado a la identidad de los entrerrianos, hoy decimos que después de escuchar a Henry Boisrolin todos somos haitianos, todos sentimos en carne propia la presencia hostil extranjera, pero lo lamentable es que somos nosotros, los países hermanos de Haití, los que estamos cometiendo el atropello.
Y mencionamos a Alberto Dorati, porque este periodista oriundo de Santa Fe y con larguísima y provechosa trayectoria en el oficio, en Gualeguaychú, fue el representante de una agrupación cultural de entrerrianos y santafesinos, en la manifestación realizada el 12 de julio ante la Cumbre del Mercosur, en Montevideo, y la voz de Dorati servirá sin dudas, de ahora en más, para ayudarnos a romper el cerco de los grandes medios y los poderes estatales que ocultan y tergiversan la realidad. Insistimos: escuchemos a Boisrolin antes de hablar. Hay que atender sus razones, allí está la raíz de la libertad continental que nos reclama. En Montevideo, las organizaciones de distintos países entregaron una carta al presidente entrante del organismo internacional, el bolivariano Nicolás Maduro, para pedir que se marchen las tropas instaladas en Haití. El periodista Alberto Dorati participó y a su regreso narró el significado de la expresión de solidaridad con la nación oprimida.
Una foto, un mundo
La fotografía que publicamos aquí nos llega desde Montevideo, gracias a la dirigente social Mónica Riet, y al docente Andrés Olivetti, que junto a otros orientales encabezan la marcha de colaboración con los haitianos. Ambos, Olivetti y Riet, han visitado Paraná en dos o tres oportunidades para compartir cursos, encuentros, intercambios culturales y gremiales. Trascendió que la misiva llevó al venezolano Nicolás Maduro, pero no hubo onda entre los demás presidentes para tratar el delicado asunto.
De hecho, Boisrolin destaca en los espacios que le ofrecen, la ayuda de Venezuela y principalmente de Cuba, con médicos y no con soldados, pero reprocha a los demás gobiernos la decisión de encolumnarse con la política de los Estados Unidos, que pretende, dice, proteger el estado de cosas, es decir, las tremendas asimetrías que desarrolló allí el capitalismo, aunque pone como excusa para la intervención una infame subestimación de las condiciones del pueblo haitiano para darse los caminos que lo llevarán a superar sus problemas.
Aquí subrayamos el compromiso de organizaciones de provincias argentinas en el seguimiento de las problemáticas que atraviesan hermanos del continente, como los habitantes de Haití, y que esperan, junto a las entidades de Montevideo, una respuesta de las máximas autoridades del Mercosur.
“Hace muchos años que venimos escuchando que la ONU envía tropas de paz para ayudar a Haití en una tremenda situación de crisis”, escribió Alberto Dorati. “Además, escuchamos que la pobreza y la miseria son artículos abundantes en ese país. Por ello, se ha creado la MINUSTAH (Misión internacional de Naciones Unidas para la estabilización de Haití), con lo cual uno traduce que esa nación está desestabilizada, y nos dicen que dicha misión tiene carácter de ayuda, es solidaria, para ayudar a los pobres haitianos a recomponerse de todos sus males”.
Tras esta introducción, el gualeguaychuense comenzó la crítica. “La iniciativa la tomó, como siempre, Estados Unidos. En el año 2004 mandó sus tropas y luego pidió a distintos países de todo el mundo que hicieran lo mismo. Así, arribaron tropas de todos los colores y nacionalidades, con el consiguiente costo millonario para la ONU. Ahora bien, si deseamos ayudar a Haití, ¿hay que enviar tropas con armas? Siempre que uno acude a solidarizarse con otro, lleva las manos, los brazos y el corazón abierto para dar todo lo mejor”, se preguntó el entrerriano adoptivo.
“Aquí está la parte del cuento que nunca aparece. ¿Es realmente una misión solidaria la que la ONU lleva adelante en Haití? ¿O simplemente es una más de las tantas intromisiones que Estados Unidos ejecuta avasallando la libertad de un pueblo?”.
Las preguntas del periodista de Gualeguaychú tienen sentido para los entrerrianos, si se considera que numerosos habitantes de esta provincia participan de la presencia militar en Haití, y a su regreso dejan una cadena de interrogantes sobre los beneficios de los pretendidos “auxilios”.
Consultado por UNO, Dorati sintetizó su viaje a través de una columna que publicó a través de la página denominada Observatorio Antiimperialista.
“El viernes 12 de julio, en Montevideo, se realizó la Cumbre del Mercosur, a la que asistieron los presidentes de los países miembros (Uruguay, Argentina, Paraguay y Venezuela) y también el presidente boliviano Evo Morales. En la cumbre se habló mucho del episodio vivido días pasados por el presidente Evo Morales en Europa y elevaron un duro reclamo a Estados Unidos por las denuncias del supuesto espionaje de sus servicios de inteligencia en varios países latinoamericanos”.
“Esta situación, que no me parece novedosa, ya que Norteamérica nos ha espiado toda la vida desde la tierra y desde el aire, aparece al menos contradictoria con la decisión que mantienen firme varios países latinoamericanos de enviar tropas para la misión de la ONU en Haití. Está claro que Estados Unidos no solo nos espía, sino que, habilidosamente, utiliza las fuerzas armadas de nuestros países para hacer el trabajo sucio y luego ellos devorar el manjar codiciado”.
Orientales y argentinos
La Coordinadora Uruguaya por el retiro de tropas de Haití, junto a otras organizaciones sociales, como la Junta Americana por los Pueblos Libres (de Entre Ríos y Santa Fe) de la que participa Dorati, entregaron el mismo día que se realizó la Cumbre una carta dirigida al Presidente Pro Témpore del Mercosur, Nicolás Maduro, en la que se exige el retiro inmediato de la MINUSTAH del territorio haitiano.
Luego, por la tarde, en la sala Maggiolo de la Universidad de la República, se llevó a cabo una mesa redonda, donde Henry Boisrolin brindó detalles de la situación que se vive en su país, y particularmente las consecuencias desastrosas de la presencia de las tropas de Naciones Unidas. Asimismo, los representantes de las distintas organizaciones que adhirieron al pedido de retiro, expresaron su solidaridad y se comprometieron a continuar –dijo Dorati-, trabajando para lograr la liberación del pueblo haitiano.
Un país violentado
“Cuando todos pensamos en la loable tarea que las tropas de Naciones Unidas realizan en Haití, sólo nos basta dialogar con Henry Boisrolin, un haitiano que actualmente vive en la ciudad de Córdoba pero que permanentemente viaja a su país y lucha denodadamente por la soberanía de su país”, señaló Dorati, para tomar conciencia de que las apariencias engañan.
Y aquí expresiones del haitiano, que aparece en la fotografía: “Mucha gente cree que se trata de misiones de solidaridad, nosotros no. Nosotros decimos que es una violación de nuestra soberanía y de nuestro derecho a la autodeterminación. Y además, nosotros creemos que políticamente no hay posibilidad de resolver los problemas de nuestro país sin la recuperación de nuestra soberanía. Eso es fundamental. No creemos que nadie, más allá de la buena voluntad o mala voluntad que pueda tener, va a poder reemplazar el accionar del pueblo haitiano. El sujeto histórico de la consumación es el pueblo de Haití, acompañado, obviamente, por una solidaridad respetuosa de la soberanía por parte de sus hermanos en el mundo, no solamente en América Latina”, manifestó Henry Boisrolin con una pronunciación perfecta del castellano, y con razones irrebatibles.
Un poco de historia
Alberto Dorati recordó que Haití fue el primer país latinoamericano que conquistó su independencia desde 1794, cuando su pueblo esclavizado se rebeló al colonialismo francés bajo el liderazgo de Louverture y Dessalines. Así se convirtió, además, en la primera nación negra libre de este continente.
“Luego, los haitianos tuvieron fuerte influencia en los procesos independentistas de otros países, como Venezuela, Ecuador y Colombia, entre otros. Incluso, se sabe que cuando Buenos Aires debió librar batalla contra los ingleses, en 1806 y 1807, fueron los haitianos los que se ofrecieron, con hombres y armas, para ayudar a enfrentarlos. Desde el Virreinato rechazaron la propuesta, pensando que estos ‘negros revoltosos’ podían ser causantes del levantamiento de los negros esclavizados en Buenos Aires, tras la batalla. En ese sentido, Henry reflexiona: ‘centenares de haitianos murieron junto a patriotas latinoamericanos para la independencia de varios países latinoamericanos. Hemos dado armas, municiones, dinero, víveres. Nuestros ancestros hicieron esto y hoy nos devuelven con una ocupación inadmisible’”.
“Para saber cuáles son las consecuencias de la ocupación haitiana, sólo hay que conocer los episodios lamentables que se han sucedido. Entre ellos, los que nos narra Henry Boisrolin con fuerte indignación: ‘Con la presencia de esas tropas, hoy por hoy, Haití sufre una epidemia de cólera que nos costó más de 6.000 muertos ya, y más de 600.000 personas infectadas. Además de las violaciones a niñas haitianas, a mujeres, jóvenes, etcétera. En Uruguay ustedes saben el caso de Jhonny Jean, en el año 2007, reconocieron que soldados de Sri Lanka habían violado a niñas haitianas. En el tema del cólera, todos los estudios científicos demostraron claramente que se trataba de una epidemia que salió de la base de los nepaleses, miembros de la Minustah, en Big Valley, en Haití. Entonces, hablar de cosas positivas, realmente no. También, cuando el pueblo salió a exigir por el salario mínimo de 200 gourdes, la Minustah ayudó a la policía haitiana a reprimirnos. Cuando el pueblo salió a la calle para exigir, para decir no, para luchar contra el hambre, etcétera, también la Minustah salió a reprimir… Además, el reconocimiento de Naciones Unidas, en el año 2007, de la violación de niñas de 12 años por parte de 114 soldados de Sri Lanka, y la masacre de niños en Cité du Soleil, hechos que nunca se juzgaron porque los soldados tienen inmunidad’. Henry afirma: ‘Inmunidad es igual a impunidad’”.
Y siguió Dorati con los dichos de Boisrolin: “Frente a esto, nosotros decimos que es tiempo, no vamos a esperar cien años, como pasó con la guerra de Triple Alianza, para pedir perdón al pueblo paraguayo. No podemos esperar cien años después para pedir perdón al pueblo de Haití’”.
Alberto Dorati admitió que el diálogo con los orientales y el haitiano residente en Córdoba le permitió comprender mejor la complejidad de la situación, y dijo que ayer viajaba a Chajarí para relatar a otros entrerrianos los detalles del movimiento a favor de la liberación de Haití, y analizar los pasos a seguir con el fin de divulgar la situación.
Francia, EEUU y Canadá al banquillo
Alberto Dorati explicó el comienzo de los nuevos males de Haití. “Cuando conmemoraba el bicentenario de su independencia, en 2004, fue derrocado el presidente Jean Bertrand Aristide y enviado al exilio. Inmediatamente ingresaron al país tropas francesas, estadounidenses y canadienses. En Abril de 2004, el consejo de seguridad de Naciones Unidas votó la resolución 1542, donde se propuso la formación de la MINUSTAH. Tras ello, ofrecieron la comandancia militar a Brasil, quien la aceptó gustosamente, pensando en su objetivo de obtener un puesto permanente en el consejo de seguridad. ‘Es lo que nosotros llamamos la tercerización del imperialismo. Nosotros los llamamos así, es la tercerización del imperialismo, donde el trabajo sucio lo hacen otros en lugar de ellos directamente. Pero los verdaderos comandantes de esto, no son otra cosa que los Estados Unidos’, expresa Henry, conociendo de antemano que el Estado Mayor de la MINUSTAH está conformado en su mayoría por Estados Unidos, Canadá y Francia, mientras que los países latinoamericanos sólo tienen tres representantes”.
“Respecto de los objetivos que persigue el imperio yanqui, Henry analiza diversos aspectos. ‘Creo que hay fines económicos, porque Haití tiene reservas de oro, petróleo, etcétera. También es la situación geopolítica de Haití. Haití es el país más próximo a Cuba, 77 kilómetros nos separan, Haití es el país que comparte la isla con República Dominicana, Haití está a escasos minutos de vuelo con Puerto Rico y con Jamaica. Es decir, controlar a Haití es fundamental. Además de esto, la mano de obra superbarata. Las empresas norteamericanas aprovechan eso para explotar lo más que se pueda al pueblo haitiano ¿no?”.
Dorati apuntó que el país caribeño es una nación que supo tener y practicar una vida plena, con todos sus poderes funcionando en pos de la libertad de los esclavizados y la libertad de los pueblos oprimidos por el colonialismo existente en el continente. Tras las reiteradas ocupaciones Haití se fue empobreciendo hasta llegar a la debacle que enfrenta hoy. “Basta de decir que hay pobreza en Haití: es un país emprobrecido. Eso es fundamental tenerlo en cuenta. No fuimos a ningún supermercado a comprar miseria ni pobreza. Eso tiene una explicación y la explicación quieren negarla. Hay que entender lo que significó en el mundo imperial, la derrota sufrida por Napoleón. Haití era un mal ejemplo. Había que castigarlo. Además del tema del racismo”.
Para Dorati, Henry Boisrolin está muy seguro que el pueblo haitiano recuperará su soberanía. “No es que no sepamos llorar –dijo el haitiano-, lloramos mucho, pero sabemos que no podemos seguir llorando, tenemos que luchar. Sabemos que el mayor esfuerzo lo tendrá que hacer el pueblo haitiano, pero el camino será menos difícil para nosotros si podemos contar con la comprensión y la solidaridad de gente como ustedes”.