En los próximos días ingresará a la Legislatura provincial un proyecto de ley de paridad integral que buscará hacer operativo el artículo 17 de la Constitución de Entre Ríos reformada en 2008, que señala que el Estado dispondrá acciones positivas para garantizar la equidad de género en todos los órdenes.
Miradas: el debate por la paridad
Por Carlos Matteoda
De ser aprobada, será una norma que introduzca cambios de fondo en la regulación del acceso a los diferentes estamentos y organismos estatales ya que establecerá “la equidad de género en la representación política y partidaria y en la conformación de candidaturas con probabilidad de resultar electas”, según señala el texto constitucional. También se intentará establecer una serie de principios generales para entidades de la sociedad civil como gremios, clubes o colegios de profesionales.
La discusión parlamentaria parecería tener un final cantado, ya que cuesta imaginar quien podría argumentar en contra, es decir, para sostener un sistema que no garantiza la igualdad.
También resulta difícil imaginar cómo alguien defendería el actual sistema indicando que en realidad no discrimina a nadie. Hay una clara diferencia entre no discriminar y lo que significa garantizar un derecho. Para cumplir con la Constitución, se requiere mucho más que no promover la desigualdad.
Actualmente hay 10 mujeres en la Cámara de Diputados entrerriana porque existe un cupo mínimo, si no habría menos. Fue necesaria esa ley de dos y uno (que siempre es varones y mujeres, respectivamente) para que haya 10 mujeres y lo demuestra el hecho de que cuando no existía esa ley, las mujeres no llegaban al 33%.
Es claro que si en los clubes, las comisiones de deportes, los colegios de profesionales, los gremios y los partidos políticos generalmente hay más mujeres que varones, existe una distorsión en que por lo menos la mitad de los cargos de importancia no estén ocupados por mujeres.
Hay mujeres en todos lados, que participan y trabajan tanto o más que los varones, pero deciden poco o nada. Algo no está bien, ¿no?
Existe un argumento más o menos frecuente en contra de los proyectos para garantizar la participación equitativa de las mujeres que consiste en señalar que tal o cual dirigente llegó por “sus propios méritos”, y se suele poner de ejemplo a Cristina Fernández, quien sin dudas dentro de su excepcionalidad fue capaz de acceder a la Presidencia en un esquema político machista.
Ahora bien, si se considera que en 210 años solo una mujer llegó a la Presidencia, y se trataba ni más ni menos que de la esposa del presidente saliente, el argumento parece débil. Sostener eso es casi como admitir que el varón que llega a un cargo no lo consigue solamente “por sus propios méritos” sino también porque la mitad de la población tiene más obstáculos que los varones para aspirar a un cargo de importancia.
En la provincia no es tan distinto. En 1951 el peronismo entrerriano logró seis bancas para mujeres en Diputados, sobre un total de 28, en la primera elección en la que hubo voto femenino. Actualmente, sobre 34 bancas, el peronismo sigue teniendo seis. Y si no fuera por el “dos y una”, serían menos.
Sin entrar a considerar en detalles la larga lucha de las mujeres por sus derechos políticos, resulta inocultable que la participación de las mujeres en ámbitos estatales de decisión resulta en políticas públicas diferentes, y más abarcativas. Y aunque así no fuera, aunque las mujeres replicaran el modelo varonil de gestionar, la paridad es un derecho a reclamar, porque salta a la vista que ser mujer implica tener más dificultades para acceder a un cargo de decisión, en lo estatal y en lo privado.
Parte de lo interesante del debate legislativo que se viene es que no se limita al ámbito estatal y de las candidaturas partidarias; ya que si fuera así los contrarios a la paridad podrían disfrazar su postura en los discursos de la antipolítica. Acá habrá que decir por qué se está en contra o a favor de la paridad en una Legislatura, en una lista de cantidatos y también en diversos estamentos de la sociedad civil.
El olvido de lo normado en 2008 jugó en contra de este derecho; pero ahora, para estar en contra, habrá que sacar a la luz los argumentos.