Ayer en horas del mediodía un grupo de comerciantes de la zona de la Peatonal de la capital entrerriana se juntaron para debatir sobre cómo afrontar el parate de actividades por lo que está pasando con el coronavirus. Es que ellos siguen trabajando (con medidas de prevención) y no tienen casi circulación de personas para poder vender y de esta manera seguir subsistiendo. Los pequeños comerciantes tienen que afrontar el pago de sueldos e impuestos y sienten que las medidas dispuestas por el Estado nacional no fueron destinadas para ese gran sector.
Los olvidados de las medidas
UNO / Diego Árias
Las medidas de distanciamiento social dispuestas por el Gobierno los afectan y mucho. Pero también temen por su salud al seguir trabajando en estas condiciones.
Es que sienten que no piensan en ellos, como tampoco en los profesores de gimnasia, peluqueros, empleadas domésticas por hora o niñeras, por sólo nombrar algunas actividades, que están viviendo una situación idéntica. A todos ya les había mermado el trabajo por la crisis económica y la caída de ingresos de la clase media. Pero en sus cálculos nunca estaba la posibilidad de dejar de percibir ingresos casi de un día para el otro por culpa del coronavirus. Esto atenta contra su futuro claramente.
También les ocurre a quienes desempeñan oficios especializados en resolver tareas hogareñas: plomeros, carpinteros, albañiles o electricistas, tan requeridos en la vida cotidiana. Sus trabajos bajaron a casi cero desde que las medidas fueron dadas a conocer. Es que cualquier arreglo pasará para más adelante, al menos mientras no sea una verdadera urgencia.
Este grupo de trabajadores vive casi en el día a día para poder pagar su alquiler, expensas, facturas de servicio y el supermercado.
La capacidad de ahorro es mínima y en los últimos tiempos nula, porque la caída del ingreso real los afectó más que a nadie. Tampoco recibieron el bono de 4.000 pesos que el Gobierno ordenó para todos los empleados en relación de dependencia. Muchos de ellos son monotributistas. Ayer, quien escribe tomó un taxi circunstancialmente y el chofer comentó: “Llevo con el tuyo tres viajes en el día, cuando a esta hora ya tenía 25”.
Lo dijo con cara de preocupación notoria de todo este sector, que se siente olvidado en todo este tema que afecta a todos los argentinos.
Los trabajadores por cuenta propia representan casi el 25% del total de jefes y jefas de hogar. Uno de cada tres se encuentra en situación de pobreza, por lo que la caída de ingresos derivada del aislamiento social representa un golpe durísimo. La situación no es fácil para nadie, pero este grupo siente que poco se hace por ellos.
Las medidas oficiales abarcan a quienes cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH), porque el Gobierno entiende que una parte de los ingresos que poseen por changas o trabajos temporales prácticamente van a desaparecer.
Los empleados en relación de dependencia seguirán cobrando pese a no ir a trabajar por las licencias especiales. En cambio, los cuentapropistas o trabajadores independientes no están incluidos en ninguna de estas categorías. Este lindo país cuenta con uno de los porcentajes más altos de supuestos emprendedores del mundo. Pero en buena parte de los casos se trata, en realidad, de un “rebusque” ante las dificultades que tiene el sector privado para generar empleo. Ellos se las arreglan para poder llevar el ‘mango’ a casa.
Los taxistas, albañiles, niñeras, personal doméstico y changarines se ven preocupados por todo esto y piensan con su bolsillo. También los empleados de comercio y sus dueños, que vienen atravesando una crisis de hace años y ven esto como golpe de nocaut a su salida laboral.
Por eso ayer un grupo de empleados y comerciantes se juntaron en la capital entrerriana para debatir y tomar medidas. Primero de prevención, porque siguen viniendo a un lugar de trabajo, y también económicas porque están siendo olvidados por los gobiernos nacional y provincial. Por ahora llegaron al arreglo de trabajar por la mañana.