Después de 15 días de deliberaciones, reclamos, tire y afloje, el martes por la tarde hubo fumata blanca y se desarmó la carpa que los colectiveros habían montado en la Plaza 1° de Mayo de la ciudad de Paraná. Si bien tiene condiciones este retorno de los choferes a su trabajo, lo seguro es que se levantó el paro de colectivos y los casi 100.000 pasajeros que utilizan el servicio diariamente vitorearon en sus casas.
Habemus colectivos
Foto: UNO/Juan Ignacio Pereira
Ayer a la mañana no importó nada. Ni el frío ni la demora ni si funcionaba la aplicación del celular ni los coches viejos o sucios, solo que el cole volvió a circular y cada uno retomó su rutina habitual.
Las escuelas recibieron a los alumnos que por unos días justificaron inasistencias; las obras sociales –como el PAMI y el Iosper– desde temprano tuvieron mayor actividad, al igual que el hospital restableció su rutina de turnos tempraneros con más personas aguardando; empleados de comercio volvieron a realizar su horario cortado y la Peatonal recobró su trajín. Así la ciudad reanudó sus costumbres, que por 15 días parecieron aletargadas.
Se habló y mucho durante dos semanas del paro de transporte de colectivos en Paraná. Todas las aristas fueron analizadas, desde la voz de los sindicatos, de las empresas, choferes, también se interrogó a quienes debían intervenir: Municipalidad, gobierno provincial y nacional y se escuchó a los usuarios perjudicados, a los vecinos preocupados y se dio lugar a las opciones que cada uno utilizó para cumplir con sus compromisos por dos semanas.
El tren de Colonia Avellaneda a Paraná –y viceversa– fue el primero en recibir a trabajadores, alumnos y jubilados. Su módico precio –2 pesos– fue un descubrimiento para muchos, que de ahora en más piensan dos veces en el modo de unir distancias, el boleto en colectivo subió a 29 pesos.
Después se procedió a desempolvar la bici, y si bien el estado físico no acompañó a varios, no fue impedimento para pedalear y acortar cuadras.
Taxis y remises vivieron su mejor momento. Desaparecieron de las paradas porque estuvieron siempre en constante movimiento. Y ni hablar de los que caminaron, se dieron cuenta de que hace bien para la salud, salvo cuando llovió, ahí se complicó porque calzado y medias mojadas es igual a resfrío.
Se dijo que nunca se vivió un paro de estas características. Sin embargo, una muestra realizada en 2014 en el museo Martiniano Leguizamón sobre la historia del colectivo destacó un hecho con algunas similitudes. Además de subrayar que la capital provincial fue pionera del colectivo –según una ordenanza del 12 de junio de 1924 la ciudad estableció un servicio urbano de ómnibus a tracción mecánica–, en la investigación realizada por el museo se da cuenta de una falta de servicio de la línea que cubría el tramo hacia la Base Aérea.
El dato revela que en septiembre de 1934 comenzó su circulación la primera línea que cubría el tramo Plaza 1° de Mayo-Base Aérea y que fue Alnidar Timoteo Bournissent –primer colectivero– quien instaló este recorrido con el visto bueno del entonces intendente Francisco Bertozzi.
“La línea a la Base comenzaba a circular a las 6.30 los días hábiles, mientras que los domingos y feriados hacía sus recorridos desde las 7.30 hasta las 0.20 del otro día. Esta línea desapareció el 4 de marzo de 1947, cuando el intendente Manuel Ruiz Moreno le retiró la licencia y se la otorgó a otra persona. Sin embargo, esta persona no cumplió con el servicio desde los primeros días, dejando a pie a los militares y civiles que viajaban cotidianamente a la Base. Esto generó las quejas desde altos cargos del gobierno provincial, lo que provocó que le restituyeran la línea de colectivo a Bournissent, quien retomó el servicio”.
De ese evento pasaron más de 70 años y mucho recorrido por los barrios para que el transporte marque un hecho histórico nuevamente: dos semanas sin prestación y miles de usuarios complicados. Pero eso ya es historia, ayer volvieron a sus carriles y habemus... colectivos.