A grandes rasgos, el colectivo imaginario (también utilizado de manera inversa) es un concepto de las ciencias sociales, acuñado en el año 1960 por Edgar Morin, que designa al conjunto de mitos y símbolos que, en cada momento, funcionan efectivamente como de “mente” social colectiva. Es alimentada, tanto en su dimensión real como en su dimensión imaginaria (que se retroalimentan -transferencias y proyecciones-), de una forma cuasi-religiosa, por los medios de comunicación; y se identifica en los productos de consumo y las personalidades mediáticas (líderes, famosos). Se desarrolla en arquetipos o temas universales (el amor, el tiempo, la juventud, el héroe).
Transporte urbano: el colectivo imaginario de Paraná
Por Mauro Meyer
Foto: UNO/Juan Manuel Hernández
El transporte urbano, otra vez un tema de debate en Paraná.
Ahora bien, en Paraná, el colectivo imaginario es ese que vos esperás durante varios minutos, al rayo del sol, y nunca llegue en tiempo y forma. Tu esperanza comienza cuando mirás en tu celular que la aplicación Cuando Subo te informa que el transporte pasará en 15 minutos en la “parada” donde estas ubicado. Claro que rara vez ese tiempo es preciso y en el horizonte no aparece la salvación para llegar a casa.
Ni hablar de lo que pasó este lunes, cuando los usuarios se encontraron con una demora mayor a la habitual. La “espera desespera” dice el refrán y en la capital provincial se aplica a la perfección. Cuando finalmente apareció el “cole” y se le pidió una explicación al chofer por la excesiva tardanza, su respuesta fue que “desde hoy (por el lunes) empezó a regir el esquema de horarios de verano”. No había ánimo para el enojo, algo entendible después de la amansadora espera a la que fueron sometidas las personas que a diario utilizan un servicio por demás de deficiente.
Vale la pregunta entonces al conocer esta situación. ¿Cuándo la empresa Buses Paraná informó sobre las modificaciones en los horarios? La respuesta es una sola: nunca. En una nota publicada por el sitio digital de UNO se informó cuáles son las frecuencias que tiene las líneas que circulan y además se advirtió que en las paginas oficiales están desactualizadas. El nuevo cronograma se mantendrá en principio hasta el 26 de febrero inclusive, mientras que la información sostiene que “el 1° de febrero la empresa concesora deberá presentar una propuesta de horarios que se utilizaría a partir del día 27 de ese mes”.
La falta de comunicación sobre esta situación fue total y ni siquiera utilizando la tecnología es posible saber más o menos a qué hora pasa el colectivo.
Tampoco se encuentra disponible en la web oficial de la Municipalidad de Paraná, por lo que la paciencia será una gran aliada por estos días a la hora de pensar en utilizar el transporte urbano.
Todo esto sucede en el medio de una medida que parece ser inminente y es el aumento que tendrá el costo del pasaje. En horas se aprobaría un boleto general a 94,50 pesos, basado en el ritmo inflacionario que tiene el país y en los valores que se manejan en otras ciudades. El incremento tuvo los votos a favor de la mayoría del bloque oficialista (Frente Creer Entre Ríos), mientras fue rechazado por los bloques de la oposición. Desde este último sector hubo un planteamiento que es más que valedero. ¿Por qué el órgano de control del Sistema Integrado de Transporte Urbano (SITU) solamente se reúne para analizar el aumento de tarifas y no para debatir el servicio que se brinda?
En este punto muchos hacen la vista gorda y nadie quiere mirar algo es obvio. Buses Paraná tiene a su cargo una prestación que es deficitaria desde todo punto de vista y que viene de varios años. Ni hablar cuando se sufren largos días de paro por el justo reclamo de los trabajadores. Allí entra el tire y afloje por el tema de los subsidios que la empresa recibe y que siempre aduce que no alcanzan para cubrir los costos.
En el medio, como siempre, los usuarios, que además de tener que sufrir en carne propia un servicio que es malo, también tienen que aguantar la nula información que hubo sobre el nuevo esquema de horarios. El lunes, los ciudadanos salieron a la calle y esperaron más de 40 minutos el transporte que los llevaría a su trabajo o de regreso a su hogar. Por eso, es justo decir que el verdadero colectivo imaginario está en Paraná.