La pandemia del coronavirus modificó sustancialmente los hábitos de vida de la mayoría de las personas, y desde los primeros tiempos de cuarentena se evalúa cómo impactaron estos cambios en los diferentes segmentos de la sociedad. Una de las preocupaciones más fuertes es el aumento del sobrepeso y la obesidad en la niñez, que puede llegar a comprometer a futuras generaciones.
Sobrepeso y obesidad: advierten aumento de casos en niños
Por Vanesa Erbes
Si bien desde antes de la aparición del Covid 19 la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaba que “la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI”, advirtiendo que “la prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante”, especialistas detectaron que este ritmo se intensificó en el último año y medio.
En este marco, la licenciada en Nutrición Antonella Prieto, especializada en este tema, analizó: “Se ha visto un aumento de peso en general en toda la población, pero sobre todo en los chicos. En este caso, se observó que hubo más casos de aumento de peso sobre todo porque hubo menos movimiento, se pasó más tiempo adentro de la casa. Y el hecho a veces de estar en el domicilio provoca que hasta se termine comiendo por aburrimiento”.
Sobre el tipo de productos que se consume y afecta la salud, refirió: “El problema es con los alimentos ultra procesados, que muchas veces tienen sustancias que uno ni se percata, porque no controla los ingredientes. Y al estar los chicos expuestos a esos químicos, porque no se los puede llamar alimentos, a largo plazo pueden tener problemas”. Sobre este punto, explicó: “Hoy en día no se recomienda que los chiquitos de pocos años consuman edulcorantes, y a veces terminan comiendo galletitas que en su composición incluyen alguno, o que tienen jarabe de maíz de alta fructuosa, que esta comprobado que no es saludable. Por eso actualmente se está intentando que se incorpore el etiquetado frontal y la persona acceda a más información sobre lo que está comprando, ya que en ocasiones se guía por una publicidad del producto y se confía en que es algo saludable lo que le está dando a su hijo y en realidad no es así”.
Sobre las posibles consecuencias a largo plazo, alertó: “Se ha visto más a cortas edades enfermedades que se veían antes en el adulto: chicos con diabetes o hipertensión por ejemplo, que antes era impensado y hoy se está viendo, a causa de la alimentación y sobre todo de estos producto que se consumen y no son saludables”.
En cuanto a la dieta que debería llevar quien está en plena etapa de crecimiento y desarrollo, explicó: “Lo que no puede faltar son frutas y verduras, legumbres y cereales; lo ideal es que consuma además frutos secos y semillas y como parte proteica puede ser el consumo de carne y de huevo; pero por ahí si la familia es vegetariana o no consume productos de origen animal, con legumbres, semillas, cereales y frutos secos la parte proteica está cubierta”.
Sobre esta cuestión aclaró: “Se está viendo muchos chiquitos que no quieren comer carne porque proviene de animales, o que simplemente sienten rechazo. Lo bueno es que hoy en día hay mucha información y uno puede alimentarse correctamente y ser saludable con alimentación vegetariana o vegana. Lo importante es la consultar al nutricionista o al pediatra para que lleve un acompañamiento, ya que un nene no es que va a tener anemia por ser vegetariano, sino por estar mal alimentado. Una alimentación que esté adecuadamente planificada es saludable a cualquier edad y en cualquier caso, sea vegetariana, vegana y que incluya las carnes”.
Por su parte, la licenciada en Nutrición Laura Larrateguy aportó: “La obesidad es la primera pandemia que tenemos, antes que la del Covid. Y vemos que ahora aumentó el sobrepeso y además hay más casos de chicos con selectividad alimentaria, que más allá que hace que no quieran comer frutas y verduras, terminan comiendo otras cosas que los lleva a la obesidad infantil”.
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“El tema de la selectividad viene porque el organismo se acostumbra a comer alimentos que, por ejemplo, tienen resaltados ciertos ingredientes: la mayoría de los que vienen en paquetes se exceden en la cantidad de azúcar permitido por la OMS, también en el sodio y las grasas trans. Si desde los primeros años uno empieza a consumir ese tipo de cosas, el organismo se acostumbra y los elige. Es como que se produce un circulo vicioso: me acostumbro a comer galletitas, mi cuerpo me exige comer más de ella porque explota en sabor, ya que tiene químicos que hace que se vuelvan adictivas y no puedo controlar la porción, porque para eso está diseñaba esa galletita, para que uno no pueda parar de comer”, agregó.
Sobre las preferencias de los chicos por determinados productos, manifestó a UNO: “Esto tiene que ver con la invasión de tecnología y de publicidad engañosa. Los chicos ven algo en la pantalla y exigen la compra de determinados alimentos, como determinada papa frita o gaseosa que toma Lionel Messi, por ejemplo”.
Asimismo, subrayó: “La solución o estrategia es empezar a cocinar más en casa y empezar a leer los ingredientes que estamos comiendo, porque a veces no registramos qué consumimos. Hay que empezar a cocinar con ellos y que conozcan los sabores, para que su registro sensorial sea el verdadero; sino un chico no va a aceptar una frutilla porque cree que su sabor es que tiene el relleno de una galletita. Cuando se logra que el niño empiece a incorporar otros alimentos, se empiece a abrir un panoramas distintos, hay que ponerle mucha atención a esto de elegir bien y esto cocinar más casero”, dijo, a la vez que hizo hincapié en la importancia de la lactancia humana como el primer proceso en la incorporación de la alimentación saludable en la infancia.
Llamado de atención
Consultada acerca de si los hábitos alimentarios no saludables trajeron en este tiempo aparejados además trastornos alimentarios como bulimia o anorexia en niños, la nutricionista Antonella Prieto comentó a UNO: “Los trastornos alimentarios se dan más en la adolescencia. Y no se puede determinar si se incrementaron durante la cuarentena, o si muchos padres pudieron ver que había algo conductas raras en sus hijos, al estar más en casa y compartir más tiempo con ellos, prestando atención a determinados detalles”.
En tanto, la licenciada e Psicología Soledad Moreno, coordinadora general de Fundación Centro y auditora de la delegación de Entre Ríos, aclaró a UNO: “En niños no se habla de anorexia o bulimia. Sí recibimos un niño con obesidad por eventos. Hay trastornos por picoteo, se da esto de masticar la comida y escupirla, hemos recibido muchos niños en este estado, incluso en Paraná. Pero siempre necesitamos la presencia de un adulto, de su mamá, su papá, sus abuelos, porque son ellos los que están manipulando la comida, las porciones y demás”.
Por último, analizó: “La OMS viene hablando de los efectos de la pandemia, y seguramente la ansiedad, la angustia el no poder verse con sus compañeros, el estar detrás de una pantalla, ha incidido en un aumento de este tipo de síntomas, como el picoteo, el comer de más y mal, el desorganizarse. Al niño y al adolescente se les fue la rutina en este tiempo, han dormido más, los horarios de vigilia y sueño se desorganizaron y se han dado vuelta, y eso genera también a nivel orgánico toda una desorganización y una descompensación”.