La institucionalidad de un país se debe basar en claros mensajes que deben perdurar en el tiempo. La defensa del sistema democrático, de las instituciones, de los gobiernos, de los poderes del Estado, de la Constitución y de la normativa vigente. Por lo que es claro y evidente que toda la sociedad debe rechazar con toda la fuerza cuando se pone en juego la estabilidad de un país o de un gobierno, por más que esté aplicando la peor de las gestiones. Por estas horas, hay sectores que por más que existan justas razones para repudiar a la actual gestión, sea por la pobreza, indigencia y falta de trabajo, nada justifica la promoción del caos y los saqueos.
Siempre, repudiar a los saqueos
Por Javier Aragón
Afortunadamente en estos 40 años, en la Argentina se está aprendiendo que con algunas cuestiones no se puede embromar, y una de ellas es la estabilidad de un país.
Seguramente habrá lecturas de políticos de intentar culpar a distintos sectores o referentes de instigar o impulsar la convocatoria a realizar actos de violencia en comercios de cualquier parte de la Argentina. La unánime reacción es, primero la de repudiar, rechazar y exigir a la Justicia que tome medidas drásticas, no solo con los autores materiales de los saqueos, sino también los intelectuales.
No es grato ver a esta altura de los acontecimientos la destrucción de empresas familiares, negocios de comerciantes que no sabrán cómo seguir, después de sentir en carne propia la injusticia del sufrimiento de la impunidad total.
Es bueno recordar, que hay un caldo de cultivo de estas movilizaciones, que tratan de ser neutralizadas por las fuerzas de seguridad, la justicia, los gobiernos provinciales y el de la Nación, Muchas de las personas que vandalizan, dañan y roban, son menores, adolescentes, mujeres y hombres que creen que es casi gratis cometer un delito. Que la sanción penal es muy “livianita”, y que en la Argentina en que las hace no las paga. Y que gran parte del Código Penal, merced a la interpretación “garantista”, el que es llevado a una instancia judicial tiene más derechos que la propia víctima.
Sumado esto, a la alteración de los deberes que deben cumplir los ciudadanos en una sociedad, es como que todo está dado vuelta. La ideología del pobrismo instaurada por este actual gobierno, que busca castigar a la clase media y alta, tratando de quitarle derechos y bienes para trasladárselos a los más desposeídos, lleva a la legalización de actos delictivos bajo el paraguas de la justificación de una supuesta necesidad.
De allí que quieran defender una postura romántica, que estará autorizado a quién intruse una casa de un rico, o un campo de un terrateniente o hasta robarle algo, con el fin de ayudar a superar los padecimientos de esa persona, por la falta de oportunidades.
Con este germen, y sabiendo que existen parámetros económicos, sociales y laborales similares al años 1989 o 2011, se cree en esa lógica, que está permitido el saqueo, la violencia.
Mucha de esta gente, forma parte de los que participan en cortes de ruta, toma de barrios o bien de otros hechos delictivos en las comunidades, y no se inmutarán a la hora de avanzar sobre supermercados.
Y es correcto y racional que intervengan las fuerzas de seguridad a fin de restablecer el orden. Estas acciones represivas, legales y constitucionales, hoy no están siendo puestas en tela de juicio, porque así corresponde.
Es bueno que todos defiendan la democracia y la estabilidad de esta gestión nacional, que es mala, pero debe terminar su mandato el 10 de diciembre. Y es más que interesante, que muchos de los funcionarios y legisladores de esta administración nacional, ahora sepan en carne propia, lo espantoso que es padecer actos de estos que afectan la estabilidad.
Habrá que recordar que la historia marca que sectores del oficialismo cuando estaban en la oposición, por decir en el año 2018, o en el 2001, fomentaron, instigaron y fogonearon a la población a salir a la calles a romper todo.
Había gravísimos problemas sociales, obvio. Había situaciones imperdonables del mal funcionamiento del Estado, seguro, pero más allá de todo eso, nada justificaba promover el caos.
Hoy más que nunca se podrá decir: Ahora están tomando de la propia medicina (o veneno) que utilizaron para afectar a un gobierno contrario.
Es de esperar que todos aprendan a respetar la institucionalidad, pero de todos, y en especial la tranquilidad de pueblo argentino.