Según datos oficiales de la Dirección Nacional de Migraciones, en promedio 100 personas se van del país por día para buscar un nuevo destino en otro lugar. Este marco, el organismo señala que en los primeros nueve meses de 2021, más de 26.000 argentinos se mudaron al extranjero. Fue a fines de octubre que lo hicieron María Noel Balla y Lucas Artigas, quienes hasta entonces vivieron en Paraná y en estos últimos años fueron acuñando este sueño de forjar un mejor porvenir para sus hijos en un lugar donde pudieran proyectar un futuro sin tantos sobresaltos económicos, con más seguridad, y donde el esfuerzo y el trabajo generen progreso.
Se mudaron de Paraná a España en busca de un futuro mejor
Por Vanesa Erbes
En marzo habían contado a UNO que desde hacía casi 10 años venían pensando en irse y agilizaron los trámites para obtener pasaportes de países europeos, tanto para ellos como para sus hijos menores. La pandemia terminó por darles el empujón, entre otras cosas, por la imposibilidad de seguir con un comercio que Lucas tenía y debió cerrar debido a la cuarentena.
Pusieron la mirada principalmente en los ayuntamientos españoles con muy pocos habitantes, que promueven la inmigración como recurso para no desaparecer. Y finalmente se instalaron hace un mes y una semana en Solórzano, un poblado de alrededor de 800 habitantes situado en Cantabria, España.
Enseguida consiguieron empleo y la gente les dio la bienvenida para que se sintieran a gusto en su nuevo hogar, ubicado a 10.154 kilómetros de la capital entrerriana, donde van a pasar la primera Navidad lejos del resto de su familia, y recibirán el Año Nuevo. “Llegamos el 30 de octubre. Estamos bien al norte, casi lindando con el mar Cantábrico. Aunque donde vivimos es una zona de valles y montañitas, estamos a 20 minutos del mar”, contó María Noel.
En Paraná ella se desempeñaba como docente en escuela Secundaria, y comentó con entusiasmo que en la actualidad sigue vinculada a la educación: “En mi caso estoy a cargo del área de educación de una ONG danesa, que se llama Wings to Learn. Y Lucas, mi esposo, está trabajando en construcción. Para conseguir el empleo tuvo que hacer un curso, porque el tenía uno hecho hace 20 años para trabajar lo que en Argentina se le llama durlock; y tuvo que complementarlo con otro de prevención de accidentes laborales, que duró tres días. Lo terminó, se dio el alta como autónomo y hace tres semanas que está trabajando”, mencionó.
Sobre la elección del destino, explicó: “Nos vinimos a Solórzano porque teníamos contacto con uno de los chicos de la ONG, que está afincado acá y nos facilitó un montón las cosas. Ya vinimos con una casa alquilada y con una red de contención con él y su pareja, a quienes no conocía personalmente; pero sí a mi jefe, a quien él le dio mi teléfono y nos contactó. Es mendocino, un argentino más aquí, y le conté que íbamos a trabajar juntos y le pedí que nos ayudara”.
María Noel indicó que allá la vida es muy tranquila. En el ayuntamiento de Solórzano hablan solo castellano y esta es una ventaja. En el lugar donde viven ahora encontraron similitudes y diferencias con las costumbres paranaenses: “Los horarios son distintos: acá se almuerza a las 14.30 por ejemplo. La gente sale mucho. Vivo al lado de un bar y todo el mundo pasa aunque sea una vez al día a charlar con el propietario del bar, o a tomar un café, un té, o lo que sea, pero la idea es hacer algo social”, dijo, y añadió: “Acá trabajan mucho, pero también salen a caminar y disponen de un tiempo para su familia y para el deporte”.
A su vez, contó que su hija cursa la escuela Secundaria y un colectivo la pasa a buscar a las 7.45 aproximadamente y regresa a las 14.30; y a su hijo, que está en Primaria, lo buscan a las 9,15 y sale a las 15.30.
Por otra parte, destacó: “Los habitantes de Solórzano son muy familieros, igual que los argentinos. Les interesa vivir bien y estar cómodos. Son muy trabajadores y cumplen con su palabra. Lo que más nos gusta de acá es la tranquilidad; no se escucha música fuerte o alguien que este dando un concierto a las 3 de la mañana. La gente es super respetuosa. Si vas por la calle, todo el mundo te saluda. Es un pueblo en el que son 800 habitantes en total, y todo el mundo se conoce”.
“Se puede salir a caminar sin problemas, porque es un sitio muy seguro. Nos hemos olvidado de poner llave a la puerta y no pasa nada. Al lado tenemos un trastero donde la gente guarda las bicicletas y todas las cosas que no le entran en la casa, que compartimos con el piso de arriba; y alguno de los dos nos lo hemos olvidado una semana abierto y no faltó nada. Salgo a caminar todos los días entre el monte y las montañas sin temor de que me pase algo, y se ve mucha gente grande que sale a caminar también”, remarcó.
En alusión a cómo viven la pandemia, afirmó: “La gente sigue su vida muy normal. Sí se cuidan, todo el mundo sale con barbijo y se guarda la distancia. Estuve leyendo que a partir de esta semana se va a pedir el pasaporte Covid, pero me imagino que es para las ciudades grandes”.
Otro aspecto del poblado en que residen que la docente enterrriana rescató como positivo, es que no tiene que estar pensando en los constantes aumentos de precios: “Me gusta mucho ver que las cosas salen lo mismo desde que llegamos. Productos como la leche, el pan y demás artículos de la canasta básica están al mismo precio todos los días. No sube nada y para nosotros es mas barato vivir acá que en la Argentina”, aseguró.
María Noel ya encontró un lugar donde consigue dulce de leche y yerba, y esto la ayuda a que sea más leve transitar el hecho de echar de menos las costumbres argentinas, aunque los afectos sí se extrañan. Al respecto, refirió: “Todos los seres queridos que quedaron de aquel lado. No es que la gente acá suele caer en una casa porque tiene tiempo libre. Eso no existe acá, sino que por ahí uno combina una reunión para el fin de semana salir a comer y dar una vuelta”.
Mientras se preparan para pasar las Fiestas en su nuevo hogar, esperan la visita de sus familiares el año próximo, y poder volver por unos días a la Argentina en 2023, con dos deseos muy firmes que compartió María Noel: “Que termine esta pandemia para que la gente pueda volver a tener sus vidas normales y que podamos tomar mayor conciencia de que debemos cuidar nuestro planeta, porque es el único que tenemos”, subrayó.