A diferencia de otros momentos de crisis, la preferencia por el Gas Natural Comprimido (GNC) para movilizarse en automóvil no ha aumentado, sino al contrario, se encuentra en una de sus etapas más negativas en más de 25 años.
La crisis del GNC: las conversiones caen al peor nivel desde el año 2009
El arranque del 2023 acentuó la tendencia en declinación de las conversiones de rodados, al punto que febrero fue el peor mes en los últimos 15 años, y la segunda marca más baja desde el año 2000.
Operadores del sector consideran que el sector se encuentra en una profunda crisis, debido a múltiples causas: por un lado, los altos costos operativos que supone la inversión en equipos. Colocar hoy un equipo de GNC tiene un costo aproximado a 200.000 pesos.
A ello se ha sumado el nuevo requisito de una nueva válvula exigida por el Ente Nacional Regulador de Gas (Enargas) que implica una erogación superior a los 30.000 pesos, a lo que hay que añadirle el costo de la oblea (unos 7.000 pesos) y la prueba hidráulica (otros 17.000 pesos).
Además, el panorama y perspectivas del combustible gaseoso estuvo rodeado de incertidumbres e incluso desaliento a su uso, en instancias de los tarifazos entre los años 2016 y 2018. Y fundamentalmente, que la diferencia con los combustibles líquidos: la brecha histórica de precios era de 2 a 1 entre ambos, se fue reduciendo a casi la mitad, a partir del congelamiento de las naftas durante los últimos años, y la contención de la evolución de su costo para evitar mayor escalada inflacionaria.
Si bien las últimas variaciones en naftas fueron recuperando esa diferencia, aún hoy no llega a esa diferencia histórica: el GNC en la provincia tiene un costo de 114,60 pesos, mientras que la nafta Súper roza los 200 pesos.
Panorama
Con esa perspectiva poco clara y la importante inversión que requiere inicialmente, la caída ha sido muy brusca e inédita.
En febrero, en Entre Ríos, apenas hubo 94 ingresos a talleres de montajes para la conversión de vehículos; cayó un 61% respecto al mismo mes del año anterior. Y fue 3,5 veces menos que en 2021, cuando se concretaron 255.
Así, el nivel de operaciones en el segundo mes del año reflejó una caída inédito, que expone la profundidad de la crisis, en tiempos en que tibiamente aún, comienzan a aparecer los primeros vehículos eléctricos.
Previo a la pandemia, en febrero de 2020, hubo 211 conversiones en la provincia; y 222 en 2019.
En los años de los “tarifazos” –o de “sinceramiento de tarifas, como adujo la anterior administración nacional– hubo 170 y 146 en febrero de 2018 y 2017, respectivamente.
La salida de la crisis de la Convertibilidad sigue siendo el período récord de movimiento: en febrero de 2003 se habían pasado a GNC 533 rodados, en 2004 fueron 834, y en 2005, 535 unidades.
Es decir, entre 2004 y 2023, hay una diferencia de casi 800%.
Tendencia
Ya 2022 había cerrado el año con una reducción de conversiones, que se profundizó en el inicio de 2023.
Durante el año pasado ingresaron 2.124 automóviles a los talleres para conversión a Gas Natural Comprimido (GNC) en Entre Ríos, lo que representó una caída del 35% respecto del año anterior, y apenas un 5% por encima del peor año de las últimas dos décadas (2020), cuando hubo 2.019 vehículos convertidos, en un período aquel signado fundamentalmente por restricciones y aislamiento sanitario, que vedaron muchas actividades, y redujeron la movilidad.
Así, el año que finalizó fue uno de los peores para la actividad, dejando un parque automotor impulsado a GNC muy por debajo a años anteriores.
Los datos recogidos por UNO son consonantes con un reciente estudio realizado por el Enargas, acerca de la evolución en los últimos 25 años.
Allí se da cuenta de cuatro ciclos económicos de la actividad: el primero que se inicia desde fines de los 90 hasta 2005, en que hubo un crecimiento de la cantidad de vehículos habilitados para circular con combustible gaseoso, a una tasa promedio del 18% de aumento anual.
Con posterioridad hubo una segunda etapa, entre los años 2006 y 2009, en que el ritmo de crecimiento se redujo, y la tasa promedio de incremento anual se situó en 2%.
Luego, entre 2010 y 2015 volvió a crecer, a una tasa anual promedio del 5%.
Y en el cuarto ciclo del panorama de los últimos 25 años, que comenzó en 2016 coincidió con un período con altibajos, que finalmente arrojó un promedio de descenso en la cantidad de vehículos habilitados.
Más caro
Desde el jueves entró en vigencia una resolución del Enargas, que fijó la obligatoriedad del cambio de una válvula del equipo de GNC, ya que según el organismo, las que están siendo utilizadas tienen “defectos en su funcionamiento” ante la incapacidad de liberar de manera correcta el gas natural almacenado ante diversas situaciones como incendio o altas temperaturas, si el tubo tenía baja presión.
El nuevo dispositivo denominado de bloqueo de cilindro operada eléctricamente, se debe colocar cuando se efectúe la prueba hidráulica obligatoria.
Los rodados que ya hicieron la conversión en los últimos meses no deberán cambiar la pieza porque ya están aplicadas.
Según la Resolución N° 375/2022 de septiembre del año pasado, con la incorporación del Dispositivo de Alivio de Presión (DAP) activado por temperatura que se propone como complemento al ya requerido dispositivo combinado-, se podrán “mejorar las condiciones de seguridad de los recipientes contenedores de GNV instalados”, en eventuales episodios que involucren a dichos recipientes con un fuego localizado o generalizado, que pudieran hacer colapsar a los mismos, precisó la norma.
La adecuación de las instalaciones vehiculares deberá efectuarse al momento que cada usuario realice la prueba hidráulica obligatoria en un Centro de Revisión Periódica de Cilindros (CRPC), o bien, cuando deba procederse al reemplazo de la válvula existente por defectos de su funcionamiento. Mientras que en el caso de las conversiones de equipos nuevos, tendrán que salir de fábrica con la tecnología modificada dentro de los 90 días de publicada la norma.