A través de la Resolución 565/2023, publicada el lunes en el Boletín Oficial, el Ministerio de Salud de la Nación prohibió la comercialización de los nuevos cigarrillos electrónicos, que reemplazaron a otros prohibidos en 2011 por la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT), que no contienen tabaco, pero sí pueden tener nicotina en dosis variables, así como sustancias como propilenglicol, glicerina vegetal, saborizantes, aromatizantes y otros.
Cigarrillos electrónicos: prohibidos por afectar la salud
Por Vanesa Erbes
Los cigarrillos electrónicos están prohibidos
La reciente medida alcanza ahora a los sistemas o dispositivos electrónicos destinados a inhalar vapores o aerosoles de tabaco, denominados habitualmente como Productos de Tabaco Calentado, y dispone que no está permitido su “importación, distribución, comercialización, publicidad y cualquier modalidad de promoción y patrocinio en todo el territorio argentino”. Asimismo, impide la venta de todo tipo de accesorio destinado al uso de estos dispositivos, como así también cartuchos y barras de tabaco para ser calentadas en esos aparatos.
Esta iniciativa se impulsó debido a que “la evidencia sostiene que los productos novedosos como los PTCs y similares son especialmente atractivos para niños, niñas y adolescentes, y su introducción en el mercado tiene el potencial de conducir a la iniciación tabáquica en jóvenes y adultos no fumadores, amenazando los logros ya obtenidos en materia de control de tabaco mediante las políticas públicas previamente implementadas”.
Sobre los efectos que pueden tener en la salud estos dispositivos, el médico neumonólogo Sebastián Wustten, comentó a UNO: “El cigarrillo electrónico tiene un impacto en la salud desde distintos puntos de vista. En primer lugar, genera adicción a la nicotina; y en segundo término, todos los vapores que se aspiran tienen un daño pulmonar”.
Asimismo, observó que los efectos del cigarrillo tradicional se conocen con más detalle porque se vienen fumando desde hace mucho tiempo, y advirtió: “No se conoce, como sí se sabe del cigarrillo común, en qué magnitud produce daño, porque el tiempo que la gente lleva fumando cigarrillo electrónico es menor al del cigarrillo habitual, sobre el cual se supo que predisponía a cáncer de pulmón y demás conclusiones. Lo que sí se ha demostrado con el cigarrillo electrónico es que las partículas que se inhalan no solamente favorecen a desarrollar cierta adicción, sino a producir daño pulmonar. Por ejemplo, producen inflamación de los pulmones, que se llama neumonitis; pueden producir otra patología que se llama neumonía lipoidea, porque se depositan las sustancias oleosas que son como la vaselina a nivel pulmonar y produce daño a nivel respiratorio. Y lógicamente en los pacientes que tienen una patología de base, como un asmático, alguien que es alérgico, puede empeorar”.
“Mucha gente consulta, porque tiene el concepto de que es menos dañino y porque lo toman como una opción para fumar diferente o al querer dejar de fumar. Pero no está demostrado que realmente sea una alternativa y por eso no es aconsejado como un método para dejar de fumar”, observó Wustten.
Por su parte, el también médico neumonólogo Luis Larrateguy, sostuvo: “El cigarrillo electrónico puede producir efectos agudos, como la injuria pulmonar, como ya ha sido demostrado en la literatura internacional”. Se trata de una respuesta del pulmón a múltiples estímulos sistémicos o locales, cuyo espectro abarca el edema pulmonar no cardiogénico y al síndrome de distrés respiratorio agudo.
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También manifestó: “El uso de dispositivos electrónicos para vapear, o fumar, no pueden ser aceptados como una estrategia de reducción de daño porque la mayoría de los fumadores quiere abandonar el consumo de tabaco. No hay pruebas que sustenten que su uso favorezca el abandono del tabaco convencional y que sustenten que la utilización de estos dispositivos sea segura para los consumidores a largo plazo”.
A su vez, señala que “durante estos años de uso se ha demostrado que el vapor (aerosol) que dispensa el cigarrillo electrónico no es inocuo: contiene sustancias tóxicas y cancerígenas aunque sea en menor cantidad que el cigarrillo común”. Y mencionó: “Además, se ha comprobado que contamina el aire ambiente con riesgo para los que comparten el lugar. En la actualidad existen en el mundo más de 400 marcas con gran disparidad en el contenido del líquido lo cual hace impracticable, por el momento, el desarrollo de trabajos científicos que avalen o no su uso”.
Mercado
En Paraná estos productos se ofrecen en tabaquerías y algunos kioscos, aunque quienes los comercializan sostienen que “ya no tienen tanta demanda”. Marianela, quien atiende un local del rubro en la zona de avenida Ramírez, sostuvo: “Vaperos realmente hay muy pocos acá. Muchos recurrían al cigarrillo electrónico para dejar de fumar, pero el vaporizador no es una manera de hacerlo y se fueron dando cuenta. Y la verdad es que nunca fueron aprobados por la ANMAT. Por eso creo que debemos siempre recomendar a quienes los compran que es nocivo como el cigarrillo tradicional y el tabaco para armar; no es algo sano, o más sano que el cigarrillo común”.
Sobre la prohibición de comercializarlos en cualquiera de sus formas, refirió: “No nos impacta y ahora los dejaremos de vender y no pasa nada, porque actualmente el volumen de ventas de este producto es muy limitado. Antes de la pandemia había gran demanda porque estuvieron de moda y después bajó”.
Más allá de esta experiencia, en todo el mundo su consumo fue creciendo de modo exponencial. Al respecto, un informe de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, enviado a UNO por el médico neumonólogo Luis Larrateguy, explica: “Este dispositivo, que dispensa un aerosol que contiene nicotina, glicerina, propilenglicol y saborizantes, se inventó en 2004, y su popularidad creció en forma exponencial en todo el mundo, usado muchas veces para disminuir el consumo de tabaco combustible, para dejar de fumar y para utilizarlo en lugares públicos con prohibición de fumar”.
El especialista explicó que la aparición del cigarrillo electrónico fue gestado por las tabacaleras, para llegar a otras franjas del mercado: “Hay pruebas concretas de que la industria tabacalera está migrando a dispositivos diferentes, como las distintas formas de dispositivos electrónicos, manteniendo como objetivo final promover el consumo de nicotina adictiva en la población mundial y busca en los jóvenes a su cliente potencial”, indicó.
También en este punto coincidió Wustten, quien comentó: “En la Argentina y en otros países, está prohibida la venta de cigarrillos tradicionales a menores de 18 años, entonces las mismas tabacaleras implementaron los cigarrillos electrónicos y de esa manera los menores a esa edad se inician en el hábito de fumar con estos dispositivos, ya que la mayoría de ellos contienen nicotina, que es una sustancia adictiva”.
Proyecto de ley provincial
Previo a la reciente Resolución del Ministerio de Salud, en Entre Ríos se presentó a fines de 2020 un proyecto de Ley de autoría del diputado provincial Juan Domingo Zacarías, con el fin de “declarar a Entre Ríos libre de humo y vapor de productos elaborados total o parcialmente con tabaco, incluidos los dispositivos electrónicos con o sin administración de nicotina, con el objeto de proteger el derecho de las personas no fumadoras a respirar aire no contaminado” en lugares cerrados, contemplando algunas excepciones.
En noviembre de 2021 ingresó en las comisiones de Salud Pública y de Legislación General, aunque sin nuevos avances a la fecha.