Una desgarradora escena conmocionó a la ciudad de Chilpancingo (México), tras el hallazgo del cuerpo decapitado de Alejandro Arcos, de 43 años, quien hace apenas una semana había asumido el cargo de alcalde en la segunda ciudad más importante del departamento Guerrero.
México: decapitaron a un alcalde que había asumido hace seis días
Su cuerpo fue encontrado en una camioneta y las autoridades de México apuntan a un cártel de narcotráfico. Semanas antes dos asesores también fueron asesinados.
Chilpancingo, de 200.000 habitantes, es de las pocas ciudades en la que los ciudadanos votaron en las últimas elecciones en contra del oficialismo como castigo por la ola de violencia que sufre la zona. Arcos, candidato del PRI, había anunciado un plan de seguridad llamado “Blindaje Chilpancingo”, que consistía en contratar más policías, adquirir más patrullas y fortalecer los sistemas de denuncia e investigación.
El 90% del Municipio -prometió el día que asumió el cargo- tendría alumbrado público. Guerrero, un estado en la costa del Pacífico en el que se encuentra la ciudad turística de Acapulco, ha sido durante décadas escenario de la violencia.
Aunque los detalles del asesinato de Arcos están por esclarecerse, en México la violencia contra los políticos locales es habitual. Cada vez que hay una alteración del orden establecido, sea por una transición política o por la baja de un capo del narco, surge algún tipo de violencia por el control del poder o el territorio que quedaron sin regidor, contó la BBC: en la campaña de las elecciones generales, al menos 37 candidatos a puestos de gobiernos locales fueron asesinados, según la organización civil Causa en Común. 12 de ellos en Guerrero.
Repercusiones en México
La fiscalía del Estado emitió un comunicado confirmando la muerte de Alejandro Arcos, aunque no proporcionó detalles específicos sobre el asesinato. En redes sociales, se difundieron imágenes impactantes de la escena del crimen, que generaron indignación y tristeza entre la población. El cuerpo decapitado del político quedó al interior de una camioneta, medio encobijado, mientras su cabeza quedó en el toldo del vehículo.
Alejandro Moreno, líder nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), expresó su consternación por el asesinato de Arcos y lamentó la muerte de otro funcionario del ayuntamiento, quien fue abatido tres días antes. “Funcionarios jóvenes y honestos que buscaban progreso para su comunidad”, escribió en sus redes sociales.
Por otra parte, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, se pronunció al respecto, condenando el asesinato y afirmando que "su pérdida enluta a toda la sociedad guerrerense". El PRI, partido al que pertenecía el alcalde, pidió justicia y expresó su rechazo a la violencia que asola la región: “¡Basta ya de violencia e impunidad!”.
Un contexto de violencia política
Los habitantes de Chilpancingo conviven con la violencia a diario. Una de las ciudades mexicanas con mayor índice de criminalidad --y con marcada influencia del narcotráfico--esta localidad aún recuerda el incidente en el que un grupo armado robó un vehículo blindado del gobierno en plena luz del día y tomó como rehenes a policías locales.
Guerrero es un estado donde la violencia política se intensificó en los últimos años. Desde el inicio de la actual administración en 2006, más de 450.000 personas fueron asesinadas y miles desaparecieron, muchas de ellas víctimas de la lucha entre grupos criminales. Los políticos locales, incluidos los aspirantes a cargos públicos, son, en general, el blanco de estos comandos.
El caso de Arcos no es aislado; en los meses previos a las elecciones del 2 de junio, se reportaron al menos seis asesinatos de candidatos.