Un partido de fútbol de la liga de Indonesia tuvo un saldo fatal de al menos 125 muertes tras una invasión al campo de juego que generó graves incidentes entre el público y las fuerzas de seguridad. Las autoridades locales confirmaron hoy que la cifra de muertos es de 125 personas y explicaron que los 174 informados en primera instancia se dio por un error en la contabilización de los cuerpos.
Indonesia: "Estábamos acorralados como ratas"
Un partido de fútbol de la liga de Indonesia tuvo un saldo fatal de al menos 125 muertes tras una invasión al campo de juego. Hay niños entre los muertos
El bissau guineano Abel Camará, experimentado futbolista del Arema habló sobre la tragedia
"El balance es por el momento de 125 muertos. 124 cuerpos fueron identificados, falta por identificar uno. Algunos nombres fueron registrados dos veces porque algunas personas fueron referidas a otros hospitales y se inscribieron dos veces", dijo el gobernador adjunto de la provincia de Java Oriental, Emil Dardak, según consigna la agencia de noticias AFP.
La tragedia se produjo en el estadio de Kanjuruhan, en la región javanesa de Malang, Indonesia, tras un partido de fútbol entre el Arema FC y el Persebaya Surabaya.
Los incidentes comenzaron cuando los hinchas de Arema FC invadieron el campo de juego enojados por la derrota de su equipo por 3-2 ante el clásico rival que no sucedía hace más de 20 años.
La situación se complicó cuando las fuerzas de seguridad intentaron persuadir a los hinchas (cerca de tres mil) con gases lacrimógenos.
El pánico de las más de 40 mil personas que acudieron al estadio provocó una enorme estampida humana y muchas de las víctimas murieron pisoteadas o asfixiadas, según lo informado oficialmente.
Entre las víctimas fatales hay niños de entre 12 y 17 años y uno confirmado de apenas 5.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, dio orden de suspender todos los partidos de la liga nacional hasta que no se aclare lo que ha descrito como una "verdadera tragedia humanitaria".
"Esto no se puede repetir en el futuro", remarcó el mandatario durante una comparecencia ante la Nación y agregó: "Pido a las fuerzas de seguridad, y muy especialmente a la Jefatura de Policía, que investiguen inmediatamente lo que ha ocurrido".
Por su parte, la Federación de Fútbol indonesia (PSSI) había señalado anteriormente que "lamenta las acciones de los fanáticos" y dio cuenta que se constituyó un equipo de investigación en la ciudad de Malang donde está el estadio.
Este incidente "está manchando la cara del fútbol indonesio", consignó la PSSI que detuvo la competición de la Liga 1 2022/2023 "por el momento" durante "una semana", en tanto el Arema FC "tiene prohibido ser anfitrión por el resto de la competición esta temporada".
El chileno Javier Roca, entrenador de Arema, brindó una entrevista a la cadena Ser de España y relató parte de la tragedia. "Murieron 4 hinchas en nuestro vestuario en los brazos de algunos de mis jugadores", contó Roca, quien remarcó la incontrolable locura del fútbol en Indonesia.
"El que gana vive y el que pierde muere. Es así", subrayó el entrenador.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, publicó un comunicado y calificó el suceso como "una tragedia que se escapa de toda comprensión".
"El mundo del fútbol está conmocionado tras los trágicos incidentes que han tenido lugar en Indonesia al término del partido entre el Arema FC y el Persebaya Surabaya en el estadio Kanjuruhan", aseguró Infantino.
"Hoy es un día sombrío para todas las personas relacionadas con el fútbol, y es una tragedia que se escapa de toda comprensión. Quiero expresar mi más sentido pésame a los familiares y amigos de las víctimas que han perdido la vida tras este trágico incidente", agregó el titular de la FIFA.
Acorralados como ratas
El bissau guineano Abel Camará, experimentado futbolista del Arema habló con el diario deportivo Marca, de España, y contó en primera persona los momentos de terror que vivió junto a sus compañeros una vez que desató la catástrofe.
"Hace dos semanas ya sabíamos que íbamos a jugar contra ellos, pero ni sus hinchas vienen a nuestro estadio ni los nuestros van al suyo. Durante la semana ya se hablaba mucho de este partido en nuestro estadio y de la rivalidad, en toda la ciudad se hablaba de este partido, ya que era un partido que iba más allá de los 3 puntos, era un partido de vida o muerte", comenzó Camará, de 32 años, con pasado en el fútbol portugués e italiano.
El delantero contó que apenas terminó el encuentro "los jugadores rivales se fueron del estadio en unos 10 minutos en coches blindados", mientras que él y sus compañeros se acercaron a las tribunas para ofrecerles disculpas a sus seguidores por la derrota en el clásico.
"Nosotros fuimos a pedir disculpas a nuestros aficionados porque perdimos el derbi y fue en ese momento cuando los aficionados empezaron a subir las vallas y la policía nos pedía que nos fuésemos para el vestuario porque podrían perder el control de la situación tarde o temprano", detalló en una conversación telefónica con Marca. Y todavía nadie sabía que después vendría lo peor.
"Nos encerramos en el vestuario y los hinchas intentaron entrar allí. Tuvimos que meter una mesa por dentro para trancar la puerta. Fue en ese momento cuando empezamos a escuchar gritos y tiros y a ver mucho humo. Además, algunos consiguieron entrar en nuestro vestuario y acabaron por morir allí mismo", describió.
Camará reveló que nunca había experimentado una situación similar. Sin embargo, todavía no había tomado conciencia del desastre que acababa de ocurrir en el estadio Kanjuruhan.
"Nunca había pasado por algo así. En esos momentos solo pensás en que no te pase nada. Cuando todo termina viene lo peor, salimos del vestuario y empezamos a ver mucha sangre, zapatos, zapatillas, ropa por todos lados, los policías comentando que habían muerto dos compañeros. No le deseo esto a nadie. Estar allí dentro fue temer por nuestra vida y tener a 40 o 50 mil personas fuera queriendo nuestras cabezas", se estremeció.
En ese sentido, completó la escena: "Nunca he vivido un momento así, nunca. Temimos por nuestra vida y sin poder hacer nada estábamos acorralados como ratas".