Ni el peronismo ni Juntos por el Cambio ni el kirchnerismo, nada de eso, se eligió empezar a construir desde una exótica y vertiginosa matriz del nuevo sistema político. Milei ganó en 21 de las 24 jurisdicciones del país y rompió con la fuerza de la estructura bicoalicional, que nació desde las presidenciales de 2015.
Se sienta un distinto que leyó los tiempos de furia
Viviana Isasi/ Especial para UNO
A una transversal crisis económica, se le sumó la crisis de representación política que hizo crujir el país. Javier Milei supo leer los tiempos, construyó un histórico culto y atrajo al electorado aun cruzando límites, pero logrando la identidad requerida: “ser distinto”. La irritación era demasiado grande para sopesar razones, la emocionalidad primó y bramó por un radical cambio. “Se ha terminado una forma de hacer política y comienza otra” estampó Milei en su primer discurso como presidente electo.
La campaña de Massa fue profesional, logró sorprender quedando a tan solo 3 puntos de ganar en la primera vuelta y aun sentado sobre datos económicos adversos retuvo el 44% en el balotaje. El 40% del electorado cambió su voto entre las PASO y las generales y ayer volvió a fluctuar, para profundizar el pedido del inicio. Massa anunció que termina una etapa, siempre entendió que este era su tiempo, se lanzó sobre un explosivo que tenía sus enormes riesgos.
Como apunta Diego Genoud en El Arribista del Poder “el tiempo de Massa siempre fue el de la urgencia y los movimientos precipitados… pero Massa ya demostró que no necesita ganar una elección para estar en la cima del poder”.
El peronismo tiene por delante el gran desafío de surfear la fragmentación.
Massa tiene su caudal propio, se lo ganó solito. Queda Axel Kiciloff gobernando la poderosa y dependiente provincia de Buenos Aires, queda Cristina con sus seguidores que buscarán reivindicarla porque se corrió de la escena y dirán que fue por esa razón la derrota. El desorden también reorientará a los gobernadores peronistas, que tendrán que asumir una oposición en transformación.
Será difícil
Milei tuvo un discurso inclusivo para la política pero le envió un mensaje al gobierno al hacerlos responsables de lo que pudiera pasar hasta el 10 de diciembre. Antes Massa, que lo felicitó conocidos los datos finales, había señalado que desde hoy “la responsabilidad de dar certezas es de Milei y de Alberto Fernández”.
Buscó calmar a los mercados que habían apostado por las medidas de Massa (las deudas se van a pagar, les dijo), pero buscó bajar las expectativas del electorado al describir la situación como crítica, donde no hay lugar para el gradualismo ni la tibieza (aprendió quizás de los errores de diagnóstico del primer mensaje del Macri 2015).
Faltan respuestas sobre las medidas propuestas como la dolarización, la reducción de ministerios, y sobre la gobernabilidad que pueda conseguir porque tendrá menos del 15% del total de bancas en Diputados ya que, con 37 legisladores en la Cámara baja, y menos del 10% en el Senado (ocho senadores). Nos gobernará un distinto, que interpretó el clima social y que el mayor caudal político lo tiene ahí, en el electorado ansioso, porque no tendrá gobernadores propios, ni intendentes, ni mayoría en el Congreso y se enfrenta a un contexto dramático. El mismo lo dijo citando a Perón: “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”.
Repercusiones en Entre Ríos
La participación en Entre Ríos fue del 76,25%, la más baja en los 40 años de elecciones presidenciales. El promedio ha sido: el 82,78%.
La pérdida de participación podría ser una alerta que requiera ser observada.
Milei obtuvo el 61,48% de los votos y Massa logró el 38,51%.
El gobernador electo, Rogelio Frigerio, comunicó el triunfo de Milei como “el comienzo de una nueva etapa”. Tiene una posición favorable porque logró cercanos contactos siendo funcionario en la época del menemismo con aquellos que hoy asesoran a Milei.
La intendenta electa de Paraná, Rosario Romero, subrayó que el peronismo retuvo su masa electoral. Y entendió que Milei se favoreció por la unificación de las fuerzas de la oposición.
Causas comunes
El fenómeno Milei logró ser el símbolo de este sector desencantado que creció con inflación y crisis (el 40% del electorado tiene entre 16 y 35 años). Aunque se trató de un candidato con malos resultados en elecciones provinciales logró violentar la discusión. Nunca antes en la agenda pública de este país se analizó la venta de órganos o la portación de armas.
Milei les habló a los jóvenes y logró que lo escuchen sin explicar por qué siendo legislador nacional nunca propuso políticas para este sector. Por su parte, la mayoría de los jóvenes reclaman un mejor funcionamiento del Estado, es decir no coinciden con la mayoría de sus palabras.
El historiador económico Pablo Gerchunoff hablaba de “liderazgos miopes con ausencia de visión”. Se le agrega la axiomática pérdida de credibilidad que pesa sobre la dirigencia en su conjunto. Al panorama lo completan electores desencantados pidiendo por causas que requieren un mejor funcionamiento del Estado, trabajadores discutiendo nuevas reglas ante la espaciosa pérdida del poder adquisitivo. Desafíos económicos y sociales que motivaron a repensar en causas individuales vs. causas comunes y en el valor de la participación democrática.
En la historia de la ciencia política, muchas veces quedó demostrado el voto en contra de los propios intereses. Borges citando a Emerson decía que los razonamientos no convencen a nadie. No convencen a nadie porque son presentados como razonamientos. Entonces los consideramos, los sopesamos, los consideramos, les damos vuelta y decidimos en su contra.
(*) Mg Viviana Isasi. Analista política. Periodista. Docente. Magister en Comunicación e Imagen. Doctoranda en Ciencias Políticas (UB)