El impacto político de la privatización de las transmisiones de fútbol es incierto. Más allá de que se esté de acuerdo con la medida, o que se la fustigue, lo cierto es que una amplia mayoría de argentinos fue expulsada del principal entretenimiento deportivo nacional.
Los votos del fútbol que el PRO no quiere perder
31 de agosto 2017 · 21:06hs
Mirar partidos dejará de ser una opción y a los sectores con menor poder adquisitivo no les quedará otra que seguir los juegos por radio, una propuesta atractiva pero, hay que convenir, diferente.
En el seno del PRO lo que sobran son argumentos para defender la decisión oficial, pero también abundan analistas que no ignoran el disgusto que le generaron en un año electoral a una ancha masa de votantes. Y como paliativo mantuvieron hasta fin de mes la magia de ver goles sin pagar en todos los hogares.
La novedad apareció después de las PASO: los partidos de la Superliga del fútbol argentino podrán verse de manera gratuita hasta fin de año por la Televisión Digital Abierta (TDA). Así lo anticipó Rodrigo de Loredo, presidente de Arsat."El fútbol se va a poder ver por varios meses en la TDA", dijo el funcionario en diálogo con el programa Entre nosotros Rebeca, que se emite por el Canal 10 de Córdoba.
De Loredo insistió en que las transmisiones seguirán siendo gratuitas a través de la TDA "por tres o cuatro meses más" y precisó que "se están discutiendo los derechos y la relación contractual con quienes han adquirido los derechos del fútbol", en alusión a las empresas Turner y Fox.
Esta suerte de respirador artificial se parece y mucho a un paliativo.
No importa que en el mundo el negocio del fútbol por tevé esté casi por completo privatizado, ni que los contratos con los que ganaron la licitación estén firmados. Todo se arregla, se acomoda, al menos hasta que termine el intrincado proceso electoral que tiene al Gobierno y a la oposición es posiciones expectantes. Muy a pesar de lo que dejan saber desde grandes medios, no está claro quién es el dominador y el dominado, electoralmente hablando. Y no vaya a ser que por culpa de un puñado de goles la balanza se incline definitivamente.