Sectores gremiales, de la economía informal, representantes de la cultura, entre otros se movilizaron en protesta por las consecuencias del DNU 70/23 y de la Ley Bases (Ley Ómnibus) del presidente Javier Milei, que avanza sobre derechos adquiridos no solo en el mundo del trabajo y de la economía sino también sobre una amplia cantidad de materias, rubros y sectores. En los días previos a este paro se habló mucho de las consecuencias económicas del ajuste propuesto, de las economías regionales perjudicadas por las retenciones, de la situación de los inquilinos, de los perjuicios a la cultura, de la suma del poder pretendida por el presidente, entre otros valiosos debates. Para todos esos actores las medidas propuestas en esos textos significan un gran retroceso, plantean incertidumbre y panoramas preocupantes a futuro.
Ambiente: el árbol y el bosque
Son tantas las cosas que estas dos normativas pretenden voltear de cabeza o borrar de un plumazo que un bosque, uno importante, se perdió detrás del árbol de la economía, de la inflación, del “no llegar a fin de mes”, cosas inexorablemente prioritarias para la ciudadanía.
Detrás de ese bosque quedó el ambiente. La Ley Ómnibus propuesta por Javier Milei tiene implicancias significativas en varias e importantísimas reglamentaciones ya vigentes en Argentina como la Ley de Bosques Nativos, la Ley de Glaciares y la de Protección Ambiental contra la Actividad de Quema (llamada Ley de Manejo del Fuego) y la ley de Tierras. En el caso de esta última, la Ley 26.737/2011, el proyecto de Milei y sus socios de lo que queda de Juntos por el Cambio, propone la eliminación de las restricciones establecidas sobre la cantidad de hectáreas que un extranjero puede adquirir en zonas rurales. Cualquier análisis sobre a quienes beneficiaría, abunda.
Sobre la Ley 26.331 de Bosques Nativos, habilita la deforestación, sin pautas de conservación, en zonas que hoy están protegidas, en un país donde -por sus controles laxos- las talas y los incendios han arrasado con miles de hectáreas de bosques nativos.
La Ley 26.815 de Manejo del Fuego establece que las quemas deben ser programadas y autorizadas para que no se descontrolen esas habituales prácticas. Pero, para la nueva normativa, una vez pasado un plazo perentorio, la quema se daría por autorizada y quedaría desactivado cualquier control ya que desfinancia los programas de mitigación de incendios del Plan de Manejo del Fuego con sus brigadistas, equipos, aviones hidrantes que hasta el momento venían trabajando en los siniestros, y que tanta faena tuvieron durante la sequía de la Niña. Esto es peligroso no solo para los ecosistemas sino también para cualquiera que tenga una propiedad en el área que se pretenda quemar.
En tanto, las modificaciones a la Ley 26.639 de Glaciares dispone que se podrán realizar explotaciones productivas en el periglaciar, con la contaminación que ello implicaría en esas zonas hoy protegidas por ser áreas de mitigación del cambio climático e importantes reservas de agua dulce.
Ya en campaña, Javier Milei había mostrado su negacionismo en cuanto a la existencia del cambio climático. Para él, el hombre y su actividad productiva extractivista no es responsable del desastre en el ambiente ni de los fenómenos climáticos extremos. Su postura quedó clara en el Foro Económico Mundial en Davos, donde dijo -ante la mirada atónita de líderes mundiales y representantes de organismos internacionales- que “el feminismo y el cambio climático son temas de la agenda socialista”.
Más 80 organizaciones ambientales y sociales han expresado su preocupación por los cambios propuestos en la Ley Ómnibus, argumentando que estos podrían tener consecuencias negativas para el medio ambiente y la sociedad argentina. Pero, frente a la angustiosa situación económica que enfrenta el país, el ambiente no parece ser prioritario. Esto es un grave error ya que las consecuencias de estos fenómenos afectan directamente a la economía. Las inundaciones y las sequias destruyen cosechas y generan grandes pérdidas a sectores productivos que generan divisas, si es eso lo único que le preocupa al actual gobierno.