El final era irreversible. El camino que transitó durante gran parte de la temporada lo llevaba a tomar la ruta del descenso. En barrio San Martín están asimilando el sabor amargo de tener que ceder su lugar en la Primera B Nacional. Después de dos años y medio Atlético Paraná se despide de la segunda categoría del fútbol argentino. Solo restan cinco encuentros para cerrar su participación en la divisional. Ahora en calle Ruperto Pérez deberán realizar una fuerte autocrítica y entender cuál fue el motivo por el que ceden su lugar en la divisional.
Fue el cierre de una gran etapa
El descenso que sufrió Atlético Paraná le pone fin a un ciclo que le brindó grandes alegrías al Pueblo Decano. Ahora es momento de una autocrítica.
Por Matías Larraule
6 de julio 2017 · 09:12hs
Foto UNO/Mateo Oviedo
Hubo varios argumentos que derivaron en este triste desenlace. La campaña en el torneo de transición 2016 condicionó la actuación que debería realizar en la presente temporada. De todos modos, en este certamen el equipo estuvo muy por debajo de lo que aspiró. Comenzó la temporada fuera de los puestos de descenso. Ingresó en la zona roja en el 12° capítulo. Una vez que entró a este sector no pudo salir más.
El Decano pagó un precio muy elevado por una sucesión de errores que no logró corregir. En 38 presentaciones acumuló 31 unidades. Esto se profundizó en el segundo semestre del certamen donde sumó 11 puntos de los 59 que disputó.
La anemia ofensiva fue su gran déficit. Anotó 27 conquistas y recibió 49 tantos. La abstinencia en la red fue la falencia que arrastró del torneo pasado, pero gozó con mayores alternativas para remediarlo.
El estadio Pedro Mutio no fue la fortaleza que necesitaba. Celebró cuatro victorias en 18 presentaciones y sufrió siete derrotas. Su performance en calidad de visitante también fue pobre. Comenzó el torneo con buenos rendimientos en territorio ajeno. Rescató un punto en Gualeguaychú, celebró dos victorias seguidas (Chacarita y Crucero del Norte). Después acumular frustraciones.
Los entrenadores también tuvieron su grado de responsabilidad. Independientemente de ser el técnico más ganador de la entidad, Edgardo Cervilla no encontró el rumbo en el Torneo de Transición. Su salida tampoco le brindó soluciones. Si bien el equipo mejoró en el inicio de la era Darío Ortiz, con el mendocino el Gato no encontró la regularidad necesaria y finalizó realizando una pobre performance. La llegada de Ricardo Pancaldo le devolvía la esperanza. Sin embargo no pudo encauzar el recorrido del equipo.
La dirigencia también deberá realizar su mea culpa. Si bien no hipotecó las finanzas del club por la participación en la BN, tomó medidas que no fueron acertadas. Dilató en demasía la salida de Cervilla en el Torneo de Transición. Demoró más de un mes en contratar a su reemplazante. También falló al contratar a Pablo Migliore cuando la necesidad del equipo estaba orientada en otro sector y cuando el plantel contaba con tres arqueros de nivel. En el tema refuerzos también hubo errores de Ortiz al no aceptar a algunos jugadores que la directiva ofreció.
Se cierra una etapa en barrio San Martín. Un ciclo que le regaló muchas alegrías al Pueblo Decano. Ahora es momento para realizar un análisis y replantear si el anhelo es regresar al Nacional con celeridad o si apostará a dar pasos sólidos para construir un nuevo proceso deportivo que iguale la era que está llegando a su fin.