Imaginemos que Wolfgang Amadeus Mozart, Sor Juana Inés de la Cruz, Simone de Beauvoir, Confucio y varias decenas de notables de la ciencia, la política, el arte y la cultura de todos los tiempos se congregan en una convención de grandes mentes creadoras. Imaginemos que el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y el padre de la astronomía y la física modernas, Galileo Galilei también están invitados y se cruzan en la antesala: ¿qué se dirían?
Dos hombres, dos universos, y la misma pasión por el saber
La escritora y dramaturga paranaense, Ester Brafa, se aventuró a esbozar una respuesta, que esta noche podrá verse en el estreno de su obra, Encantado Freud, soy Galileo, protagonizada por Juan Pablo Amarillo (Galileo) y Horacio Lapunzina (Freud). La puesta se presentará todos los sábados de octubre, a las 21, en el centro cultural La Hendija (Gualeguaychú 171, de Paraná).
El encuentro imaginario entre dos hombres, dos universos, la misma pasión por saber. Escenario dialogó con Horacio Lapunzina sobre esta interesante puesta: "Ellos tienen una carta de invitación y se enteran de que están invitados una gran cantidad de personalidades de la cultura. Se encuentran en la antesala del congreso, y Freud sí sabe quién es Galileo, pero Galileo jamás oyó hablar de Freud, porque entre ellos hay 300 años de diferencia. Es así que se produce una charla y se va dando una cierta complicidad, en tanto ambos son personajes que en sus respectivos momentos históricos fueron totalmente cuestionados, perseguidos, que en el caso de Galileo fue obligado a abjurar".
Tanto el método de experimentación y las observaciones astronómicas de Galileo, como el psicoanálisis y su tarea de desciframiento desataron la condena de los poderes de la época. Y en esta obra, Brafa, se propuso mostrar el lado más humano de estos dos hombres de ciencia: "El encuentro se produce en el sur de Italia, donde Freud, de acuerdo con cartas que se escribía con su mujer y con otros personajes de su época, se sentía verdaderamente relajado, donde se salía de su estructura como investigador. Por lo tanto, se ve un rasgo de Freud más dionisíaco, si se puede decir. Y Galileo, mientras tanto, no tiene ni idea de dónde está ni por qué está en ese lugar. Básicamente, se pasan una hora y 20 minutos hablando, aunque en algún punto del transcurso de la obra se producen algunas cosas conflictivas. Pero no es en los respectivos paradigmas científico donde se cargan las tintas, sino en sus personalidades", señaló el actor.
Copas de vino mediante, ambos personajes comienzan a ponerse cínicos, y no es para menos, si mientras estuvieron vivos las comunidades científica y religiosa los rechazaron a raíz de su intento por correr los límites de lo ya establecido.
Sobre la elección de los personajes, Lapunzina señaló: "Según lo que hemos charlado con Ester (Brafa), a ella siempre le da vueltas en la cabeza la cuestión de la crisis de la fe, tanto en términos de la crisis de la fe cristiana católica, de sus contradicciones de las cuales Galileo y tantos otros fueron víctimas. Y por otro lado, en el caso de Freud, porque él puso en crisis el modelo antropocéntrico, planteando un sujeto escindido, condenado a vivir a través de lo inconsciente, lo que en cierta manera pone en discusión a Dios. Y este encuentro es doblemente interesante, porque además de lo recién planteado, hay que tener en cuenta que Galileo, a pesar de todo, era creyente; mientras que Freud era ateo, y eso los enfrenta".
Las entradas se consiguen en la boletería del centro cultural La Hendija antes del comienzo del espectáculo.